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Las relaciones entre Turquía e Israel al borde de la ruptura

Los lazos entre ambos países comenzaron a resentirse tras el ataque de Israel a la Franja de Gaza a finales de 2008, ya que dieron al traste con los esfuerzos de Turquía por mediar en el conflicto entre Siria y el Estado hebreo, que habían sido mantenidas en secreto durante ese año.


Las relaciones entre Israel y Turquía, importantes aliados durante la Guerra Fría y la década de 1990, se han enfriado durante los últimos dos años y están al borde de la ruptura.

El ataque de hoy a una flota con ayuda humanitaria -compuesta en su mayoría por activistas turcos- con destino a Gaza, en el que murieron al menos 14 personas, ha dado la puntilla a esa antaño férrea alianza.

«Las relaciones entre Turquía e Israel han llegado al borde de la ruptura», es la conclusión de un artículo publicado hoy por el laboratorio de ideas turco TÜRKSAM (Centro de Estudios Estratégicos y Relaciones Internacionales de Turquía).

Los lazos entre ambos países -que son especialmente fuertes en los sectores militar, turístico y energético- comenzaron a resentirse tras el ataque de Israel a la Franja de Gaza a finales de 2008, ya que dieron al traste con los esfuerzos de Turquía por mediar en el conflicto entre Siria y el Estado hebreo, que habían sido mantenidas en secreto durante ese año.

La población turca es mayoritariamente pro-palestina en el conflicto árabe-israelí y durante el último ataque de Israel a Gaza las muestras de simpatía por la causa palestina se multiplicaron en las calles de Turquía.

Posteriormente se produjo un polémico episodio durante la cumbre del Foro Económico en Davos (Suiza) en 2009, cuando el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, consideró que en un debate con el presidente israelí, Simón Peres, no se le permitió expresar su punto de vista y abandonó la sala enfadado.

Este gesto hizo las delicias de los musulmanes de Oriente Medio que consideran que la mayoría de los regímenes árabes han dado la espalda a los palestinos, por lo que Erdogan se convirtió en un símbolo contra las políticas represivas de Israel.

Hubo más episodios en los que autoridades turcas e israelíes sufrieron encontronazos, como la protesta del Ministerio de Exteriores de Tel Aviv a causa de la difusión de una serie sobre el conflicto palestino-israelí en una televisión estatal turca en la que se veía a los soldados israelíes disparando a sangre fría contra niños.

La diplomacia israelí convocó entonces al embajador turco en Tel Aviv obligándole a sentarse en una ridícula silla a menor altura que los anfitriones, y luego distribuyó las fotografías del encuentro, enfureciendo a las autoridades turcas.

En esta coyuntura, todos los partidos políticos turcos han reaccionado de igual manera al ataque de hoy: expresando su rabia por la muerte de los pacifistas que viajaban en el barco con ayuda humanitaria y pidiendo represalias por el comportamiento de Israel.

Son muchos los medios de comunicación y los analistas -y no precisamente los procedentes de los sectores islamistas- que piden una enérgica respuesta de Turquía, llegando incluso a exigir el envío de barcos de guerra turcos a la zona.

Sin embargo, el viceprimer ministro Bülent Arinç negó que se fuese a llegar a tal extremo y aseguró el gobierno turco dará una respuesta «civil».

El presidente de la República, Abdullah Gül, pidió que los culpables sean castigados pero también que las autoridades y los ciudadanos reaccionen con «sentido común».

Más duros fueron el primer ministro Erdogan, quien calificó el ataque israelí de «terrorismo de Estado» y el ministro de Exteriores, Ahmet Davutoglu, para quien fue «un acto de piratería».

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel, por boca de su segundo, Dani Ayalon, acusó a IHH, la ONG turca de inspiración islámica responsable de la flota, de estar relacionado con terroristas de Al Qaeda, Hamas y Yihad Islámica.

En cambio, Davutoglu, durante una entrevista a la cadena estatal TRT, calificó a los turcos muertos de ‘mártires’, un término que en Turquía se reserva para los miembros de las fuerzas de seguridad muertos en acto de servicio.

Por ello, TÜRKSAM prevé que las relaciones diplomáticas y económicas entre los dos países se reduzcan al mínimo nivel; que los turistas israelíes, que eligen en gran medida Turquía para sus vacaciones, dejen de viajar al país euroasiático y que las licitaciones sobre armamento y vehículos militares para el ejército turco en las que participa Israel sean canceladas.

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