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La hora decisiva de Lusic: el “fierro caliente” que nadie quiere tomar PAÍS

La hora decisiva de Lusic: el “fierro caliente” que nadie quiere tomar

Hasta anoche, el recuento de votos que hizo La Moneda arrojaba un escenario de “incertidumbre” para el ascenso de la candidata del Presidente Piñera a la Corte Suprema, ya que en la oposición y en la propia derecha hay senadores que no estarían dispuestos a respaldar la llegada de la magistrada al máximo tribunal del país en la votación de esta tarde en la Sala de la Cámara Alta. Uno de los puntos que más ruido ha generado entre los parlamentarios es el vínculo de Lusic con el operador judicial John Campos, con quien mantiene una relación cercana de años, pero que la jueza no dudó en hipotecar con omisiones y evasivas cuando fue inquirida por ello en la comisión de Constitución, Legislación y Justicia. No se hizo cargo de los antecedentes de Campos, que incluyen agresiones físicas reiteradas a menores de edad, ingresar y dar alcohol a niños y adolescentes en jornadas de paseo, disparar contra los mismos escopetas de aire comprimido cuando perdían en competencias deportivas, y hasta denuncias que revisten carácter de abuso sexual.


El turbulento trámite en el que se transformó la nominación de la jueza Dobra Lusic y su eventual llegada a la Corte Suprema, tiene un factor en común: que ninguno de los tres Poderes del Estado se hizo cargo de sus errores en este proceso y ahora todos tomaron distancia de un nombre que, semanas atrás, contaba con un apoyo transversal. Hoy a las 15:30 horas la Sala del Senado definirá si la dos veces votada como mayoría en las quinas de la sUprema y elegida por el Presidente Sebastián Piñera, logrará ocupar un sillón en el máximo tribunal, algo que está en suspenso, ya que los cuestionamientos a su trayectoria debilitaron los apoyos a su candidatura, tanto en la oposición como en el propio oficialismo.

Hasta última hora de anoche, el mapeo de La Moneda –a cargo del ministro de Justicia Hernán Larraín– no arrojó los mismos números que tuvo en sus manos tras el trabajo realizado durante la semana pasada y que daban una ratificación asegurada a la propuesta presidencial. De hecho, imperaba la incertidumbre.

Si bien la posibilidad está abierta hasta último minuto, lo cierto es que el Presidente Piñera ya optó por no retirar el nombre de Lusic y, por lo tanto, se jugaría en el Senado la misma carta que empleó en su primer mandato, cuando tras haber nombrado al juez Juan Manuel Muñoz Pardo, prefirió no reconocer el error y lo dejó caer en manos de la Cámara Alta.

En aquella ocasión, si bien en un principio el nominado tuvo un apoyo transversal, durante el trámite salieron a la palestra afirmaciones en torno a que el magistrado consideraba que en Chile no era aplicable la Convención sobre Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra, además de los Convenios de Ginebra, situación que llevó a la DC a retroceder en sus apoyos, al igual que sus pares de la oposición, por lo que su nombre llegó muerto a la Sala.

En esta ocasión y así lo leyó un sector de la oposición, la Corte Suprema dio una señal clara en los últimos días después de conocer los antecedentes que se le colaron bajo sus propias narices: un llamado a no votar por Dobra Lusic.

Esta lectura nació después de las palabras del vocero de la Suprema, Lamberto Cisternas –que en esa condición habla por toda la Corte y no solo por cuenta propia–, cuando reconoció que la votación que le entregó la mayoría a la magistrada “habría sido diferente de conocerse estos antecedentes”. En el gobierno sus dichos causaron molestia, pues consideraron inaudito que a mitad de camino los supremos “se echen para atrás” y que lo ideal –explicaron– es que tras el último pleno hubieran reconocido y solicitado el retiro del nombre de la jueza, situación que no ocurrió.

