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Alimentos para el futuro

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
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Ni la financiación ni las cosechas récord asegurarán que todas las personas tengan acceso a la comida que necesitan. Si la gente pasa hambre hoy no es porque el mundo no produzca suficientes alimentos.


Por Jacques Diouf*

En 2050, la población mundial habrá crecido hasta alcanzar 9.100 millones de personas, y alimentarla exigirá producir un 70% más de comida que hoy. A no ser que tomemos ahora las decisiones adecuadas, nos arriesgamos a que el día de mañana la despensa mundial esté peligrosamente vacía.

Sobre todo porque el sistema alimentario mundial debe hacer frente al desafío del cambio climático, el que puede reducir la producción agrícola hasta en 21 % en los países en desarrollo.

Pero igual de importante es ocuparnos de que la gente esté alimentada hoy. Esto supone actuar de forma decidida para erradicar el hambre que afecta a mil 20 millones de personas.

Con la Revolución Verde, el mundo pudo evitar una hambruna masiva en Asia y América Latina en la década de 1970, dedicando el 17 % de la ayuda al desarrollo a proyectos agrícolas y rurales.

Al afrontar hoy un desafío similar, el camino debe ser diferente. Además de invertir en agricultura, necesitamos usar de una forma más eficiente la energía, los insumos químicos y los recursos naturales, y centrarnos más en las necesidades de las familias rurales que viven de la agricultura.

Para producir más y mejores alimentos, se necesitarán inversiones importantes, ya que los futuros aumentos de producción deben proceder de mayores rendimientos y de una mejor intensidad de cultivo, más que de un aumento de la superficie cultivada.

Muchas de estas inversiones procederán del sector privado y de los propios campesinos. Pero para que esas inversiones sean atractivas, también se deben dedicar importantes cantidades de dinero público a infraestructura, educación, tecnología y sistemas de extensión. Aparte de la agricultura de subsistencia, no tiene sentido producir alimentos a no ser que haya mercados, medios para transportarlos, y que puedan ser almacenados y conservados.

Pero ni la financiación ni las cosechas récord asegurarán que todas las personas tengan acceso a la comida que necesitan. Si la gente pasa hambre hoy no es porque el mundo no produzca suficientes alimentos, si no porque éstos no son producidos por el 70 % de las personas pobres cuyo principal medio de vida es la agricultura y que, paradójicamente, no tienen lo suficiente para satisfacer sus necesidades básicas de alimentación.

Por tanto, alimentar al mundo en 2050 requerirá también estrategias de reducción de la pobreza, redes de protección social y programas de desarrollo rural. Se necesitará una mejor gobernanza y establecer condiciones socioeconómicas que mejoren el acceso de la gente a los alimentos. También es importante un sistema de comercio agrícola reformado y más equitativo.

Estos temas estarán en la Cumbre Mundial sobre Seguridad Alimentaria que se celebrará en Roma del 16 al 18 de noviembre, y en la que los Jefes de Estado y de Gobierno de los 192 Estados Miembros de la FAO tomarán decisiones importantes para asegurar que todo el mundo tenga comida suficiente hoy y el día de mañana.

En 2050 qué comer dejará de ser un problema para muchos de los que ya tenemos una cierta edad. Pero considero que es mi deber, como seguramente también es el nuestro como comunidad global, hacer todo lo que esté en nuestras manos para desterrar el fantasma del hambre para siempre y asegurar que nuestros hijos y nietos puedan comer dignamente y disfrutar de una vida saludable.

*Jacques Diouf es Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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