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Obama llama a la acción: «El tiempo de la reforma migratoria es ahora» Apeló al «consenso» que concita el tema entre demócratas y republicanos

Obama llama a la acción: «El tiempo de la reforma migratoria es ahora»

El presidente estadounidense retó al Congreso a avanzar una ley que solucione la situación de 11 millones de indocumentados. «Si no avanzan, yo mandaré mi proyecto y lo haré votar de inmediato», dijo.


El presidente estadounidense Barack Obama llamó a «pasar a la acción» en el primer discurso de su segundo mandato dedicado al tema migratorio.

«La hora ha llegado para una reforma migratoria integral basada en el sentido común. Ahora es el tiempo, ahora es el tiempo, ahora es el tiempo», insistió el mandatario, sobre uno de los temas más calientes del momento en la arena política estadounidense.

En una alocución desde una escuela de Las Vegas, en el estado de Nevada, el presidente destacó que «la mayoría de los estadounidenses concuerda» en la urgencia de arreglar «un sistema que lleva demasiado tiempo roto».

Y lo hizo frente a una audiencia de estudiantes, líderes comunitarios y representantes de distintas organizaciones proinmigrantes que le respondieron con un estruendoso «Sí, se puede», el eslogan que tanto sonó en la campaña electoral que, en 2008, llevó al demócrata a la Casa Blanca.

Obama destacó el consenso bipartidista que parece cobrar forma para encarar la cuestión migratoria y resolver la situación de los 11 millones de indocumentados que residen en Estados Unidos.

«Por primera vez en años, republicanos y demócratas parecen listos para atacar el problema en conjunto… Mis ideas son un lineamiento para que los congresistas tengan en cuentan a la hora de elaborar el proyecto», señaló el mandatario.

Aclaró, sin embargo, que no aceptará dilaciones: si no hay acuerdo, dijo, enviará al Congreso su propia propuesta de ley e insistirá en que sea votada directamente.

Promesa: la ciudadanía

Al describir su plan, el mandatario presentó tres guías de lo que, a juicio de la Casa Blanca, debería ser un proyecto consistente de reforma.

Por un lado, destacó la necesidad de mantener la seguridad nacional, con soluciones concretas como la implementación de un sistema para verificar el estatus de un potencial trabajador en una base de datos nacional y con lo que Obama consideró éxitos de su gestión: el aumento de los controles fronterizos «que ha reducido el índice de cruces ilegales en 80% desde el año 2000» y las deportaciones récord que se han registrado durante su mandato.

Luego, el mandatario llamó a modernizar el sistema para «ponerlo a tono con el siglo XXI».

«Si uno es ciudadano, no debería tener que esperar años a que su familia se reúna con uno en Estados Unidos. Si uno es emprendedor y tiene el apoyo de un inversor estadounidense, debería poder desarrollar su negocio aquí porque eso creará empleo para el país», ejemplificó el mandatario ante la audiencia de Nevada, un estado que fue clave para conseguir su reelección y donde los hispanos representan casi un tercio de la población y 19% del electorado.

Pero el tercer principio presentado del mandatario fue el que marcó el tono de su propuesta: señaló como indispensable la posibilidad de que los indocumentados que residen en el país vean un «camino a la ciudadanía» por delante.

«Tenemos que hacer que los once millones se ganen ese camino, pero para que funcione la reforma tenemos que decirles desde el comienzo que hay un camino a la ciudadanía posible», recalcó Obama, que consideró que el proceso no será «rápido, pero sí justo».

Para alcanzar el estatus de ciudadano, la norma por redactarse debería establecer condiciones como el pago de una multa por haber violado las leyes, el aprender inglés o ponerse en la fila detrás de quienes han seguido el debido trámite para ingresar al territorio estadounidense.

Sobre la mesa

El discurso de Obama ocurrió apenas horas después de que un grupo de senadores anunciara un proyecto de ley de reforma migratoria, conseguido después de una serie de reuniones a puertas cerradas desde diciembre pasado.

El «grupo de los ocho» incluye a legisladores de ambos partidos, entre los que se cuentan el latino republicano Marco Rubio, de Florida, y el demócrata Robert Menéndez, por Nueva Jersey.

