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Cómo entender la evolución del desempleo

Ricardo Paredes
Por : Ricardo Paredes Vocero Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios (CONES). Estudiante del Liceo Manuel Barros Borgoño.
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Las predicciones que sugerían que estaríamos prontamente a tasas de un dígito o a los niveles de 7% no eran consistentes con lo que realmente podíamos esperar.


La reciente cifra de desempleo de 13,1% para el Gran Santiago que entregó el Departamento de Economía de la Universidad de Chile no debe extrañar. Es cierto que esa tasa representa un alza respecto del desempleo de diciembre del año pasado de 0,7 puntos, lo que en principio va contra nuestros deseos y, por cierto, las expectativas de muchos.



No obstante, la evolución del empleo y del desempleo de los últimos meses y, en particular, las predicciones que sugerían que estaríamos prontamente a tasas de un dígito o a los niveles de 7% no eran consistentes con lo que realmente podíamos esperar y con lo que, en lo personal, había predicho a fines del año pasado en el encuentro de Recursos Humanos de Icare: esto es, que el desempleo permanecería muy alto y con pocas posibilidades de bajas de dos dígitos antes de fines del año 2000.



La historia de los últimos quince años en Chile ha señalado una regularidad de gran interés que se resume en una elasticidad empleo-producto del orden de 0,75. Esto es, que por ejemplo cuando el producto se expande en 5%, de no mediar cambios en los salarios reales, el empleo lo hace en 3,75%.



Los antecedentes que disponemos y con los que podemos proyectar nos indican que el empleo no debió crecer demasiado distinto a 4% en el último año y que, dadas nuestras proyecciones de crecimiento futuro, tampoco debiera alejarse demasiado de ese orden de magnitud a futuro.



¿Qué ha ocurrido, según los datos de la Universidad de Chile, en este último año? El número de ocupados entre marzo de 1999 y marzo de este año se incrementó en 3,3%. Sin embargo, también aumentaron las horas trabajadas en 1,7%, lo que evidentemente, también es aumento de empleo. Es decir, el empleo en la economía en este año, en el que el producto ha crecido en el orden de 5%, se incrementó también en 5%, lo que es un excelente récord en relación con lo que pudimos esperar por antecedentes históricos.



Por cierto que surge una pregunta evidente, cual es ¿por qué el empleo cayó respecto de diciembre de 1999? La verdad es que aquí podemos tener sólo hipótesis. La nuestra es que diciembre, aparte de la estacionalidad propia que registra el mes, fue especialmente anormal el año pasado.



Hubo programas especiales de empleo, hubo elecciones y una intensa actividad política que demandó jóvenes y trabajadores eventuales que cesaron su labor después de las elecciones. Ello se apoya con la evidencia de que el número de personas cesantes en las actividades productoras de bienes cayó fuertemente, en más de 4% entre diciembre de 1999 y marzo de 2000. Lo que ocurrió en el sector servicios, en los que se encuadran las actividades temporales señaladas, fue lo opuesto, es decir, hubo un aumento de los cesantes.



Los deseos de trabajar por parte de la población inactiva es otro indicador fuerte de tendencia y que refleja un mejoramiento lento pero seguro en materia laboral. Estos son trabajadores que no estuvieron trabajando ni tampoco buscando activamente empleo, por lo que no se consideran desempleados. Sin embargo, cuando se les pregunta si trabajarían si se les ofreciera un empleo, responden que sí lo harían, lo que define su calidad de inactivos con deseos de trabajar y una situación muchas veces tremendamente dramática.



Al respecto, el número de trabajadores inactivos que está dispuesto a trabajar jornada completa cayó en los últimos tres meses en 27% y en cerca de 20.000 personas (cerca de un 7% de los desempleados), lo que es un indicador positivo de la evolución más reciente de desempleo estructural.



Por último, se debe señalar que por primera vez desde que comenzó la crisis podemos ver alguna señal interesante, aunque todavía tenue, de mejoramiento respecto de la severidad del desempleo: la duración media del desempleo cayó en los últimos tres meses de 6,9 a 6,5 meses promedio.



No obstante, la situación es aún muy dramática para un gran número de desocupados, que en cifras del orden de los 110.000 (más de un tercio de los cesantes), lleva más de un año desocupado.

En síntesis, la encuesta de empleo de la Universidad de Chile nuevamente viene con noticias que, sin el contexto adecuado, parecen malas.



Los datos muestran que la reducción de la tasa de desempleo tendrá que esperar, que no tenemos antecedentes que permitan augurar una recuperación del orden que predijeron la mayoría de los analistas.



Estos antecedentes son de extrema importancia, muy consistentes con el análisis económico y con las proyecciones que realizamos el año pasado, bajo supuestos de crecimiento que se están dando este año.



Las lecciones de política económica son varias y estas cifras deben procesarse en conjunto con otros indicadores líderes de que dispone el gobierno. El orden de análisis que ha propuesto el ministro del Trabajo de estudiar la institucionalidad laboral en el contexto de los condicionantes estructurales de nuestro mercado laboral, particularmente los que surgen a la luz de los desarrollos tecnológicos mundiales, son muestras de sabiduría y cautela digna de celebración.



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* Ricardo Paredes Molina es Ingeniero Comercial y Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de Chile.





Además:
U. de Chile: Creció el desempleo en Santiago



INE: Leve aumento del desempleo

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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