Ambas campañas electorales trataban de incidir en las decisiones de la población.
En aquel mundo en donde el Internet era solo una idea futurista, la Unión Soviética seguía intacta y la música todavía funcionaba a través de la radio y los cassettes. En donde todas las comunicaciones se complicaban y 1988 estaba siendo clave para Chile. Fue hace 30 años que el plebiscito del Sí y el No se convirtió en un hito que cambió la fisonomía completa de este largo país.
En ese tiempo, ambas campañas electorales nos conectaron con la posibilidad de pensar qué tipo de país queríamos habitar y qué tipo de política llevaría las riendas de la economía, la educación, la salud y las reglas sociales que hasta hoy nos rigen. Es por eso que tanto la propaganda oficialista como la campaña disidente usaban arengas y estrategias comunicacionales para convencernos de cuál era el camino a seguir electoralmente.