Pero como borrar los antecedentes del certificado que emite el Registro Civil en modo alguno elimina las denuncias hechas en su contra, el delito cometido y la sentencia penal correspondiente están en el expediente del favorito de Dobra Lusic para las suplencias en notarías de Santiago –aunque ella lo niegue– y que además ejercía como jefe de campaña de la jueza para acceder a la Suprema. Así, figura un cúmulo de antecedentes que incluyen agresiones físicas reiteradas a menores de edad, ingresar y dar alcohol a niños y adolescentes en jornadas de paseo, disparar contra los mismos escopetas de aire comprimido cuando perdían en competencias deportivas, y hasta denuncias que revisten carácter de abuso sexual.

Durante el último comité político ampliado, llevado a cabo el lunes, La Moneda fue advertida de la incertidumbre que impera con la postulación de Lusic. Desde la UDI pusieron sobre la mesa una situación que terminó por tomar forma durante la semana: el cómo desde la oposición la magistrada perdía votos, lo que dio cuenta de lo pantanoso que es el escenario para la votación de esta tarde.

Tras el almuerzo de la bancada de senadores de ayer, RN optó por dar libertad de acción a su bancada, mientras que la UDI no logró una posición definitiva y reconocieron que el tema “está en veremos”, a la espera de ver cómo se alinean los votos hoy.

Ninguna de estas dos respuestas de los dos principales partidos de Chile Vamos fueron vistas con buenos ojos en La Moneda, porque el nombre de Dobra Lusic es una decisión del Presidente Piñera, como también la de insistir y no retirar su candidatura, por lo que la señal de falta de respaldo de sus propias huestes no es favorable para el Mandatario.

Para este cupo vacante que dejó Milton Juica en la Corte Suprema, todos entendieron que esta vez era el turno de la oposición, una fórmula binominal aplicada desde el retorno a la democracia. El problema es que en las tratativas de La Moneda quedó fuera el PPD, según acusó el partido presidido por Heraldo Muñoz y, por ende, la nominación de Lusic se cocinó entre el senador PS Juan Pablo Letelier –apuntado como el “jefe de campaña” de la magistrada– y su par de la DC, Francisco Huenchumilla. He ahí la responsabilidad que hoy desde el PPD le achacaron a la administración piñerista por “no haber negociado bien”, y ayer fueron un paso más allá al pedir a La Moneda que retirara el nombre de la magistrada.

A pesar del protagonismo de Letelier y Huenchumilla en las tratativas previas a la nominación y de las loas públicas que varios senadores de la ex Nueva Mayoría hicieron sobre Lusic hace solo una semana, lo concreto es que hoy no quieren hacerse cargo de la responsabilidad que les compete en que llegue a la Corte Suprema una jueza tan cuestionada. Insisten en que el nombre lo eligió el Gobierno, mientras que en Palacio se defendieron recalcando que el cupo tocaba a sus adversarios, que ese fue el nombre que se negoció y que, por eso, se nominó.

Dime con quién andas…

A horas de la votación en el Senado, siguen conociéndose particularidades de la ministra Lusic y de su operador judicial John Campos, con quien mantiene una relación cercana de años, pero que no dudó en hipotecar con omisiones y evasivas cuando fue inquirida por ello en la comisión de Constitución, Legislación y Justicia.

Conocida por tener una personalidad conflictiva, altas fuentes del Poder Judicial añadieron que uno de los rasgos más notorios de Lusic es el establecimiento de relaciones personales de carácter instrumental, aunque el destino de esos afectos haya sido, en algunos casos, superiores jerárquicos de dudosa moralidad y que han enfrentado procesos por tráfico de influencias.

Dentro de este tipo de vinculaciones, recordaron en el Poder Judicial, una de las más bulladas fue su cercanía con el ex Presidente de la Corte Suprema Servando Jordán, quien persiguió a periodistas y enfrentó dos acusaciones constitucionales, en una de las cuales se le acusaba de intervenir irregularmente en el proceso contra el ex fiscal Marcial García Pica, quien era uno de los protectores del narcotraficante Mario Silva Leiva, el “Cabro Carrera”.

