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BBC News Mundo

Morales, favorito en Bolivia

Unos 5 millones de bolivianos decidirán este domingo, con su voto, si dan el visto bueno para que el presidente Evo Morales lleve adelante su proyecto de «Estado plurinacional y de economía social» por otros cinco años.


En las elecciones presidenciales para el período 2010-2015, el actual mandatario y candidato por el Movimiento al Socialismo (MAS) aparece como favorito y, si se confirman las tendencias de encuestas preelectorales, podría obtener un triunfo abrumador por sobre una oposición dividida y debilitada.

Para ganar en primera vuelta, Morales necesita la mitad más uno de los votos o bien una ventaja de 10 puntos sobre el segundo. Los sondeos confirman que obtendría ambos: le otorgan una intención de voto del 55%, más de 30 puntos porcentuales por delante de su principal contrincante, el ex gobernador del departamento de Cochabamba Manfred Reyes Villa.

«Este proyecto no es de Evo, no es de Álvaro (García Linera, actual vicepresidente y compañero de fórmula), ni siquiera es de un partido. Es de todo el pueblo boliviano», arengó Morales en su multitudinario acto de cierre.

Después, el silencio: 48 horas antes de los comicios, la veda electoral puso fin a una campaña sucia en la que no hubo debates ni análisis de plataformas partidarias.

Campaña estruendosa

El oficialismo logró instalar un discurso en el que continuidad y cambio se hicieron uno: votar por el MAS, insistió, es elegir una profundización de la «revolución democrática» que Morales puso en marcha.

«Evo consiguió instalar en el imaginario popular la idea de que hay dos modelos para gobernar: el suyo, que representa el cambio, y el otro, que es el viejo esquema del neoliberalismo», definió el analista José Luis Galvez, de Equipos Mori, en diálogo con la BBC.

La oposición boliviana, que no logró acuerdos para alinearse detrás de un candidato único, entregará mayormente su voto a dos hombres: Reyes Villa, segundo en las encuestas, convoca a los críticos más radicales al gobierno, mientras que el empresario Samuel Doria Molina presenta una propuesta también conservadora pero más moderada.

Aunque, por cierto, poco hubo de propuestas en los empeños proselitistas que vio Bolivia en los últimos meses. Mucho slogan, en cambio, y todos con rima: que «Bolivia avanza, Evo no se cansa», que «Manfred y Leo, seguridad y empleo»…

Más bien, los candidatos se dedicaron a lanzar denuncias y acusaciones. En los últimos días, el repertorio incluyó la aparición televisiva de un hijo de Morales – quien, entre lágrimas, reclamó a su padre por no ayudarlo a salir de la pobreza-, considerada por el oficialismo como una manipulación desesperada de sus rivales para sumar votos.

Por su parte, un ministro de gobierno denunció que Reyes Villa había comprado un boleto de avión para huir del país tras las elecciones, cuando tiene un proceso penal en marcha por presunto mal uso de fondos durante su gestión en Cochabamba. Morales lo tildó de «delincuente» y el PPB rebatió de inmediato: negó los cargos y acusó al gobierno de «amedrentamiento».

Y hay más: un grupo de partidarias de Reyes Villa se declaró en huelga de hambre por presunto fraude electoral orquestado desde el gobierno, Morales acusó a una cadena internacional de noticias de hacer propaganda «para la derecha vendepatria», y Leopoldo Fernández, el candidato a vicepresidente por el PPB, se sumó a la campaña caliente vía celular: está en la cárcel acusado de planear una matanza de campesinos en 2008, cuando se desempeñaba como prefecto de la región de Pando.

Nueva era

Lo cierto es que, cuando el ruido proselitista se acalle, estas elecciones marcarán un punto de partida: es la primera vez que los bolivianos votan bajo la nueva Constitución, propiciada por el actual gobierno y convalidada por referendo popular en enero de 2009.

La puesta en vigor de la carta magna pone fin a la etapa de debate y reforma política que ocupó la mayor parte de la gestión de Morales.

Fue precisamente la constitución reformada la que habilitó al mandatario a postularse para un segundo mandato. Ésta establece, además, que en los comicios del domingo se elijan 166 representantes para la Asamblea Plurinacional, el flamante órgano legislativo que reemplazará al actual Congreso, aunque con una estructura similar.

Aquí es, según coinciden los analistas, donde se libra la verdadera batalla.

«Lo que se juega es el control del Senado, por lo cual el MAS sabe que importa cada voto para definir los senadores departamentales. Y la oposición hasta último momento trabajó para sacarle votos a Morales en los departamentos donde Reyes Villa tiene más llegada, como Pando, Beni y Santa Cruz», dijo a BBC Mundo el analista Guido Riveros, de la Fundación Boliviana para la Democracia Multipartidaria (FBDM).

Senado, divino tesoro

Desde 2006, el MAS ha gobernado con el control en la Cámara de Diputados pero ha sufrido las consecuencias de un Senado mayoritariamente opositor.

En ocasiones, Morales no dudó en hacer uso de sus facultades para emitir decretos, evitando así que desde el Congreso se bloquearan algunos proyectos de ley centrales de su gobierno. El mandatario acusa a la Cámara Alta de obstaculizar su mandato, mientras que sus críticos le achacan su incapacidad de establecer pactos y negociar acuerdos.

El MAS ansía que los resultados de las urnas pongan fin a esta dinámica, en un momento clave para Bolivia: si logra los dos tercios de las 36 bancadas de senadores –cuatro por cada uno de los 9 departamentos del país-, el oficialismo tiene asegurado un trámite fácil para un centenar de leyes en carpeta.

Y no son proyectos menores: se trata del paquete de normas con las que se implementará la nueva Constitución, que debería estar aprobado antes de mediados de 2010.

Sobre las posibilidades de lograrlo, las encuestas se han mostrado menos taxativas: ninguna le asegura al oficialismo los 24 asientos necesarios para la mayoría absoluta, y los analistas consultados por BBC Mundo opinaron que difícilmente las cuentas cierren a su favor.

«La oposición tendrá que negociar su posición el día después, si los resultados son los que indican los sondeos. Doria Medina está en mejor posición para acercarse, pero no creo que haya un plan establecido a largo plazo y todo dependerá de cuán fortalecido salga el oficialismo en la elección de legisladores», dijo a BBC Mundo el investigador Mario Galindo Soza, del Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios (Cebem).

Esas serán entonces las matemáticas que deberán hacer Morales y sus colaboradores, cuando, a las 18 hora local, cierren los centros de votación y comience el recuento para definir los próximos cinco años del reparto de poder en Bolivia.

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