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La Conmebol y sus problemas para asumir los costos de la Copa América

La Conmebol y sus problemas para asumir los costos de la Copa América

Luego de las acusaciones de corrupción que pesan en su contra, la Confederación Sudamericana está actuando con cautela con todos sus movimientos financieros. Ya no será tan fácil, como era hasta hace poco, cumplir con los costos de los grandes, medianos y pequeños eventos. Los premios del certamen continental contemplan la cancelación de 10 millones de dólares a repartir entre los cuatro primeros. Y la estadía de las doce delegaciones también tiene que ser asumida.


El campeón de la Copa América recibirá cuatro millones de dólares. Tres millones de la misma moneda serán para el segundo, dos para el tercero y uno para el cuarto. Esos valores fueron pactados mucho antes del escándalo de corrupción que remece a la FIFA y que afecta directamente a la Conmebol, por lo que es bueno preguntarse si alguien arriesgaría su intachable reputación involucrándose en una operación que en un futuro no muy lejano pudiera ser cuestionada.

Es que el ente que organiza la Copa América tendrá que justificar, a diferencia de lo que ocurría hasta hace semanas, cada centavo que utilice. Y tampoco podrá resolver el inconveniente con una llamada telefónica a ejecutivos interesados en futuras licitaciones, porque ese eventual aporte “desinteresado” podría sumarse a la investigación de la fiscal Loretta Lynch. Y a estas alturas, difícilmente alguien quiera arriesgar su libertad a cambio de un par de ceros en su patrimonio.

¿Quién asumirá el costo de estadía de las doce delegaciones? En los torneos anteriores todos los gastos, incluido premios, los asumía la Conmebol, a través del financiamiento que recibía por parte de los sponsors y de las empresas que se habían “adjudicado” los derechos de televisión. Pero en este momento tan delicado no existe ese recurso, o si existe no se puede tocar hasta que se compruebe su transparencia, porque todas las compañías que podrían costear los compromisos están en la investigación de la Fiscalía General de Estados Unidos y el FBI.

Cada delegación que participa en la Copa América puede estar integrada por un máximo de 50 personas, entre jugadores, cuerpo técnico, profesionales de salud, dirigentes, etc. Es decir, estamos en presencia de gastos de alojamiento, alimentación, transporte, entre otros, para 600 personas. Sería interesante saber si el Gobierno de Chile asumió esa responsabilidad, como se especula en medios extranjeros.

Las empresas que voluntariamente vieron en el fútbol un medio lícito para invertir en publicidad tienen que intermediar entre la Conmebol y las compañías que manejan los distintos derechos. Esos inversionistas han manifestado su intención de seguir con sus compromisos, pero sin interlocutores, cuestión que dilataría la entrega de los recursos.

Cuando se inauguró la Copa América, el 11 de junio, llamó la atención la ausencia de las máximas autoridades de la Conmebol. Es que había mucho trabajo en intentar transparentar tanto asunto engorroso, pero también harto que cranear para cumplir con los 10 millones de dólares en premios y otros gastos del certamen.

El presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol y vicepresidente de la Conmebol, Wilmar Valdez, afirmó, con la cuota de humor que le quedaba, lo siguiente: “Con lo que ha ocurrido en la Conmebol no hay para hacer un libro, hay para hacer 20”.

Valdez dijo a Ovación de Uruguay que “todo esto que ha pasado afectó el cumplimiento de pagos. El presidente (Miguel Angel Napout) está piloteando la crisis, porque tiene las cosas claras, tiene un rumbo y eso en un momento complicado es muy importante”.

Por su parte, Carlos Chávez, titular de la Federación Boliviana de Fútbol y tesorero de la Conmebol, afirmó a Folha de Sao Paulo que “se van romper” los contratos con la empresa Datisa, que fusionó a Traffic con Full Play y Torneos y Competencias, porque “no tenemos cómo mantener un contrato que no se paga”.

Seguramente entre whiskys y bebidas energéticas, más de algún connotado dirigente de la Conmebol debe haber sugerido renunciar a algún porcentaje de las futuras “ganancias”, o aportar cada uno con parte de la “maquila” conseguida por sus sacrificados y “desinteresados” aportes a la pasión que tanto aman. Pero tras esa idea, otro “intachable” debe haber preguntado: ¿Y qué hacemos con los premios de la Libertadores y la Sudamericana que se nos vienen encima como la fiscal gringa?

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