El dilema de los 20 puntos

Por Carlos Correa*

El principal resultado de la reciente encuesta de Imaginacción es que hay tres candidaturas competitivas entre ellas y que la opinión pública tiene que tener en cuenta las posiciones de cada una de ellas. Ya no existe «Marquito» ni el enfant terrible de la izquierda, sino una tercera candidatura que marca en primera vuelta una intención de voto de 21,5%.

Marco Enríquez-Ominami ha construido buena parte de su discurso y su éxito en la crítica a las elites gobernantes, como dice Kramer el humorista, de manifestar constantemente que la sociedad es hostil. Es parte del rol que juegan en una elección los candidatos que no pertenecen a grandes coaliciones, poseen porcentajes inferiores a diez puntos y por tanto ninguna posibilidad de llegar a La Moneda.

El éxito de su campaña consiste en poner en tabla temas que inquietan a la sociedad. Marco ha sido efectivo en ese propósito, en especial los relacionados con la renovación de la política chilena y la crisis de los partidos, que de no solucionarse nos puede llevar a una crisis institucional.

Una prueba palpable del impacto del discurso de Enríquez-Ominami en esta campaña es la premura que han tenido los candidatos de las dos coaliciones en rodearse de un discurso joven y de cambio, y sobre todo de figuras que estaban en un segundo plano hasta el fenómeno MEO.

Desde el Piñerismo se habla a los jóvenes que mojen la camiseta y desde la Concertación que el actual candidato es el puente a las nuevas generaciones. Se ha producido en el país una  larga discusión sobre una reforma necesaria acentuada con la crítica de la Presidenta a las primarias concertacionistas. Es difícil que estos tres hechos hubieran ocurrido sin Marco en la palestra. 

Este gráfico de Google Trends muestra el impacto tipo pulso que Marco ha provocado con su llamado de atención. Las reflexiones de Marco Enríquez-Ominami son una bocanada de aire fresco que ha remecido a la sociedad. Las críticas que ha recibido le han hecho bien, pues los argumentos que han levantado contra él son justamente sus fortalezas.

El hecho que sea farandulero, que no tenga una posición hostil (pero tampoco fanática) con el mercado y que en un inicio haya sido capaz de convocar gente de todos los sectores políticos, más que una debilidad, es la gran razón por la que haya tenido tan alta conectividad con la gente común. Marco ha leído correctamente los tiempos de hoy en día y las necesidades de todos. Esto explica que entre los tres candidatos sea el más querido, el más honesto y el más cercano.

Esto ha hecho que Marco llegue a 21,5 puntos en la encuesta. Pero curiosamente, su alto porcentaje es su mayor debilidad. En el escenario de tres candidaturas, razonablemente la ciudadanía se empieza a preguntar como será el país con cada uno de ellos en el poder.

Hay cierta claridad de lo bueno y malo que tendrá Chile con Piñera o Frei en La Moneda, pero no lo hay con Marco. No es casual que en la evaluación de atributos el diputado salga en último lugar cuando se pregunta si tendrá capacidad e inteligencia para hacer frente a las dificultades y autoridad para llevar a cabo su programa de gobierno. Es una duda razonable de la ciudadanía sobre un candidato que ha logrado un porcentaje histórico y que  aspira legítimamente pasar a segunda vuelta. El desafío del diputado es superar la trampa de los 20 puntos y demostrar que puede ofrecer gobernabilidad. No basta con querer llegar a la papeleta.  

*Carlos Correa es analista electoral de Imaginacción Consultores.

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