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Exsenador y exguerrillero Gustavo Petro asume la Presidencia de Colombia con retos sociales y económicos MUNDO

Exsenador y exguerrillero Gustavo Petro asume la Presidencia de Colombia con retos sociales y económicos

El economista de 62 años asumió como el primer presidente de izquierdas de Colombia, culminando una senda de la que otros predecesores con sus mismas ideas fueron expulsados, después de que sufrieran persecuciones, amenazas e incluso asesinatos. El mandatario fue investido por la senadora María José Pizarro, hija de Carlos Pizarro, quien fue compañero de Petro en la guerrilla del M-19 y cayó asesinado en 1990 cuando era candidato presidencial y la intención de voto le daba un 60 %. La congresista, entre lágrimas, le puso la banda presidencial al nuevo gobernante y le dio un abrazo en medio de la ovación de los asistentes. Tras ser investido, el presidente del Senado le puso en la solapa una «paloma de la paz», que simboliza una de las principales acciones que tratará de llevar a cabo durante su Gobierno, la de conseguir la «paz total» en Colombia.


«Prometo a Dios y prometo al pueblo cumplir fielmente la Constitución y las leyes de Colombia», dijo Petro al juramentar ante el presidente del Congreso, Roy Barreras.

Gustavo Petro asumió este domingo la Presidencia de Colombia como el primer mandatario de izquierda del país, prometiendo unir a una dividida nación, luchar contra la pobreza, la desigualdad y el cambio climático, además de buscar la paz con la guerrilla y las bandas criminales.

Miles de simpatizantes se reunieron en el centro de Bogotá y en grandes pantallas instaladas en lugares públicos de todo el país para celebrar la llegada de Petro a la presidencia.

«Uniré a Colombia. Uniremos, entre todos y todas, a nuestra querida Colombia. Tenemos que decirle basta a la división que nos enfrenta como pueblo. Yo no quiero dos países, como no quiero dos sociedades», dijo el mandatario. «Quiero una Colombia fuerte, justa y unida. Los retos y desafíos que tenemos como nación exigen una etapa de unidad y consensos básicos».

La ceremonia de toma de posesión se cumplió en la histórica Plaza de Bolívar de Bogotá. El presidente del Senado, Roy Barreras, le tomó el juramento y le impuso la banda presidencial junto con la senadora María José Pizarro frente a unas 100.000 personas, incluidos el Rey Felipe VI de España, mandatarios de América Latina —entre ellos el Presidente Gabriel Boric— y gente del común invitada por Petro.

«Tenemos que terminar, de una vez y para siempre, con seis décadas de violencia y conflicto armado», aseguró Petro.

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«Convocamos, también, a todos los armados a dejar las armas en las nebulosas del pasado. A aceptar beneficios jurídicos a cambio de la paz, a cambio de la no repetición definitiva de la violencia, a trabajar como dueños de una economía próspera pero legal que acabe con el atraso de las regiones», agregó el nuevo mandatario colombiano.

Petro, un economista de 62 años que fue congresista, se propone buscar una «paz total» que silencie los fusiles y antes de su posesión anunció que restablecerá una negociación de paz con la guerrilla izquierdista del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Con las disidencias de las FARC pretende implementar el acuerdo de paz de 2016 que permitió la desmovilización de unos 13.000 combatientes, mientras que busca alternativas jurídicas para las bandas criminales implicadas en el narcotráfico que recibirían beneficios como rebajas de penas a cambio de delación de rutas.

El conflicto armado interno ha dejado al menos 450.000 muertos, la mayoría civiles, sólo entre 1985 y el 2018.

«No creí qué yo alcanzara a estar vivo para ver que por fin esto está pasando, yo sé que no vamos a cambiar de un día para otro, pero esto es apenas el comienzo», dijo Nelson Molina, de 56 años, quien trabaja como plomero de construcción, mientras exhibía una camiseta y una gorra de la campaña de Petro.

Nueva estrategia antidrogas

Grupos de personas también se reunieron para celebrar a ambos lados de la frontera entre Colombia y Venezuela, en el puente Simón Bolívar, a las afueras de la ciudad de Cúcuta.

El mandatario también propuso en su discurso de posesión una nueva estrategia internacional para combatir el narcotráfico y dijo que la guerra contra las drogas fracasó.

