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El 1 de Mayo, Mario Salas y un libro chanta

El 1 de Mayo, Mario Salas y un libro chanta

Quizás motivado por el Día del Trabajo (¿o del trabajador?) o, tal vez, por el discurso incendiario del técnico de Universidad Católica, el periodista Aldo Schiappacasse se dejó embaucar por la portada de un texto cuyo contenido no es coherente con la palabra “rebelión” de su portada.


Por ese título que seduce, porque conecta con el lado más “subversivo” del fútbol, sumado a esta fecha tan emblemática para el mundo obrero y -ya en el universo reducido del balompié nacional- con la figura del “Comandante” Mario Salas, estratego de la UC, quien nuevamente irrumpió con declaraciones agitadoras, Aldo Schiappacasse ofrece una columna en la Revista El Ágora (www.elagora.net) acerca de un libro que ofrece menos de lo que promete en su tapa:

“El próximo torneo vamos a hacer cuarenta goles y no nos van a hacer ninguno’, exclamó Mario Salas ante la atónica mirada de los periodistas. Cansado de asumir la defensa de la Universidad Católica, de don Luis Larraín, de Buljubasich y de Botinelli, el Comandante se salió de sus casillas cuando le reprocharon la falta de equilibrio de su escuadra. Y pronunció la amenaza-promesa con su voz más panfletaria.

“Abrumado en la constatación que ni siquiera su estilo guerrillero sirvió para sacudir a los cruzados de sus peores pecados, y empantanado donde tantos otros se han hundido, su propia arenga le devolvió a Mario Salas -el hombre que sigue al Che Guevara, que lleva a sus jugadores a ver obras de Proust y que recita a Bertolt Brecht- el fuego interno que en su actual investidura debe batallar para reprimir. No es San Carlos el sitio más propicio para revoluciones.

“Pensando en el ex entrenador de la Sub 20 -y, por qué no, en el 1 de Mayo- tomé un libro que suponía contestatario, a partir de la portada provocadora y de un título para encantar serpientes: “Fútbol, llamado a la rebelión. La deshumanización del deporte”. No era lo único que me provocaba; está firmado por Fernando Signorini, un preparador físico argentino de extraño currículum. Trabajó con Menotti y con Bilardo, fue asesor personal de Diego Maradona y el PF de la Selección en el Mundial del 2010.

“Había una última razón para elegirlo: me intriga el pensamiento de los preparadores físicos tras la irrupción de Luis María Bonini en los medios de comunicación. Algo debe haber tras la figura cautivante de un profesor de educación física dando cátedra universal. A ese respecto, sólo rescato dos frases del libro:

“1.- ‘El fútbol no sirve para ser feliz. En realidad, ¡no sirve para nada!’.

“2.- ‘El preparador físico no debe sentarse en el banquillo. Si un jugador no sabe hacer el trabajo de calentamiento antes de ingresar, ni él ni el preparador hacen bien su trabajo’.

“Dicho eso, deberé decir que para los revolucionarios, izquierdistas, zurdos trasnochados y nostálgicos del socialismo el libro vale un carajo. Aquí no está la reivindicación futbolera, la lucha de clases en los estadios y las canchas, el desprecio por el producto y las sociedades anónimas, los capitales árabes o el Gobierno privatizando las ganancias y estatizando la inversión. Lo único que hay son unas crónicas extrañas sobre la preparación “científica” del cuerpo ya gastado de Diego Armando, desde su período de Nápoles hasta su ocaso en Sevilla, ignorando Signorini lo que todos sabemos de esa etapa del 10. Sobre fármacos y estimulantes ni una línea. ¿Por qué eligió entonces ese título? Pues para cazar incautos y soñadores; rebeldes y disconformes; revolucionarios de buzo y apóstatas del micrófono. Nos metió el dedo en la boca e hizo el trabajo con gusto.

“Buscaremos algo, durante el largo receso, para paliar las penas de Mario Salas. El hombre de izquierda que recaló en la institución donde el poder está en las sombras, donde el presidente vive escondido y los hinchas ya planean el asalto al castillo. Más temprano que tarde caminará el nuevo hombre cruzado por las anchas alamedas que llevan a la precordillera, ‘Comandante”.

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