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Mal pensado

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
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Evacuar la política para secuestrar los derechos ciudadanos fue obra de la dictadura. En Europa es el discurso del neofascismo renaciente. Curioso: Enríquez, -o al menos sus representantes-, están en eso.


Por Salvador Muñoz*

En tres ocasiones me ha tocado participar en un debate entre candidaturas presidenciales, incluyendo portavoces de Marco Enríquez.

En el primero, su representante Álvaro Escobar, entre chistes y anécdotas no desplegó ninguna idea programática que permitiese iniciar algún tipo de diálogo, aún menos un debate.

En el segundo, me llamó la atención el orgullo expresado por Jorge González al explicar que hacía menos de un mes él era parte de los grupos Tantauco, que trabajó por años en RN y en la Fundación Futuro, y que hoy es docente de la Universidad Adolfo Ibáñez.

Para él, la capacidad que muestra Enríquez para albergar desde miristas arrepentidos hasta ultra liberales agresivos es una gran virtud. ¿Candidatura panorámica?

El tema del debate era la Reforma del Estado, pero González habló de Karen y de Fukuyama. Escuchar las propuestas de Enríquez fue una experiencia tan alucinante como leer al politólogo yanqui. Si para este último la historia se acabó, gracias al representante de Marco la discusión se terminó antes de haber empezado.  

Su principal argumento: «Sepultar a los ‘economistas muertos’ como parte del debate y afirmar que la disyuntiva entre el mercado y el Estado es una pérdida de tiempo. La única discusión posible consiste en mejorar la gestión del Estado«.

Debate tentador, sobre todo con quién ve las privatizaciones como una panacea universal ignorando la historia económica reciente. Pero no voy a eso.

Hace algunos días asistí al tercer foro. Como oyente. Desde la galería el cuadro se veía aún más claro. Como siempre, el más reaccionario fue el representante de Enríquez.

El tema: el transporte. Sus propuestas: privatizar todo. La representante de Piñera se sintió desplazada, fuera de lugar.

La forma de hablar de Álvaro Miranda me recordó a los gremialistas en la universidad. Denigrando a la política y a los políticos, hablando desde la «neutralidad» y la «virginidad«.

Evacuar la política para secuestrar los derechos ciudadanos fue obra de la dictadura. En Europa es el discurso del neofascismo renaciente. Curioso: Enríquez, -o al menos sus representantes-, están en eso.

Puede que yo sea mal pensado. Pero no puedo ver con buenos ojos tan abultada presencia derechista en ese comando y en esas ideas.

¿Votará parte de la derecha por Enríquez en la primera vuelta, para abrirle las puertas de la segunda? Impedir el surgimiento de cualquier alternativa real al modelo cogobernado por la Concertación y la Alianza tiene un coste. Pero para un puñado de privilegiados no tiene precio.

En la Francia republicana la ausencia de un proyecto de izquierda llevó a un balotaje entre un derechista y un neo fascista en el 2002. La historia se repite. Primero como un drama, luego como comedia. Esta vez la historia comenzó con la comedia.

*Salvador Muñoz K. es coordinador de la candidatura presidencial de Jorge Arrate.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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