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Cúpula de Hamas entra en clandestinidad para evitar asesinatos selectivos

«Desaparición» de líderes del movimiento islamista se debe a la decisión del ministro israelí de Defensa de «elevar» el listado jerárquico.


El movimiento islámico Hamas evacuó sus principales centros de poder en Gaza ante el temor de que Israel emprenda una campaña de asesinatos selectivos contra los líderes islamistas en la franja tras la escalada bélica de las últimas semanas.



La oficina del jefe del gobierno de Hamas en Gaza, Ismail Haniye, se encontraba vacía este lunes, y su titular en paradero desconocido, por miedo a un atentado de los servicios secretos israelíes, dijeron a Efe fuentes islamistas que pidieron el anonimato.



Haniye -quien no aparecía en público desde hace ya varios días- y otros líderes islamistas han pasado a la clandestinidad, y «sólo un pequeño grupo de guardaespaldas» conoce sus movimientos, según las informaciones de la prensa extranjera recogidas por medios locales.



Ni siquiera uno de los portavoces del movimiento, Taher Nunu, respondía el teléfono, por miedo a que la conexión desvele al Ejército israelí su ubicación.



Esta «desaparición» de líderes de Hamas se debe a la decisión de anoche del ministro israelí de Defensa, Ehud Barak, de «elevar el listado jerárquico» de los blancos de asesinatos selectivos, de la que informan los diarios «Haaretz» y «Yediot Aharonot».



Entre 2002 y 2004, Israel empleó intensivamente esta política de aniquilación de líderes islamistas para disuadir a los grupos armados palestinos de perpetrar atentados suicidas.



En su última fase mató en dos bombardeos a los máximos dirigentes de Hamas en Gaza: su fundador, el jeque Ahmed Yasín, y su sustituto, Abdelaziz Rantisi.



Respuesta sin precedentes



Hamas advirtió a Israel de que responderá de una «forma sin precedentes» a toda «estupidez» que cometa el Estado Judío.



Aunque los citados rotativos consideran «improbable» que la actual orden de Barak incluya a líderes políticos, sino únicamente a los comandantes de los brazos armados, el viceprimer ministro israelí, Haim Ramón, fue hoy más vago al hablar del rango de los blancos.



«Todo aquel que esté involucrado directa o indirectamente en ataques contra civiles está en el punto de mira. O se es líder político o se es terrorista, no se puede ser ambas cosas», advirtió Ramón en un encuentro con periodistas.



Israel pretende así disuadir a las milicias palestinas de que disparen cohetes artesanales contra su suelo, como el que el sábado pasado hirió de gravedad a dos hermanos, de ocho y 19 años, en la ciudad de Sderot, situada a dos escasos kilómetros de Gaza.
Desde el domingo, las milicias palestinas han disparado un solo Kassam, según datos del Ejército israelí que confirman que los activistas de Gaza responden durante tres o cuatro días con una lluvia de proyectiles al asesinato selectivo de sus miembros para luego reducir la intensidad.



Seis milicianos y un maestro de escuela murieron el pasado jueves en varios ataques del Ejército israelí en el norte de Gaza.



En lo que va de año, las localidades israelíes vecinas a la franja han visto caer más de 630 de estos rudimentarios proyectiles, que apenas causan víctimas, pero generan gran alarma en la opinión pública y presión en la clase política.



Unos 150 residentes de Sderot marcharon hoy por la arteria principal de Tel Aviv para pedir por segundo día consecutivo la dimisión de Barak y del primer ministro israelí, Ehud Olmert, a los que acusan de reaccionar con tibieza al fuego de Kassams.



Pseudos-tregua



Si Israel asesinara a un líder de Hamas, pondría fin a un acuerdo tácito de 2005 alcanzado a dos bandas por el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, con Israel, por un lado, y con los islamistas, por otro.



Esta pseudo-tregua, cuya existencia nunca ha reconocido Israel, implicaba la suspensión de los ataques suicidas contra civiles israelíes a cambio del cese de los asesinatos selectivos de dirigentes palestinos o cabecillas de la Intifada.



Desde entonces, Israel la ha aplicado sólo contra milicianos de Hamas y dirigentes de la Yihad Islámica, facción que no aceptó la tregua de Abás y se atribuyó entre finales de 2005 y principios de 2007 los siete ataques suicidas cometidos en suelo israelí.



Las cosas podrían cambiar ahora, después de que, por primera vez en tres años, el brazo armado de Hamas reivindicase la semana pasada el atentado suicida que costó la vida a una mujer de 73 años en la ciudad israelí de Dimona.



EFE

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