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Presidencia del Senado 2005

Debemos luchar por una globalización más humana, que haga participes a todos los sectores del país, de los beneficios de nuestros tratados de libre comercio, para que la gran mayoría de los chilenos sean actores del desarrollo y volvamos a tener una clase media pujante y se respete al mismo tiempo nuestra identidad cultural y valórica.


Al asumir nuevamente la Presidencia del Senado, deseo expresar una vez más mi reconocimiento a quienes me han prestado su apoyo y respaldo en estos años de representación senatorial.



El Senado de Chile se ha caracterizado históricamente por reunir en su seno la representación de todos los sectores de nuestra sociedad, constituyendo por su propia naturaleza, un lugar de encuentro de los grandes acuerdos, en donde se posibilita una reflexión serena y fundada de los temas más importantes que afectan a nuestro país, constituyéndose al mismo tiempo en una sólida base de apoyo institucional y pilar importante de nuestro ordenamiento constitucional.



Para cumplir este rol de lugar de encuentro y reflexión, es de la mayor consecuencia que como Corporación renovemos nuestra decisión de ser protagonistas de la agenda político-institucional, en un país en donde la predominancia del Ejecutivo ahoga, muchas veces, los marcos de los necesarios balances institucionales.



En este sentido, nuestra Corporación debe ser capaz de adquirir una participación más activa en la elaboración de las políticas públicas, y no sólo ser mera receptora de las iniciativas legislativas, y buen ejemplo de ello es el tema que hemos impulsado para sentar las bases de una Cancillería del Siglo XXI.



Nuestro Congreso Nacional es el único poder que representa tanto a las mayorías como a las minorías, y por tanto, reclama un rol cada vez más activo en el debate público. Debemos luchar para reestablecer también los equilibrios comunicacionales, en donde al parecer hay una franja permanente para unos y para otros sólo criticas y preocupantes cazas de brujas.



En el plano externo, debemos trabajar en una más intensa acción interparlamentaria, con un énfasis especial en la relación con nuestros vecinos, para recuperar confianzas y mejorar el conocimiento mutuo, pues como parlamentarios tenemos la ventaja de poder actuar en este plano con mayor libertad que los canales formales.



Debemos luchar por una globalización más humana, que haga participes a todos los sectores del país, de los beneficios de nuestros tratados de libre comercio, para que la gran mayoría de los chilenos sean actores del desarrollo y volvamos a tener una clase media pujante y se respete al mismo tiempo nuestra identidad cultural y valórica, para lo cual considero que una efectiva protección y amparo a la familia chilena resulta fundamental, para así ofrecerle un respaldo que facilite su desarrollo e impida su relativización valórica.



No puedo dejar de mencionar la urgente necesidad de seguir avanzando en nuestro proceso de regionalización y descentralización del país. Nuestras regiones deben ser protagonistas y no simples espectadoras del desarrollo de Chile, para lo cual debemos procurar que el poder y los recursos públicos se distribuyan con justicia y equidad a lo largo de todo el territorio nacional.



Por otra parte, la actual distorsión de imagen que afecta a la actividad política nos compromete sin reservas y nos obliga a continuar los esfuerzos que iniciáramos hace algunos años por lograr un Senado más dinámico, más transparente y más participativo.



Contamos con colaboradores de selección, a quienes les debemos el mayor reconocimiento por su acción y con ellos aspiramos a crear una nueva etapa, en donde profesionales del más alto nivel trabajen junto a cada comisión legislativa en forma permanente, a fin de lograr un Senado que responda a las exigencias del siglo XXI.



Sobre estos desafíos, es que una acción conjunta del Senado puede constituir un real aporte al Chile del bicentenario.



Sergio Romero Pizarro, Presidente del Senado.


  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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