Ciertamente el documento no dice nada de fondo sobre la educación pública, sólo se limita a entregar más herramientas para controlar mejor el mercado de la producción de conocimiento, en lo que se ha transformado nuestro sistema educativo. Pero ¿quién lo va a decir de la Concertación? ¿Quién lo va a decir de los grandes centros de investigación educacional chileno, si todos están por lo demás representados en la Comisión?
Da lo mismo. No hay quien no haya criticado a Joaquín Lavín, en distintos tonos –académico, humorístico, político- durante los últimos anuncios que ha hecho. Los más conspicuos académicos e investigadores de nuestro país, de las universidades más importantes, han hecho de sus últimas medidas prácticamente un laboratorio clínico de precisamente lo que no hay que hacer en el gran tema de la educación. Lo más suave lo dijo J.J. Brunner tildando de “fiasco” la medida de cartografiar y semaforizar el SIMCE, de ahí hacia arriba.
Estuvo en Chile Martin Carnoy, reconocido experto mundial en educación comparada y no hizo sino criticar, repleto de evidencias, las medidas del Ministro. Hubo una sesión especial en el Congreso para pedirle explicaciones por lo que está haciendo. El punto es que lo imaginable se le ha dicho, y él como si nada. Pero, a la defensiva, no juega nuestro Ministro de Educación.
Pobre nuestro competidor Presidente Piñera. Lo tiró a la peor arena, le escondió unos tigres de la Malasia y le interpuso un par de serios luchadores para acabarlo: Lavín –Gladiador- arrasa con todo.
La campaña iniciada este fin de semana –junto a El Mercurio, La Segunda, La Tercera y La Nación- por este Ministro “Maximus” es una jugada de lujo, clavando su espada directo al corazón de la Concertación.
[cita]Mientras tanto el Presidente Piñera, tocando la vuvuzela. Y seguro que la seguirá tocando desde la Moneda, cuando empiecen las movilizaciones estudiantiles, justo al frente, por la Alameda.[/cita]
¿Y Piñera? Así como va subiendo en las encuestas Lavín, a estas alturas, no le queda más que gritar, cuál Solabarrieta, ¡Lavinazo! y después, tocar la vuvuzela bien fuerte.
Veamos. Hace un tiempo, “Maximus Lavín” convoca a una Comisión para estudiar específicamente el tema de la Carrera Docente y la Municipalización. Con las ganas de quedar en la historia (o para seguir en ella) notables en educación de la Concertación ceden a la tentación. Así Mariana Aylwin, José Pablo Arellano, José Joaquín Brunner, Sergio Molina y Pilar Romaguera, se entregan a “pensar” la educación y buscar consensos para mejorar –en algo- nuestro sistema, se entregan con notables de la derecha liberal en educación. Tal vez, no tuvieron la opción de decir que no: seguro les hicieron una oferta que no podrían rechazar. Es que cuando se habla de educación, a los notables de la Concertación, se les habla como pidiéndoles que por favor nos ayuden, y ellos, cuales misioneros, no tienen escapatoria: la educación los convoca moralmente. Al menos ese es el discurso, la educación para nada tiene que ver con millones –sí, digo millones- de dólares. No.
La Comisión trabajó silenciosamente. No se supo de conflictos. Nada se filtró en ese sentido. Además fue rápido el trámite. Se le entrega el documento final al Presidente, post Mundial de Fútbol- y Lavín se abre paso entre medio del ruido por el Kramer, por la vocera, por las pequeñeces en las que andaba enredado el Presidente, con un gran tema; anunciando que si hay un acuerdo técnico, que incluye a la Concertación, no habría por qué negar un acuerdo político en tal sentido. ¡Chapeau!
¿Qué van a decir? Ciertamente el documento no dice nada de fondo sobre la educación pública, sólo se limita a entregar más herramientas para controlar mejor el mercado de la producción de conocimiento, en lo que se ha transformado nuestro sistema educativo. Pero ¿quién lo va a decir de la Concertación? ¿Quién lo va a decir de los grandes centros de investigación educacional chileno, si todos están por lo demás representados en la Comisión?
¿Otro movimiento más de Maximus Lavín? Está creando en el Ministerio de Educación un gran centro de investigación propio, con doctores en Ciencias de la Educación recién llegados al país de las mejores Universidades del mundo, multidisciplinario, de exclusiva confianza del Ministro. Así logrará tener total independencia de las Universidades, desligarse de cualquier tipo de clientelismo en ese sentido, y lo que es muy potente, tendrá información relevante del sistema de primera mano. No quedan dudas que era el mejor para ese cargo.
Mientras tanto el Presidente Piñera, tocando la vuvuzela. Y seguro que la seguirá tocando desde la Moneda, cuando empiecen las movilizaciones estudiantiles, justo al frente, por la Alameda.