El ex presidente señaló hoy que si el presidente paraguayo, Fernando Lugo, en el cargo desde el 15 de agosto, desea destrabar la crisis debería convocar a los líderes de los grupos parlamentarios.
La crisis del Senado paraguayo se agravó este jueves con la retirada de los representantes de la minoría de la sesión convocada para debatir el cuestionado juramento del ex presidente Nicanor Duarte como senador activo.
Pese a que los senadores de la minoría se fueron y el presidente del Senado, Enrique González Quintana, cerró la sesión por considerar que no había garantías para proseguir, el debate continuó con 28 de los 45 miembros de la cámara presentes y con el vicepresidente de la cámara, Oscar Denis, al frente.
Cuando González Quintana suspendió la sesión, la mayoría pretendía que se votase el ingreso al recinto de Jorge Céspedes, que el martes pasado fue confirmado por esos mismos senadores como integrante de la cámara alta en lugar de Duarte.
Céspedes es el sustituto del ex presidente, quien llegó a jurar como senador ante González Quintana este martes, pero su juramento fue invalidado a las pocas horas por la mayoría.
«Mi senaduría ha sido ratificada por organismos jurisdiccionales competentes y una mayoría circunstancial no va a apartarnos de nuestras convicciones democráticas y republicanas», afirmó hoy Duarte a su salida del recinto, en el que defendió varias veces la legalidad de su escaño.
Los ex presidentes paraguayos se convierten automáticamente en senadores vitalicios, con voz pero sin voto, pero Duarte decidió presentarse como cabeza de lista del Partido Colorado al Senado en las elecciones del 20 de abril y eso creó el embrollo del que es consecuencia la actual crisis.
Duarte señaló hoy que si el presidente paraguayo, Fernando Lugo, en el cargo desde el 15 de agosto, desea destrabar la crisis debería convocar a los líderes de los grupos parlamentarios.
EFE
