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Dos noticias


Dos noticias internacionales son probablemente las cosas más negativas de los últimos días. El primer tema, que aparece más alejado de nuestra realidad local, es el referido al Medio Oriente y la semi-guerra, medio declarada, entre palestinos y judíos.



Al comienzo se trató de presentar esto como una mera provocación de una parte ultra derechista judía con la visita de Ariel Sharon a los lugares sagrados. Se dijo incluso que era un juego interno pues temía el regreso de Netanyahu al liderazgo de su partido, el Likud.



Pero lo sucedido, incluyendo los bombardeos israelíes a las oficinas de Arafat en las últimas horas y las decenas de muertos y heridos, indican que la paloma de la Paz tiene herida el ala y gravemente.



Si alguien piensa que esto no nos concierne, se equivoca gravemente pues otra Guerra en el Medio Oriente traería, cuanto menos, un desplome general de los índices calculados de crecimiento en todo el Tercer Mundo y ciertamente en América Latina.



Todo esto sin que digamos algo sobre la inmoralidad que representa la guerra como método de solución de conflictos. La otra noticia es la crisis política en Argentina. La renuncia del vicepresidente de la República, Sr. Alvarez es atribuida a discrepancias con el Presidente De la Rúa en la reorganización del gabinete Nacional.



Si así fuese, denotaría una grave irresponsabilidad toda vez que el segundo cargo en el poder ejecutivo, elegido por votación popular, no es algo que pueda ponerse en la balanza de la contingencia así como así. Pero no hay duda que la procesión es más larga y más antigua y que hay razones de fondo que pesan
en la descomposición de la Alianza de gobierno.



Desde fuera no se puede juzgar lo que pasa ni menos dar consejos, pero poca duda cabe que la inestabilidad política no ayuda precisamente a la recuperación económica que necesita la Argentina para resolver los graves conflictos sociales en que quedó sumida después de una década de populismo, curiosamente neo liberal.



Sin caer en absurdos alarmismos, valga decir, que esta crisis sí que nos afecta y ya se sabe que un resfrío financiero en Buenos Aires puede transformarse en neumonía en Santiago.



También aquí debería hablarse de los efectos sociales que ello puede provocar y en estos meses de alta cesantía es mejor ni siquiera imaginar lo que puede ocurrir.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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