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Dura respuesta a protestas aleja al gobierno turco de la Unión Europea

Dura respuesta a protestas aleja al gobierno turco de la Unión Europea

«La Turquía que tiene en mente Erdogan y la que tiene la UE se están diferenciando rápidamente una de otra. Ha comenzado una guerra fría mental en la que las relaciones están empezando a romperse», sostiene Huseyin Bagci, responsable del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Técnica de Oriente Medio.


La ola de protestas antigubernamentales y la dura represión de las manifestaciones por parte del Ejecutivo de Turquía ha puesto las relaciones entre el país eurasiático y la UE en un nivel de tensión inédito en los 11 años que lleva en el poder el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan.

«La Turquía que tiene en mente Erdogan y la que tiene la UE se están diferenciando rápidamente una de otra. Ha comenzado una guerra fría mental en la que las relaciones están empezando a romperse», sostiene Huseyin Bagci, responsable del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Técnica de Oriente Medio.

El pleno del Parlamento Europeo deploró hoy la «falta de voluntad» del primer ministro turco para conseguir la reconciliación en su país y señaló que así no contribuye sino «a una mayor polarización».

Los diputados europeos también criticaron la falta de libertad de prensa en Turquía.

Erdogan respondió que el Parlamento de Estrasburgo no es nadie para tomar decisiones sobre Turquía y recordó que en países miembros de la Unión Europea (UE) también había habido duras intervenciones por parte de la Policía, como por ejemplo en Grecia o el Reino Unido.

En declaraciones a la agencia EFE en Ankara, Bagci opinó que el comentario de Erdogan, en un momento en el que la UE parece dispuesta a avanzar en las negociaciones de adhesión de Turquía, «puede ser bueno para la política doméstica pero no puede aceptarse desde el punto de vista del derecho y las relaciones internacionales».

«Decir: «no reconozco tu decisión», significa que no la reconoce como institución. Esto no puede pasar si eres un país candidato (a la UE», asegura el experto.

Poco después de la votación en la Eurocámara, tanto el ministro turco para la UE como el de Asuntos Exteriores difundieron duros comunicados con un tono no escuchado hasta la fecha.

«La proposición aprobada por el Parlamento sobre la actual situación en Turquía daña nuestros objetivos comunes de fortalecer y extender la democracia y no tiene relación ninguna con la realidad. En ese sentido, es inválido y vacío para nosotros», aseguraba la nota de Exteriores.

Más duro incluso fue el mensaje del Ministerio para la UE, que advirtió de que «hablar con tanta libertad y osadía sobre los asuntos domésticos de Turquía tiene un precio».

«No deberían dejarse engañar por las manipulaciones y calumnias y ser parte de sucios planes nacionales e internacionales», advertía ese comunicado.

El responsable de la cartera, Egemen Bagis, llegó a decir que los parlamentarios europeos estaban usando su derecho a decir sinsentidos.

«Turquía no es una república bananera. Espero que hayan calculado el coste de apuntar no sólo al Gobierno sino a Turquía», añadió el ministro.

Erdogan también tuvo palabras contra el comisario de Ampliación de la UE, Stephan Füle, al que criticó por comentar sobre la situación en Turquía vía la red social twitter.

Según Murat Yetkin, redactor jefe del diario Hürriyet Daily News, las actitudes de ambas partes recuerdan la situación de hace más de 15 años, cuando las relaciones entre la UE y Turquía estaban congeladas.

Según Yetkin, con las protestas y su dura represión «parece como si llegará a su fin el amplio crédito concedido al Gobierno de Erdogan por la Unión Europea».

El responsable de Internacional del diario destacó que los manifestantes de la plaza Taksim de Estambul, epicentro de las protestas, están diciendo que su vida de estilo moderno y laico está siendo amenazado y que están siendo reprimidos por un excesivo uso de la violencia policial.

«No estamos en el punto de congelar las relaciones, pero el Gobierno del AKP (el partido islamista moderado de Erdogan), acostumbrado a oír comentarios moderados y positivos de la UE, tiene problemas para digerir esta duras críticas», consideró el periodista.

Yetkim cree, no obstante, que no es seguro que esta tensión acarree una ruptura de las relaciones ya que las dos partes tienen intereses comerciales, económicos, políticos y culturales para mantenerlas.

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