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H2O y cifras

Por: Pedro Godoy, Centro de Estudios Chilenos


Señor Director:

Nuestro planeta -en el sistema solar- es el único con hidrósfera. Esta ocupa el 74% de su extensión, mientras la superficie emergida -litósfera- apenas cubre el 26%.

Los otros cuerpos celestes -hasta donde alcanza la investigación- son incandescentes, sólo gas o secos como yesca. El agua en 97.3% es salada, por ende, inservible para la agricultura y el consumo humano.

El agua dulce escasea y apenas alcanza el 2.7%. Se calcula que, en el siglo ya iniciado, el oro tendrá un valor inferior al vital elemento y se predicen guerras por yacimientos acuíferos y no como ahora, por petróleo.

De aquel minúsculo porcentaje es de uso sólo 1/3 porque el resto son glaciares, nieves eternas, napas. No nos dejemos seducir por la longitud del Nilo o el caudal del Amazonas ni tampoco por lagos como el Erie, el Titicaca o el Llanquihue. Lo cierto: el recurso hídrico es mínimo. Lo daña la contaminación y el despilfarro.

Chile posee ríos, la mayoría, de alimentación nivosa y curso breve y de tipo torrentera. Igual que ciertos lagos, han sido convertidos en cloacas. Además, se vacian en el mar.

Este es el motivo de por qué se promueven plantas de purificación y embalses fluviales, para que los desechos no continuen desembocando en el Pacífico. De allí la consigna «¡Ni un litro de agua dulce al océano!» y nuestro afán por incentivar la construcción de tranques.

Esta propuesta se cimenta en dos hechos: un desierto nortino invasor y sequías periódicas. Ello debe compaginarse con una campaña educadora de la población apuntando a ahorrar agua dulce, sin la cual se marchita la bioesfera.

Recuérdese: gaviotas y alcatraces así como huemules y cóndores y 17 millones de habitantes bebemos agua… dulce.

Pedro Godoy P.
Centro de Estudios Chilenos CEDECH

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