Señor Director:
Me dirijo a Ud. con el objetivo de señalar que el artículo firmado por Yael Schnitzer, publicado el viernes 16 recién pasado, en El Mostrador, está construido sobre un prejuicio que reitera a lo largo de su redacción: hay un “grupo de conservadores” que en la Concertación se resisten al cambio. Y sobre ese prejuicio construye su argumentación y distribuye “roles” políticos, de manera arbitraria.
Al ser aludido en esa teorización, le ruego publique estas notas:
1) Luchar por tener mayoría social no es ser conservador, es un requisito esencial de una política de izquierda en democracia; es lo que muchos no supieron comprender del mensaje de Salvador Allende.
Si no tenemos mayoría, gana la derecha, así de simple. Por eso he manifestado que todas las fuerzas de la Concertación, sin excepción, son insustituibles.
Nadie ha comprado la verdad ni es mentor de ella, para pretender excluir o aislar a otros. Repito, todos somos insustituibles. Cuando al PS se le intentó aislar por su posición en Derechos Humanos, esa política fracasó. No veo razón para intentar reiterar ese error, ahora con otras fuerzas dentro de la Concertación.
2) Es falso que no tengamos alianza o acuerdos con el PC. Fue la política de los “conservadores”, es decir, la política de la Concertación, la que en las recientes elecciones parlamentarias del 2009, rompió la exclusión y de hecho actúa un entendimiento del conjunto de la oposición en la Cámara de Diputados. Ahora, si algunos piensan que el PC se va a subsumir en un mismo bloque formal en la actual Concertación, no recogen las innumerables declaraciones de sus dirigentes sobre la materia.
En relación al partido en formación que encabeza Marcos Enríquez 0minami, sus declaraciones no admiten duda ni confusión: no está en sus planes confluir en la Concertación.
Con el MAS de Alejandro Navarro, opera ya un acuerdo en el Senado, y en relación al recién bautizado MAIZ de Jorge Arrate, está constituyéndose y, en consecuencia, vanamente se puede intentar” reclutarlo” en esta etapa de formación.
Es decir, no saquemos cuentas alegres, de ampliaciones ilusorias, creando alianzas mentales y no reales y auto-engañándonos; peor aún, pensando que la opinión pública se dejará engañar, con nuevas convergencias que existen sólo discursivamente.
3) En consecuencia, el camino no son declaraciones de mera voluntad; hay que hacer un proceso de reconstitución de un bloque social, político y cultural que sea mayoritario y derrote a la derecha. Por eso, no se puede quebrar el entendimiento entre la izquierda y el centro, con la reedición cuarenta años después de la llamada política de los tres tercios; si eso se impone volverá a ganar la derecha.
4) Tampoco es el camino levantar políticas inviables, de manipulación de las organizaciones sociales en su identidad y autonomía. Estoy convencido que esa no es la verdadera conducta para promover la participación ciudadana.
5) Sobre todo, no estigmaticemos a unos y bendigamos a otros; el respeto a la diversidad y el ejercicio de un auténtico respeto al pluralismo, es lo que debiese primar en nuestras conductas; y no, por cierto, los trascendidos, las filtraciones y otras inconductas, muy vergonzosas, que sólo llevan agua al molino de la derecha, que en la retórica se dice querer derrotar, pero que luego, lamentablemente, es la fuerza que cosecha sobre la montaña de prejuicios anti-concertacionistas que, equivocadamente, se levanta cada día.
Ojalá, algún día, dejemos la añeja práctica de descalificar y de regodearnos en las bilis y tumores de la baja política.
Camilo Escalona Medina
Senador