El documento que presentaron, con los principios de una propuesta de reforma, condiciona el acceso a la ciudadanía para los sin papeles a dos variables básicas: que se avance primero en la seguridad fronteriza y se ordene el sistema de ingreso de inmigrantes con visa que luego quedan en situación irregular por exceder el plazo de estadía autorizado.

En la práctica, los legisladores sugieren que, de aprobarse la ley, los indocumentados accedan a un estatus legal provisional que les permita trabajar, para luego solicitar la residencia permanente si cumplen con requerimientos como pagar impuestos, hablar inglés o tener un historial criminal «limpio».

«Este es un primer paso. La meta sigue siendo difícil pero podemos alcanzarla», señaló John McCain, representante republicano de Arizona e integrante del grupo, que espera que su propuesta llegue a la Cámara este mismo marzo.

Obama, en su alocución del martes, destacó que el «proyecto de los ocho» está «muy en línea» con sus propios planteos, aunque el mandatario fue un paso más allá al insistir en una vía clara a la ciudadanía desde el comienzo de la tan mentada reforma.

«Más progresista»

Desde los jóvenes Dreamers – indocumentados que llegaron al país siendo niños- a las asociaciones de comercio, de los representantes de distintas iglesias a los abogados que trabajan en temas de migración: los grupos cercanos a los intereses de los hispanos tenían este martes la mirada puesta en Las Vegas.

Tras el discurso, muchos se mostraron complacidos, aunque señalaron que, por experiencia, esperan ahora «propuestas más concretas que sigan a estos primeros lineamientos».

«Ya sabíamos que el presidente apoya una reforma migratoria amplia, lo que ahora parece confirmarse es que esta vez sí está dispuesto a invertir el capital político que se requiere para impulsar un proyecto así, sobre todo en un Congreso dividido», señaló a BBC Mundo Maribel Hastings, asesora ejecutiva de la organización America’s Voice.

Así, el condimento destacado fue la promesa de mandar una propuesta propia si el pleno de los legisladores no logra los acuerdos necesarios para una ley.

«Lo interesante es que ya está emergiendo ese consenso bipartidista. Pero, a la vez, Obama lanzó un reto al Congreso, diciendo que es un debate que no tiene por qué estancarse porque todas las partes saben por qué conviene y cómo tiene que avanzar», resumió Hastings.

El plan de Obama, sin embargo, fue visto como más abierto y ambicioso que el de los ocho senadores, sobre todo en cuanto a la propuesta de una vía a la ciudadanía para los sin papeles.

«Dijo muy claramente que si el Congreso no actúa él está preparado para mandar su propia propuesta y estamos seguros de que tal propuesta sería mucho más progresista que la que salga del Congreso», comparó Marielena Hincapié, directora ejecutiva del Centro Nacional para la Ley Inmigratoria (NILC, en inglés), en diálogo con BBC Mundo.

El reto de la seguridad fronteriza

Muchos, en tanto, mostraron sus reservas: en su primera campaña, Obama se había comprometido a empujar la reforma durante sus primeros doce meses en el poder y, cuatro años más tarde, los organismos proinmigrantes no olvidan la promesa incumplida.

Le critican, además, el énfasis que puso en las deportaciones y los aumentos de los controles fronterizos.

«No hay ninguna encuesta de latinos que diga que queremos ‘una aplicación de las normas más inteligente’ que lleve a gastar más dólares de los contribuyentes para financiar al presupuesto increíblemente inflado de la Agencia de Inmigración y Aduanas (responsable de controlar fronteras)», señaló Arturo Carmona, director de Presente.org.

«Nos entristece escuchar que el presidente todavía cree que eso es una prioridad… La reforma se puede mover sin que se pongan en marcha controles que separen más familias y dilaten indefinidamente el acceso a la ciudadanía», coincidió en una declaración escrita la Coalición de Derechos Humanos de Los Ángeles, CHIRLA.

El tema de la seguridad fronteriza ha sido uno de los obstáculos que frenaron las reformas migratorias en 2006 y 2007. Promete, otra vez, ser un ámbito de difícil consenso entre las partes involucradas en la postergada reforma.

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