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Tomar la educación superior pública en serio

Vemos que la educación continúa fuera de la agenda prioritaria del gobierno, de la izquierda y de la oposición. Esperamos que eso termine y se hagan las propuestas sobre el futuro de la educación para discutirlas de cara al país. Nosotros tendremos nuestra propuesta y nos aseguraremos que sea…


Por Federico Huneeus*

Comenzamos un año académico donde más de 700 mil jóvenes seguirán estudios en algún establecimiento de educación superior, lo que representa el 40% de los jóvenes. Este es un crecimiento cuantitativo que no desconocemos, pero que criticamos porque no ha ido acompañado de un aumento de la calidad. Por calidad entiendo que el conocimiento adquirido es de excelencia y de vanguardia; con traspaso pero también generación de conocimiento. Una universidad de calidad debe tener una actitud crítica frente a la realidad, con compromiso social. Chile no necesita cualquier tipo de profesional, ni cualquier tipo de conocimiento; necesita profesionales que conozcan y enfrenten la realidad social, no que miren solo sus problemas individuales. Una universidad es de calidad cuando es capaz de revertir las desigualdades y la segmentación social. Calidad también dice relación con la democracia dentro del gobierno universitario, sin la participación de comunidades organizadas la universidad pierde sentido.

La privatización de la educación superior desde los 80′ ha ido en contra del desarrollo de esa calidad integral recién descrita. La realidad se esconde detrás de campañas publicitarias para captar nuevos estudiantes. Ha habido un constante aumento del gasto privado (junto a una disminución del aporte fiscal en términos relativos) en educación que castiga a las familias, especialmente de ingresos medios y bajos. La formación de la juventud está hoy en manos del mercado. Esto debe terminar. La ilusión que hoy tienen miles de familias con el ingreso a la universidad serán conflictos mañana.

Hay una solución. Construir un sistema de educación superior pública, que pase de la desregulación del mercado, al Estado. Un sistema que responda a un proyecto país, donde la educación sea un derecho y nunca más un privilegio, y deje de funcionar  para necesidades cortoplacistas y particulares. Propuestas que hablan de una nueva relación entre el Estado y las universidades estatales van en la dirección correcta, pero son insuficientes puesto que ignoran a otros actores. Universidades privadas que han sido relevantes para el país y la formación técnica, que el país necesita pero que hoy no tiene el lugar como una verdadera alternativa de vida. No hay que equivocarse, este no es un cambio gremial, sino nacional. No se debe excluir a nadie de él.

Las definiciones acerca de la educación superior suponen tener claridad sobre el tipo de país que queremos construir. Hoy el país ve crecer su economía, pero con un alto costo en el medio ambiente, y consolida desigualdades económicas y sociales que son una vergüenza a nivel internacional. La educación superior reproduce esas desigualdades y las profundiza. Los dirigentes políticos y las autoridades de gobierno critican las desigualdades, pero no toman medidas efectivas para disminuirlas.

Es indispensable que en este año electoral haya un debate nacional sobre la situación de la educación superior, en el cual deben participar todos los actores, públicos y privados. En este debate los candidatos deben dar a conocer sus propuestas. Las universidades deben dar a conocer a los chilenos los avances que tienen en cuánto a ser inclusivas y al progreso de la calidad de la docencia y la investigación.

Nos aseguraremos que la educación superior esté en el centro de la preocupación de estas elecciones parlamentarias y presidenciales. Sabemos que hay una importante contingencia, pero nosotros estamos mirando el futuro, el Chile de mañana. Ese Chile necesita de una Educación Pública inclusiva. Hasta ahora existen los nombres de los aspirantes a La Moneda y conocemos sus caras, pero no sabemos qué piensan sobre los principales desafíos del país, los espacios de la juventud, la educación. No se puede esperar que los jóvenes se inscriban y voten en las elecciones cuando los candidatos no tienen planteamientos sustanciales sobre esto. Vemos que la educación continúa fuera de la agenda prioritaria del gobierno, de la izquierda y de la oposición. Esperamos que eso termine y se hagan las propuestas sobre el futuro de la educación para discutirlas de cara al país. Nosotros tendremos nuestra propuesta y nos aseguraremos que sea escuchada.

*Federico Huneeus es Presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh).

 

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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