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Impasse en el Costanera Center

La noticia golpeó por la gran cantidad de cesantía que produce esa decisión empresarial, la cual es incoherente con el discurso público de Horst Paulmann, quien en los publicitados encuentros sociales con sus pares, siempre ha manifestado que en los tiempos de baja es cuando hay que invertir…


Por Patricio Herman*

A raíz del reciente anuncio del gigante del retail Cencosud, en orden a que se dejaba en compás de espera la construcción de esta mega obra, para salvaguardar los intereses accionarios de todos aquellos que participan en la propiedad de ese complejo comercial, recomendamos revisar la columna «Breve historia del Costanera Center», publicada el 28 de octubre de 2008 en El Mostrador.cl, en donde relatamos una serie de hechos, casi todos desconocidos por la opinión pública, pero sí muy conocidos por todos aquellos que se desenvuelven en el ámbito de los negocios inmobiliarios.

La noticia golpeó por la gran cantidad de cesantía que produce esa decisión empresarial, la cual es incoherente con el discurso público de Horst Paulmann, quien en los publicitados encuentros sociales con sus pares, siempre ha manifestado que en los tiempos de baja es cuando hay que invertir. Está claro que en la actualidad no piensa igual, lo que debería ser analizado por quienes se adentran en los comportamientos íntimos de los seres humanos.  

Nuestra Fundación viene sosteniendo desde hace mucho tiempo que el permiso de edificación del proyecto, otorgado en marzo de 2007, por la Dirección de Obras de Providencia, contiene una serie de irregularidades y es más, cuando le hemos solicitado antecedentes al arquitecto funcionario que dirige esa oficina técnica municipal, nos ha respondido que los documentos públicos que deseamos conocer, por imposición de Costanera Center, los tiene que mantener en secreto y por ello hemos recurrido donde el Seremi de Vivienda y Urbanismo para que obligue al anterior a ceñirse a la ley que consagra la publicidad de este tipo de documentos.

También debemos tener presente que durante un largo período de tiempo existió una controversia entre el titular del proyecto (4 torres y un centro comercial) y los ministerios de Transporte y de Obras Públicas, ya que ese conocido particular no deseaba asumir todas sus responsabilidades pecuniarias respecto de las obras de mitigaciones viales en el sector y por ello el segundo y definitivo Estudio de Impacto sobre el Sistema de Transporte Urbano (EISTU) que debe aprobar el Seremi de Transporte, con la anuencia de los servicios públicos sectoriales, se demoró más de la cuenta. Con la simpatía y seguridad que irradia Paulmann, decía por la prensa que estaba dispuesto a pagar sólo 25% de los costos asociados a las mejoras viales y que el resto tenía que ser solventado por otros privados que ejecutaban torres en la saturada zona de Sanhattan y por el Estado: muchos dicen que en pedir no hay engaño.     

Una cosa graciosa, tan típica de Chile, es que la norma escrita establece que cada proyecto que se deba someter a un EISTU iniciará sus faenas tan pronto se apruebe ese estudio y Costanera Center comenzó a construirse en marzo de 2006, con Ricardo  Lagos y Cristián Labbé abrazados con Paulmann, felices todos, porque, según ellos, estaban inaugurando la torre más alta del hemisferio sur. Recordemos que en aquella fecha de plata dulce y boom inmobiliario no se habían detectado aún en EEUU los valores bursátiles tóxicos y por ello el júbilo era total.      

Desde el 26 de Septiembre de 2008, con la Junta de Vecinos del sector, le estamos solicitando al Seremi de Vivienda y Urbanismo, conocer el Estudio de Sombras como asimismo las láminas y los cuadros de superficie del proyecto aprobado en Marzo de 2007, porque como lo dijimos, la autoridad de Providencia se niega a entregarnos esos documentos. También le hemos pedido que revise en su totalidad el permiso porque, entre otras cosas, los distanciamientos y la altura de 300 metros de la torre principal, no cuadran con las normas vigentes.  

Estábamos muy preocupados porque, incluso a ese Seremi, el Director de Obras de Providencia, no le remitía la documentación exigida para poder fiscalizar y por ello fue necesario que, a mediados de noviembre de 2008, el jefe de Desarrollo Urbano e Infraestructura de esa secretaría ministerial, conminara al funcionario municipal para que, cita textual, «le informe en un plazo no superior a 5 días y remita copia de todos los antecedentes atingentes», referidos al permiso de edificación que objetamos. Entendemos que finalmente el Seremi recibió tales antecedentes y por ello esperamos que, dentro de los próximos días, en atención a que la probidad administrativa y transparencia deben regir en todo el aparato del Estado, tendremos una completa respuesta por parte del Minvu.

En todo caso, lo peor que podría suceder, sería que el gobierno se ablandara con la drástica decisión de Cencosud y empezara a «negociar» quien asume el costo de las diversas obras de mitigación vial, ya que esta eventual muestra de debilidad institucional daría pábulo para que se repitiera en otros casos, legitimando que el Estado debe ir en ayuda de las iniciativas empresariales cuando éstas no visualizan los futuros escenarios y hacen mal los cálculos en sus planillas excel.  

El sistema de libre mercado y la teoría económica del capitalismo tienen sus reglas del juego y por ello los más temerarios emprendedores tienen ganancias espectaculares casi siempre. Los que se equivocan ya se recuperarán con creces.    

* Fundación «Defendamos la Ciudad»

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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