La otra relación, que según distintos magistrados fue aun más estrecha, la estableció con el destituido también ministro de la Suprema, Luis Correa Bulo, llegando a ser parte de su núcleo duro. Correa Bulo fue destituido por sus pares por graves acusaciones de tráfico de influencias, al comprobarse reuniones reservadas con el abogado del exsubprefecto de Investigaciones Sergio Oviedo, mientras era requerido por narcotráfico por Estados Unidos en 1992.

Aunque la relación que la une con el operador judicial John Campos difiere de las otras dos, debido a que es ella en este caso la que acumula mayores grados de poder, su relación también es instrumental, dadas las relaciones transversales que ha cultivado Campos con el mundo judicial y político para “operar” y ofrecer sus “virtudes” en función de captar votos para ministros del Poder Judicial, notarios y para fiscales regionales del Ministerio Público.

Campos –como es públicamente conocido– fue condenado en una causa por maltrato infantil cuando era el director del Hogar Familiar de Parral. Siendo sentenciado a una pena de crimen, por lo cual no podría postular a cargos públicos, Campos se acogió al Decreto Ley 409 del Ministerio de Justicia que establece normas relativas a reos y mediante el cual pudo borrar sus antecedentes delictuales del Registro Civil. Por esta misma razón es que pudo jurar como abogado ante la Corte Suprema, tras titularse de licenciado en Ciencias Jurídicas de la ex Universidad de Ciencias de la Información (Ucinf), ligada a la UDI, y en especial a su ex decano, Juan Jorge Lazo, ex subsecretario del Trabajo de Pinochet y actual director del Diario Oficial. Juan Jorge Lazo forma parte también de círculo cercano de Dobra Lusic.

Pero como borrar los antecedentes del certificado que emite el Registro Civil en modo alguno elimina las denuncias hechas en su contra, el delito cometido y la sentencia penal correspondiente están en el expediente del favorito de Dobra Lusic para las suplencias en notarías de Santiago –aunque ella lo niegue– y que además ejercía como jefe de campaña de la jueza para acceder a la Suprema. Así, figura un cúmulo de antecedentes que incluyen agresiones físicas reiteradas a menores de edad, ingresar y dar alcohol a niños y adolescentes en jornadas de paseo, disparar contra los mismos escopetas de aire comprimido cuando perdían en competencias deportivas, y hasta denuncias que revisten carácter de abuso sexual.

Dentro de los testimonios más crudos que contiene el expediente está el de Laurentina del Carmen Méndez, quien en 1997, declaró que “yo sentí que el director lanzaba al niño contra el clóset de la pieza. Eso lo noté por el sonido que escuchaba (…). Como al segundo o tercer día, el niño se quejaba mucho y le pude ver la espaldita llena de marcas. Tenía casi toda la espalda morada”.

O.F.S., de 9 años en esa fecha, narró que en “el verano cuando estábamos en la montaña, una vez el tío John nos hizo sacarnos las zapatillas y nos dijo que corriéramos y el tío nos disparó con un rifle, a mí me pegó con postón atrás y me dejó una marca y salió un poquito de sangre”. En otras de las declaraciones, siendo director del centro de Parral del Hogar de Cristo, E.C.U. –estudiante de 2° medio en la época– cuenta que Campos llevaba a los paseos distintos tipos de licores y denuncia que hacía beber a los menores. “Todo el licor que señalé lo tomábamos el tío John y los niños más grandes. A veces lo hacíamos por orden de él y otras, por nuestra cuenta”.

En el proceso en que resultó condenado a pena remitida, presentaron certificados de honorabilidad en su favor el actual ministro Hernán Larraín y José Joaquín Matte Varas, obispo emérito castrense, entre otros.

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