Publicidad

El traslado del Congreso


El tema, recurrente cada cierto tiempo, nuevamente está dando que hablar, luego de las declaraciones del ministro del Interior, José Miguel Insulza, en el sentido de que en algún momento -más temprano o más tarde- el Congreso Nacional habrá de funcionar en Santiago. Esto implica, indudablemente, una voluntad del gobierno de trasladar la sede del Parlamento, a lo que se suma el conocimiento de los arreglos que se han efectuado en la antigua sede del Congreso en Santiago, como preparándolo para la llegada de los legisladores en el futuro.



Quienes están a favor de este traslado desde Valparaíso a Santiago argumentan la necesidad de un funcionamiento cercano y conjunto del Ejecutivo y Legislativo. Señalan que los tiempos de viaje entre la capital y el puerto representan riesgos personales y un alto costo.



Por el contrario, quienes nos hemos manifestado decididamente por mantener la sede del Congreso en Valparaíso, lo hacemos pensando que las estadísticas no mienten y que éstas señalan que el funcionamiento de ambas ramas del Legislativo en su actual ubicación ha significado una mejor asistencia de los parlamentarios a su trabajo, así como una mayor cantidad de leyes despachadas que durante su período de funcionamiento en Santiago. Por lo tanto, la tarea legislativa en Valparaíso ha sido más eficiente, lo que es irrebatible.



De la misma manera, hemos sostenido que la distancia hoy en día no sería un inconveniente si las autoridades de gobierno se decidieran a utilizar los medios tecnológicos- como las videoconferencias- para sus permanentes contactos con las comisiones y los parlamentarios. Además, los arreglos y ampliaciones de la ruta 68, que tendrá cuatro pistas en toda su extensión y efectivas medidas de seguridad vial, permitirán disminuir significativamente los tiempos de viaje entre Santiago y el puerto. En sólo un año más será lento y peligroso trasladarse desde los sectores altos de Santiago al centro de la capital, que desde Santiago a Valparaíso.



Además, el mismo Ministerio de Obras Públicas, en la época en que Ricardo Lagos era su titular, efectuó un estudio que concluyó que el traslado de la sede parlamentaria significaba construir oficinas, estacionamientos y otras dependencias que no existen en el antiguo inmueble del Congreso en Santiago, con un costo estimado en US$100 millones, lujo que el país no está en condiciones de darse cuando campean la desocupación, el endeudamiento y la pobreza en vastos sectores ciudadanos. Menos aún cuando el gasto ya se efectuó en Valparaíso y el edificio actual cuenta con todas las comodidades necesarias para que el Parlamento funcione bien, como se ha demostrado durante todos estos años.



Por último, insistimos que Santiago está sobre poblado y que los niveles de contaminación y congestión no hacen aconsejable la llegada de más actividades; por el contrario, éstas deben salir de la capital para instalarse en regiones, lo que debería motivar al gobierno a estudiar el traslado del Ejecutivo a Valparaíso. Desde este punto de vista, el Congreso en la capital de la Quinta Región constituye un símbolo de regionalización y descentralización administrativa del país, que no debe perderse por una decisión centralista.



De allí que, a sabiendas que la gran mayoría de la ciudadanía en regiones -e incluso la propia población de Santiago- estima que el Congreso Nacional debe permanecer en Valparaíso, hemos propuesto a los medios de comunicación que, aprovechando la coyuntura de las elecciones parlamentarias de diciembre, efectúen una encuesta sobre el tema entre los candidatos en todo el país y publiquen sus resultados, para que a quienes resulten electos les exijan actuar en consecuencia. Ä„Qué sorpresa se llevarían los centralistas!

_______________________



Vea otras columnas del autor

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias