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El “Pitbull” se llevó otra ovación La figura:

El “Pitbull” se llevó otra ovación


Fue, durante la Copa América, punto alto siempre. El que, con su actitud y temperamento, encarnó mejor que nadie lo que se espera de un jugador seleccionado. Gary Medel fue, frente a Paraguay, y como siempre, ese jugador incansable e inclaudicable que con todos los merecimientos se ha ganado el favor de la galería.

Es cierto: por distintos motivos, Sampaoli no pudo esta vez contar con Bravo, Vidal, Vargas y Aránguiz, pero mientras el Gary esté en la cancha ese fuego sagrado del equipo seguirá presente.

Como tantas veces, el “Pitbull” se transformó en figura de un equipo en que claramente él es uno de los estandartes. Atento en la marca, aplicado en cada cierre y generoso para auxiliar al compañero que es desbordado, Medel fue todo un “Mariscal” frente a los paraguayos. Como lo había sido esa noche inolvidable del 4 de julio, frente a los argentinos, en una final de recuerdo imperecedero.

En pleno segundo tiempo fue víctima de una violenta entrada de Mencia, que fue con los estoperoles excesivamente arriba para frustrar el despeje del Gary. Una jugada que claramente merecía, por lo menos, una tarjeta amarilla que el pito argentino Vigliano se guardó incomprensiblemente. Porque si hubiera sido Roja ni el “Pelado” Díaz habría protestado.

Tirado en el pasto, quedó claro que no se trataba de un foul cualquiera. Porque el “Pitbull”, duro entre los duros, no es de los que simulan.

Y cuando lo atendieron y le bajaron la media para ver la magnitud de la lesión, la sangre del corte que había producido la entrada a destiempo de Mencia dejó en claro que la falta no era de las menores en un partido que, en la segunda etapa, sobre todo, se había vuelto excesivamente áspero y friccionado.

Otro cualquiera habría abandonado la cancha, pero no el “Pitbull”. A la orilla del terreno lo atendieron y a jugar nuevamente. Con la misma presencia y jerarquía de siempre. Muy amistoso habrá sido el partido, pero no esperen que el Gary saque cuentas de que una lesión podría costarle el puesto en el Inter.

Si así lo pensara, no sería el Gary Medel que todos conocemos. Ese que, reingresado al terreno de juego, se llevó la ovación multitudinaria que sólo son capaces de provocar los grandes.

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