«Es hora de una nueva Convención Internacional que acepte que la guerra contra las drogas ha fracasado, que ha dejado un millón de latinoamericanos asesinados, durante estos 40 años, y que deja 70.000 norteamericanos muertos por sobredosis cada año. Que la guerra contra las drogas fortaleció las mafias y debilitó los Estados», afirmó Petro.

Colombia enfrenta la permanente presión de Estados Unidos para erradicar los cultivos de hoja de coca, la materia prima de la cocaína, así como para confiscar los cargamentos de la droga.

Petro anunció que restablecerá las relaciones diplomáticas con Venezuela, permitiendo la reanudación del comercio entre ambos países y de los servicios consulares.

La nueva vicepresidenta Francia Márquez, una activista ambiental y antigua empleada doméstica, también asumió como la primera mujer afrocolombiana en ocupar ese cargo.

Petro, quien en su juventud militó en la guerrilla del M-19, anunció que implementará planes para reducir el hambre en el país de 50 millones de habitantes, donde casi la mitad de la población vive en la pobreza.

El mandatario presentará la próxima semana al Congreso un proyecto de ley para aumentar los impuestos a las personas de mayores ingresos y recaudar inicialmente unos 5.800 millones de dólares destinados a programas sociales.

Los planes del mandatario entrante también contemplan educación universitaria pública gratuita, cambios al sistema de salud y subsidios para los ancianos pobres que no reciben jubilación.

Sus promesas económicas, incluida una reforma al sistema de pensiones y la prohibición de nuevos proyectos de exploración petrolera en favor de las energías renovables, provocaron nerviosismo en los empresarios e inversionistas, a pesar de que nombró al reconocido economista José Antonio Ocampo como ministro de Hacienda.

Aunque la izquierda no logró la mayoría de las 295 curules del Congreso, Petro consolidó una coalición con las fuerzas de centro y partidos tradicionales como el Liberal que le garantizarían la aprobación de sus reformas y la gobernabilidad.

El mandatario también se comprometió a luchar contra la corrupción y el cambio climático, e impulsar la industria nacional.

La primera acción de Petro como presidente fue ordenar a los militares traer la espada del Libertador Simón Bolívar, héroe de la independencia de Colombia, Bolivia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela, robada por la guerrilla del M-19 en 1974 y devuelta en la década de 1990.

El presidente saliente Iván Duque había negado la autorización para sacar de la espada del palacio presidencial y exhibirla durante la ceremonia de posesión.

3 hitos que hacen que la llegada de Petro al poder sea histórica (y que las expectativas sean tan altas)

El primer presidente de izquierda. La primera vicepresidente afro. La primera vez que el progresismo tiene mayorías en el Congreso. Nadie tan ajeno a las élites políticas había llegado al poder, mucho menos un exguerrillero y una activista ambiental.

La lista de hitos históricos que produce el ascenso de Gustavo Petro y Francia Márquez es larga. Reflejo de un camino inexplorado que empezó este 7 de agosto, cuando el Pacto Histórico, la coalición petrista, asumió las riendas del Estado colombiano.

Desde la victoria electoral, el 19 de junio, los símbolos y celebraciones reivindicativas de una parte de la población que hasta ahora se sintió no solo subrepresentada en la política, sino abandonada por el Estado, han dominado el debate público. Se habla de un acuerdo nacional por la vida y por la paz. Las expectativas son enormes.

Es probable que con el paso de los días el carácter histórico de la presidencia pase a un segundo plano. La manera como el gobierno busque cumplir las complejas demandas sociales, económicas y políticas concentrará la atención de los colombianos.

La vara que el mismo Petro se puso es, como él admite, tan alta que parece difícil de cumplir en cuatro años de mandato. Enfrenta, además, una sensible situación económica, un contexto internacional incierto y un persistente conflicto armado en algunas regiones del país.

Con 11,2 millones de votos, Petro es el candidato más votado de la historia. Pero por el otro candidato, Rodolfo Hernández, votaron 10,5 millones que estarán alerta a cualquier movimiento que consideren perjudicial. La oposición, si bien dividida tras las elecciones, promete una veeduría rigurosa a través del Congreso, la prensa y otras entidades estatales y no gubernamentales.

Solo el desempeño del gobierno permitirá saber si Petro y Márquez estuvieron a la altura de su propia condición histórica.

Una mirada a los hitos que significa su presidencia explica por qué las expectativas son tan altas.

