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La Roja supo reaccionar para vencer a Paraguay: 3-2

La Roja supo reaccionar para vencer a Paraguay: 3-2

El cuadro de Sampaoli se mostró excesivamente displicente tras la tempranera apertura de la cuenta y casi le cuesta caro. El seleccionado guaraní reaccionó en el segundo tiempo y en dos minutos pasó al frente en el marcador. Está visto: el jugador chileno no puede dejar de lado la aplicación total ni pretender jugar baby fútbol para llegar al gol.


Pareció que la Selección iba a superar sin mayores contratiempos este único compromiso previo a las clasificatorias para Rusia 2018. Sobre todo luego que, tras el tempranero gol de Felipe Gutiérrez, a los 7 minutos, la Roja controlara las acciones prácticamente sin oposición. Sin embargo, esa misma comodidad en el juego hizo que el cuadro se relajara y al final terminó ganando por 3 a 2 bien cerca del final, y cuando ya la paridad a dos no parecía un resultado de esos rotundamente injustos.

Está visto, lo hemos comprobado en reiteradas oportunidades como para seguir incurriendo en el mismo error, que los equipos chilenos no saben afrontar un partido como el que se estaba dando en la primera etapa. Hijos del rigor, nuestras posibilidades se basan en una aplicación absoluta y en no hacer de perdonavidas.

Frente a un cuadro paraguayo que se veía extremadamente limitado, más todavía que ese de la reciente Copa América, la Selección bajó sus revoluciones tras el gol de la transitoria ventaja. En lugar de aprovechar los muchos vacíos, los varios errores de marca que cometía Paraguay, los jugadores de la Selección abusaron del toque y de la jugada lucida pero superflua. Era como si, por momentos, creyeran estar jugando baby fútbol en una práctica. Como si pretendieran batir a Silva, el golero guaraní, llegando hasta sus propias barbas.

Como tantas otras veces, además, Sánchez abusó de su extraordinaria habilidad para intentar la jugada individual y perfecta. Por ahí le resultó, como en la apertura de la cuenta, cuando tras dejar a dos o tres defensores paraguayos pegados como postes, abrió hacia la derecha, para la entrada libre de Isla cuyo centro, tras un rebote de la defensa en un despeje desesperado, le quedó a Gutiérrez para la zurda y en la boca del arco sólo tuvo que tocarla. Pero otras veces eligió mal, lo que significó que cargas propicias terminaran por desperdiciarse.

La actitud displicente de varios estuvo a punto de pasarles la cuenta en el minuto 35. Perdió una pelota Valdivia en la salida y Pérez la metió profunda para José Ortigoza. Sólo el oportuno achique de Johnny Herrera impidió que la jugada terminara en gol. ¿Merecía Paraguay irse al descanso con el marcador en equilibrio? La pregunta es del todo inconducente, porque el fútbol no suele ser cuestión de merecimientos. Más bien es de eficacia y goles. Es cierto que, salvo esa jugada, el equipo del “Pelado” Díaz no había llegado al área de la Roja, pero de haberse producido el transitorio empate a uno no habría sido un hecho inédito en el fútbol.

Lo más importante pensando en lo que viene: ¿un delantero brasileño nos habría perdonado en una jugada como esa?
Que Paraguay no podía seguir jugando como hasta ahí lo había hecho quedó en claro con los dos cambios que Ramón Díaz hizo para la segunda etapa. Los ingresos de Benítez y Domínguez, por José Ortigoza y Romero, respectivamente, dejaron en claro que su actitud iba a ser otra. Y lo fue, al punto que en apenas dos minutos Paraguay lo dio vuelta, aprovechando en el 1 a 1 lo mal parada que quedó la defensa y en la transitoria ventaja desnudando un mal endémico del fútbol chileno: el juego aéreo.

Porque la Roja aún no se reponía del empate anotado por Fabbro, a los 50 minutos tras remate de un descuidado Samudio ante el cual Herrera dio rebote, cuando, tras un tiro de esquina, Moreira recibió en tres cuartos de cancha para enviar el centro ante el cual se elevó sin oposición Benítez, clavándola junto a un palo.

De ganadora, la Roja pasaba a perder un encuentro que constituía el único examen previo a enfrentar a Brasil, el 5 de octubre en el camino a Rusia.

Con conocidas ausencias y jugadores que desde la consecución de la Copa América no han visto acción, como Valdivia, Jara e Isla, la Roja estaba obligada a sacudirse y a despertar. Y eso, sin duda, lo hizo bien. Porque a los 54 Junior Fernandes estrelló su disparo en el travesaño, tras centro atrás de Isla, y poco después fue Gutiérrez quien supo capitalizar otro desborde del lateral volante, muy bien habilitado por Sánchez.

Con la tranquilidad recuperada, la Roja demostró, en esa instancia, que pretendía romper un empate que Paraguay atesoraba como un muy buen resultado. Sin desesperarse, con ese oficio que dan los triunfos y el recorrido, Chile buscaba el gol del triunfo ante un Paraguay decididamente echado atrás.

A los 82, Valdivia encontró el claro justo para el pase profundo a Henríquez y el centro de este no pudo ser rechazado por la defensa paraguaya, corriendo de frente a su arco. Por el otro extremo apareció Alexis Sánchez para terminar con su sequía goleadora y convertir un gol muy similar al que anotara frente a Australia, en el Mundial de Brasil 2014.

Con la tarea cumplida, la Roja optó por asegurar una victoria que le había costado mucho más trabajo que el que sus jugadores en un momento determinado pensaron. Se dedicaron a tocar, a hacer circular el balón frente a un cuadro paraguayo que nunca mostró mucha abundancia de ideas, pero que podía hacer daño en el contragolpe y en alguna pelota detenida.

Pormenores
Partido amistoso
Estadio: Nacional.
Público: 25 mil personas, aproximadamente.
Arbitro: Mauro Vigliano, de Argentina.

SELECCIÓN DE CHILE: Herrera; Isla, Medel, Jara, Mena; M. Fernández, Díaz, Valdivia, Gutiérrez; J. Fernandes (57´ Henríquez), Sánchez.

SELECCIÓN DE PARAGUAY: Silva; Moreira (60´ Patiño), Gómez, Valdés, Samudio; Aranda, Romero (46´ Domínguez), N. Ortigoza (86´ Rojas), Fabbro (80´ Almirón); Pérez (65´ Mencia) y J. Ortigoza (46´ Benítez).

GOLES: Para Chile, Gutiérrez a los 7´y 63´ y Sánchez a los 82. Para Paraguay, Fabbro a los 50 y Benítez a los 52´ (cabeza).
Tarjetas amarillas: En Chile, Isla. En Paraguay, Valdés, Fabbro, Pérez y Benítez.

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