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Exportaciones de carne a Europa

Si bien nuestro país tiene experiencia en la exportación de otras carnes al mercado europeo como son la carne ovina, de aves y porcina, es evidente que los envíos de los primeros años de exportación de carne bovina constituyen una enorme exigencia a la gestión y a la credibilidad de las plantas y productores. Cualquier error o falta en el inicio puede ser de un alto costo.


En estos días se han iniciado, por primera vez en la historia agropecuaria nacional, las exportaciones de carne bovina a Europa. Ello ocurre aprovechando la cuota de 1.000 toneladas anuales establecidas en el acuerdo comercial -vigente desde el 1 de febrero pasado- con la Unión Europea.



El ingreso de carne bovina al mercado europeo no es un hecho menor. Este mercado es de los más sofisticados y exigentes del mundo y sus consumidores son de los más informados y activos en la defensa de sus derechos. En este contexto son muchas las exigencias y requisitos que ha debido cumplir nuestro sistema de inspección y certificación que en nuestro país está organizado por el Servicio Agrícola y Ganadero y por de pronto también las cumplidas por los productores y la primera planta faenadora habilitada para realizar envíos, que en este caso corresponde a Carnes Ñuble, de la VIII Región.



Chile nunca ha sido un exportador de carnes de bovino, y es sólo a partir del año 2002 que en el marco del Plan de Fomento de Exportaciones de estas carnes impulsado por el Ministerio de Agricultura que se realizan los primeros envíos a Israel, Cuba y Costa Rica. Durante ese año se exportan US$ 6,5 millones, y se espera que durante el año 2003 las exportaciones totales de este producto alcancen los US$ 20 millones a distintos mercados del mundo, de los cuales entre 4 y 5 millones de dólares se destinaran a los mercados europeos.



Chile tiene una masa ganadera pequeña y más allá de los esfuerzos para aumentarla lo seguirá siendo en el futuro. Es este hecho, sumado al objetivo de llegar a los mercados más sofisticados y exigentes del mundo, lo que ha determinado enfatizar más la calidad que el volumen. Desde este punto de vista, junto con aprovechar nuestra innegable buena condición zoosanitaria expresada fundamentalmente en ser un país libre de fiebre aftosa sin vacunación y de la vaca loca, han sido importantes el desarrollo de las buenas prácticas ganaderas por parte de nuestros ganaderos, el desarrollo de mecanismos de aseguramiento de la calidad por parte de las plantas faenadoras y la implementación de un Plan de Control de Residuos.



Si bien nuestro país tiene experiencia en la exportación de otras carnes al mercado europeo como son la carne ovina, de aves y porcina, es evidente que los envíos de los primeros años de exportación de carne bovina constituyen una enorme exigencia a la gestión y a la credibilidad de las plantas y productores. Cualquier error o falta en el inicio puede ser de un alto costo.



Las exportaciones de carne bovina a distintos mercados del mundo abren inéditas oportunidades a las regiones del sur, las que estructuran sus economías agropecuarias fundamentalmente en base a esta ganadería y las que no habían sido directa e importantemente beneficiadas hasta ahora por la estrategia exportadora agropecuaria, la que se había concentrado fundamentalmente del Maule al Norte. Para que tales oportunidades puedan ser aprovechadas en plenitud deben cumplirse dos exigencias básicas; a) que se consolide la alianza estratégica entre las plantas faenadoras y los productores, de tal forma que estos últimos se sientan también beneficiados y b) que la pequeña agricultura que realiza ganadería bovina sea incorporada desde el inicio en este nuevo negocio, aprovechando sus importantes recursos y capacidades. El Plan de Desarrollo Ganadero a anunciarse en las próximas semanas reforzará y consolidará el proceso exportador de las carnes de bovino recientemente iniciado.



(*) Subsecretario de Agricultura.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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