Publicidad

Asamblea General inaugura 63 sesión con petición de democratizar la ONU

El ex canciller sandinista, que es también sacerdote de la orden de Maryknoll, dibujó un panorama sombrío de la situación política y económica de un mundo dominado «por la lógica del egoísmo».


El nuevo presidente de la Asamblea General de la ONU, el ex canciller nicaragüense Miguel D’Escoto, inauguró este martes el 63 período de sesiones con un llamamiento radical «a democratizar» Naciones Unidas para que el mismo organismo luche contra el actual sistema económico y político mundial.



D’Escoto estrenó su nuevo cargo con una intervención en la que planteó una ambiciosa agenda de reformas encaminadas a restarle peso al Consejo de Seguridad y ampliar la influencia de los países en desarrollo en las instituciones financieras internacionales.



«El objetivo central e integral de la 63 sesión será la democratización de Naciones Unidas», aseguró tras declarar abierto el nuevo período de sesiones.



El ex canciller sandinista, que es también sacerdote de la orden de Maryknoll, dibujó un panorama sombrío de la situación política y económica de un mundo dominado «por la lógica del egoísmo».



«De no corregirla, esta lógica solamente nos puede conducir a la muerte y la extinción de la especie, por lo que esta perversa lógica del egoísmo debe ser sustituida por la lógica del amor», apuntó.



D’Escoto aseguró que «la falta de democracia» en la ONU es una de las «causas profundas» de «problemas acuciantes» como el hambre, la pobreza, la violencia y la desigualdad.



Por ello anunció la convocatoria «impostergable» de una próxima reunión de alto nivel de tres sesiones de cinco días en la que se analizará el funcionamiento de la ONU y de entidades creadas bajo su paraguas, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.



La primera de las tres sesiones será para coordinar las actividades de estas entidades financieras con el Consejo Económico y Social (ECOSOC) de la ONU.



D’Escoto consideró que las llamadas instituciones de Bretton Woods creadas por la ONU tras la Segunda Guerra Mundial están controladas por EE.UU. y Europa, que las han convertido en «instrumentos de dominación» que «imponen malas recetas económicas que agravan el problema de la pobreza».



Las otras dos sesiones se dedicarían a la revitalización de la Asamblea misma y a una «franca discusión» sobre el Consejo de Seguridad, a algunos de cuyos miembros acusó de ser «adictos a la guerra».



Se mostró a favor de que las resoluciones de la Asamblea tengan carácter «vinculante», en lugar de ser recomendaciones, un cambio que tradicionalmente no ha contado con el consenso de sus miembros.



«Soy consciente de que diciendo esto estoy tocando un nido de avispas, pero incluso a las avispas se las puede manejar bien si se toman precauciones», observó D’Escoto, de 75 años y que fue elegido en julio pasado para presidir la 63 sesión anual del órgano legislativo de Naciones Unidas.



En su discurso lanzó varios dardos a Estados Unidos, país en el que nació en 1933, y contra cuyo gobierno se enfrentó durante su etapa al frente de la diplomacia sandinista en los años ochenta.



Citó la anual condena de la Asamblea del embargo estadounidense a Cuba como un ejemplo de cómo se ignoran sus resoluciones y criticó «las guerras de agresión» para supuestamente instaurar democracias, en una clara referencia a la invasión de Irak.



Aseguró que a algunos de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (EE.UU., Rusia, China, Reino Unido y Francia) se les «ha subido a la cabeza el poder de veto y les ha hecho creer que tienen el derecho de hacer lo que les da la gana».



El embajador de Sudáfrica ante la ONU, Dumisani Kumalo, cuyo país ocupa en la actualidad uno de los puestos no permanentes en la Asamblea General, alabó las propuestas del nuevo presidente.



«Es muy bueno, muy emocionante, nos encontramos ante una nueva Asamblea General», apuntó el diplomático.



Por su parte, la embajadora adjunta de Reino Unido ante la ONU, Karen Pierce, aseguró que su país coincide en la necesidad de reformar el funcionamiento de los organismos multilaterales, pero no en la manera planteada por D’Escoto.



Pierce se expresó contra la posibilidad de que las resoluciones de la Asamblea sean vinculantes, pero sí estuvo de acuerdo en que se necesita reformar el Consejo de Seguridad y auguró que «se ampliará».



D’Escoto reconoció en una conferencia de prensa posterior a la reunión de la Asamblea que sus objetivos son muy ambiciosos para realizarlos en el año que dura cada sesión de la Asamblea General de la ONU.



Sin embargo, aseguró que son ineludibles ante la situación a la que se enfrenta el planeta a causa del «egoísmo demencial».



EFE

Publicidad

Tendencias