Un estudio del CIAE de la Universidad de Chile y de las Universidades de Tarapacá y Mayor encontró que las mujeres en el campo de la educación tienen un 22% más de probabilidades de abandonar la investigación que sus pares hombres.
A pesar del incremento de la participación de mujeres en la academia, éstas siguen enfrentando barreras estructurales y culturales que limitan su productividad, liderazgo y promoción académica. Así lo detectó un estudio de investigadores del CIAE de la Universidad de Chile, junto a las universidades de Tarapacá y Mayor. El estudio, recientemente publicado en la revista “Journal of Diversity in Higher Education”, ha puesto de manifiesto importantes inequidades de género en las trayectorias de los investigadores en educación en Chile.
El análisis, que abarcó a 5,702 autores que publicaron en revistas indexadas en Scopus entre 2011 y 2021, encontró que las mujeres tienen un 22% más de probabilidad de abandonar la investigación, siendo el riesgo especialmente alto al comienzo de sus carreras.
“Estas brechas de género, que se explican por diversas barreras estructurales y culturales a las que se enfrentan las investigadoras, tienen importantes consecuencias para la promoción académica de las mujeres, y para el desarrollo del campo de la educación en su conjunto”, explica Lorena Ortega, investigadora del CIAE y una de las autoras del estudio.
Además, las investigadoras publican en promedio un 21% menos artículos que sus colegas hombres. Aunque el número de publicaciones aumenta con los años de experiencia, este crecimiento es menos pronunciado para las investigadoras.
El estudio también destacó que las investigadoras tienden a colaborar más a nivel nacional, mientras que los hombres participan más frecuentemente en redes internacionales.
“Es necesario diseñar y aplicar políticas que fomenten la retención, productividad y visibilidad de investigadoras jóvenes y que promuevan equipos de investigación con diversidad de género y experiencia“, agregó Ortega
Los resultados del estudio sugieren que la sobrerrepresentación de las mujeres en ciertos campos de estudio, como la educación, no necesariamente se traduce en dinámicas relacionales, desarrollo profesional y culturas organizacionales más equitativas en términos de género.
Como recomendaciones, los autores también añaden políticas institucionales que favorezcan un reparto equitativo de las tareas de investigación, docencia, extensión y servicio entre hombres y mujeres; y medidas de apoyo para equilibrar la vida laboral y personal.