1. El primer presidente de izquierda

En dos siglos de historia republicana son pocos los ejemplos de gobiernos alternativos que buscaron un cambio de fondo del modelo político y económico que rigió al país desde un principio.

Hubo presidentes reformistas como Alfonso López Pumarejo en los años 30 o líderes populares que marcaron la política como Jorge Eliécer Gaitán en los 40, pero los cambios del primero fueron frustrados por una derecha reaccionaria, y al segundo lo mataron en plena campaña electoral.

Petro, como ellos, tiene una lectura crítica del modelo colombiano. Quiere reformar elementos sensibles como la propiedad de la tierra, la explotación de recursos naturales y los sistemas de pensiones, salud y educación.

Exguerrillero del M19, vehemente congresista que denunció la corrupción de la clase política y polémico exalcalde de Bogotá que peleó con todos los poderes existentes, Petro ha intentado moderar su figura durante la campaña y tras la victoria.

La pregunta que se empieza a responder este domingo es si el Petro de izquierda obsesionado con la ruptura será remplazado por un ecuánime constructor de acuerdos que busca un cambio gradual y moderado.

El alcance de su agenda de izquierda, que por primera vez llega al poder en Colombia, dependerá de cuál de esas dos versiones termina siendo el que gobierna.

2. El primer exguerrillero en el poder

La ausencia de dirigentes de izquierda en la Casa de Nariño se explica, en parte, por la guerra de guerrillas que inició en los años 60. La fobia por una agenda que sonara subversiva, la derechización de las Fuerzas Armadas y la alianza con Estados Unidos en plena Guerra Fría marcaron la política colombiana durante al menos 40 años.

Pero el país ha ido cambiando. Se firmó una Constitución avanzada en 1991, las diversas regiones se conectaron entre sí gracias a una revolución de infraestructura y las nuevas generaciones empezaron a pasar la página del conflicto armado, sobre todo después de la firma de la paz con las FARC en 2016.

Son cambios de fondo que generaron el espacio político para que un exmilitante de una guerrilla fuera presidente.

En 1977, a sus 17 años, Petro entró al Movimiento 19 de abril (M-19), una organización insurgente de corte urbano y socialdemócrata que se creó tras un fraude electoral en 1970.

Estuvo en esa guerrilla durante una década. Fue dos veces detenido y torturado, denuncia. Viajó por todo el país impulsando la revolución. Al final, cuando el M-19 se desmovilizó en 1990, se tuvo que exiliar en Europa por cuatro años.

Desde que volvió, en 1994, Petro se convirtió en una figura clave de la política, pero el economista hasta ahora no había podido quitarse el rótulo de exguerrillero.

«La paz es que alguien como yo pueda ser presidente y que alguien como Francia pueda ser vicepresidenta», dijo en su discurso de victoria en junio.

Nadie se imaginaba que alguien como él, que representa todo lo que millones de colombianos rechazan de manera visceral, pudiera llegar al poder. Pero pudo. E hizo historia.

3. El primer gobierno que representa la diversidad de Colombia

Colombia tiene una de las poblaciones afro más grandes de América Latina. Sus regiones, además, tienen la biodiversidad de un continente entero. Pocos países en el mundo tienen una multiplicidad tan amplia de comunidades indígenas.

Pero la inmensa diversidad étnica, racial y geográfica de Colombia no había tenido una representación en el gobierno nacional. Hasta ahora.

La vicepresidenta, Francia Márquez, viene de una de esas regiones aisladas y discriminadas: el Cauca, en el suroccidente. Se hizo política por su activismo en contra de mineras multinacionales que buscaban explotar su tierra ancestral. Es negra y feminista. Fue empleada del servicio y madre soltera.

El perfil de Márquez, tan similar al de millones de mujeres, puso a los colombianos a hablar de racismo, clasismo y género durante la campaña. Temas ausentes en campañas anteriores que ahora marcaron la pauta.

Tanto fue el impacto de Márquez en la candidatura de Petro que millones de personas en las zonas periféricas del país, donde primó la abstención durante décadas, participaron de los comicios. Fue la clave de la victoria en segunda vuelta.

Petro anunció que el embajador en Estados Unidos será un dirigente afro del Chocó experto en medio ambiente, Luis Gilberto Murillo, y que la embajadora ante la ONU será una líder indígena dedicada a defender los derechos ancestrales, Leonor Zalabata.

Son nombramientos inéditos, simbólicos, que se añaden a la lista de novedades que representa el gobierno que inicia este domingo.

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