Publicidad

Cómo competir libremente con el cable módem



¿Cómo se puede favorecer el logro de ese objetivo? Aumentando la
competencia entre proveedores, y de esa manera obligando a cada cuál a dar el mejor servicio que le sea posible. Sin embargo, hoy esa situación se ve afectada por un hecho puntual, que impide la sana y libre competencia entre los distintos actores de este sector.



Tres son las tecnologías a través de las cuales se ofrece Internet de Banda Ancha al usuario final hoy en el mundo: el xDSL, cuya modalidad más conocida es el ADSL, que usa los pares telefónicos de cobre; el Cable Coaxial, a través del cual se entregan los servicios de televisión pagada; y el WLL (Wireless Local Loop), tecnología inalámbrica fija, que igualmente sirve para ofrecer servicios de telefonía. Sin embargo, en Chile hoy eso significa que existen dos tipos de proveedores: los tradicionales ISPs, que ofrecemos todos servicios de ADSL; el WLL, que ofrece solamente una compañía, pero cuya salida al mercado es aún incipiente; y las compañías de televisión por cable.



Esta situación, que a ojos del público en general quizás parece normal, no lo es y de hecho afecta al mercado Internet en Chile en general. Lo que sucede es que hoy los operadores de cable cuentan con redes propias, con una infraestructura que usa cada uno para ofrecer en forma exclusiva ese servicio, sin que los ISPs tengamos ninguna posibilidad de entrar al negocio de la conectividad a través de cable.



El tema es bastante delicado, ya que lo que estamos enfrentando hoy es una suerte de «duopolio» o «cartel», donde dos compañías acaparan el cien por ciento de la capacidad de oferta de un determinado servicio.



Esta no es una situación nueva en el país. Hace un tiempo atrás pasaba algo similar en el tema de las telecomunicaciones, específicamente en el área de telefonía, asunto en el cual la Subtel se vio obligada a intervenir para terminar con esa situación. Hoy, la compañía dueña de la propiedad de la mayoría de las redes telefónicas del país, subarrienda su infraestructura para que el resto de los proveedores ofrezcan tanto Internet como servicios de telefonía.



Compartir las redes con el resto de los proveedores es algo esencial, porque permite la competencia justa también en cuanto a variedad de servicios. Un proveedor que abarca varios servicios tiene la posibilidad de subvencionar alguno, ofreciendo así tarifas muy por debajo de la competitividad promedio del mercado.



Lo que hoy está claro, es que los dos operadores de cable con cobertura nacional que ofrecen conectividad entre sus servicios, ofrecen un servicio de banda ancha que es ostensiblemente más barato que cualquier plan ADSL del resto de los ISPs. Si a eso se suma que el servicio es ofrecido dentro de un paquete que incluye telefonía y televisión, y que por su contrato se restan costos al usuario de los otros servicios contratados (como el cargo fijo en el caso del teléfono), estamos frente a una evidente desigualdad de condiciones a la hora de competir.



Más allá de las características técnicas o de las ventajas de una
tecnología sobre otra, de lo que se trata en realidad es de una correcta regulación del mercado, donde todos los actores puedan competir en igualdad de condiciones, y donde el usuario pueda decidir entre un servicio u otro, basándose sólo en factores como costo y calidad de atención al cliente.



De eso es lo que se trata finalmente. Porque un mercado sano, donde exista la libre competencia, beneficia tanto a los participantes en él como al usuario final. En ese sentido, alguien tendría que tomar las riendas del asunto, tal como se hizo en el pasado con tecnologías dominantes, mientras el resto de los ISPs no nos queda más que seguir impulsando el negocio como lo hemos hecho hasta el momento.



______________



(*) Joel Bendersky es gerente general de Inter.Net Chile

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias