El presidente tibetano, Qiangba Puncog , defendió la actuación de las fuerzas chinas e indicó: «Me gustaría saber si hay algún Gobierno defensor de la democracia y vigencia de la ley que toleraría tal violencia».
El presidente de la región autónoma del Tíbet, Qiangba Puncog, aseguró este lunes que la policía y el ejército chinos «no hicieron uso de armas» en la represión de las manifestaciones de la semana pasada, que acabaron, según Beijing, con 13 muertos y 60 heridos.
Puncog señaló que más de 580 personas, tres de ellas turistas japoneses, fueron rescatadas de la violencia en la capital, Lhasa, donde «los residentes extranjeros están, sanos, salvos y bien protegidos».
En una rueda de prensa durante la actual sesión de la Asamblea Nacional Popular (Legislativo), el presidente tibetano defendió la actuación de las fuerzas chinas e indicó: «Me gustaría saber si hay algún Gobierno defensor de la democracia y vigencia de la ley que toleraría tal violencia».
«Estoy indignado porque la camarilla del Dalai Lama y algunos occidentales hayan llamado a los incidentes ‘protestas pacíficas'», añadió.
Según los medios oficiales, el orden fue restablecido ya en Lhasa, cuyo centro histórico continúa tomado militarmente y por el que «circulan vehículos y habitantes locales, pero no extranjeros», dijo hoy un testigo a la agencia de noticias EFE.
La misma fuente, que prefirió guardar el anonimato, indicó que la vida vuelve a la ciudad en medio de una tensa calma y los turistas son «invitados» con todo tipo de facilidades a marcharse.
La decena de residentes de otros países que trabajan en la región autónoma del Tíbet en organizaciones humanitarias están obligados a permanecer en residencias y hoteles.
Cualquier intento de salir al exterior es abortado por las fuerzas de seguridad, que buscan casa por casa «agitadores» de la violencia antichina que originó hasta 100 muertos, según el exilio tibetano, pese a que Pekín hable por ahora sólo de 13.
Las escuelas de Lhasa reanudaron hoy las clases, una señal de que la ciudad regresa «gradualmente a la calma» tras los violentos disturbios de la semana pasada, informó hoy la agencia estatal Xinhua.
Las fuerzas armadas chinas no confían en el resultado del ultimátum dado a los «agitadores» en Tíbet para que se entreguen antes de la medianoche del lunes, hora china, y les busca casa por casa en Lhasa.
El alcalde de Lhasa, Doje Cezhug, aseguró que la ciudad «está en calma» y que «la situación general en el Tíbet es buena» tras los graves disturbios registrados el viernes.
Los monjes salieron a la calle el 10 de marzo para recordar el 49 aniversario del levantamiento que obligó a exiliarse al Dalai Lama, y muchos tibetanos se sumaron también por la marginación que sufren en el desarrollo económico y una subida imparable de los precios.
EFE