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Banco público y negocios privados

Roberto Pizarro Hofer
Por : Roberto Pizarro Hofer Economista. Ex ministro de Planificación del gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle.
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Estévez no importa mucho. Su ética y comportamiento político son parte de su conciencia y del partido al que pertenece. Su caso interesa porque es paradigmático sobre los vínculos indecorosos entre política y negocios, fenómeno que han transitados varias personalidades en los últimos años. Y no se debiera olvidar que cuando los empresarios contratan a políticos profesionales y ex funcionarios de gobierno, lo que están comprando son contactos e influencia en las instituciones públicas.


La defensa que hace Jaime Estévez de su desempeño como Presidente del ahora denominado BancoEstado no resulta convincente y más bien confirma ese tránsito indecoroso de altos funcionarios de los gobiernos de la Concertación hacia el sector privado. En efecto, él no explica lo principal: ¿por qué se encuentra hoy día ocupando una silla en el directorio del Banco Chile, después de haberle prestados recursos a quien lo compró?

No es ninguna novedad que el gobierno de Lagos desvirtuara el carácter público del Banco del Estado y que, al mismo tiempo, lo convirtiera en una empresa con los mismos rasgos de la banca privada. Fueron precisamente los grandes empresarios quienes lloraron al término del gobierno de Lagos, y Estévez cumplió disciplinadamente sus instrucciones: tasas de interés usureras para las pymes, privilegios y buen trato para los grupos económicos. Además, de pasada, aprovechó de contratar a su amigo Tironi para cambiar el nombre de Banco del Estado y llamarlo en adelante BancoEstado, comunicando así una “nueva imagen”.

Nada de esto es extraño ni inadecuado, según Estévez. Yo le agrego: no lo es para los gobiernos de la Concertación. Porque, todos los países que buscan favorecer la pequeña empresa y promover el empleo le otorgan a ésta un trato especial, o al menos similar al que se le ofrece a los grandes empresarios. Lamentablemente no ha sido así en Chile. Y ello ha significado una hegemonía incontestable de los grandes negocios en la economía chilena, con elevada concentración de la riqueza y poder en pocas manos, pésima distribución del ingreso, pérdida de entusiasmo para el emprendimiento, elevado endeudamiento y quiebra de muchas pymes.

[cita]Al término del gobierno de Lagos, Jaime Estévez fue incorporado al directorio de Endesa en representación de las AFP. En ese momento, los opositores a las centrales hidroeléctricas en Aysén manifestaron un vigoroso cuestionamiento a su nombramiento, inquietos porque la presencia de Estévez en el directorio de Endesa podría sesgar las decisiones públicas en favor de los proyectos de esta empresa. Y, luego el mismo Estévez se convertía en director del Banco Chile. Su privatización se había consumado.[/cita]

Pero esta no es la discusión principal en el caso de Estévez. Lo que debiera explicar son las razones de otorgar un préstamo de US$ 130 millones al Grupo Luksic para que con estos dineros el grupo controlara el Banco Chile, y lo fusionara con el Edwards, también de su propiedad. Ningún empresario facilita el accionar de la competencia. Y tampoco el sector público presta recursos a la banca privada para favorecer la concentración bancaria ¿Ineficiencia, desinteligencia o algo más?

El asunto se agrava posteriormente. Al término del gobierno de Lagos, Jaime Estévez fue incorporado al directorio de Endesa en representación de las AFP. En ese momento, los opositores a las centrales hidroeléctricas en Aysén manifestaron un vigoroso cuestionamiento a su nombramiento, inquietos porque la presencia de Estévez en el directorio de Endesa podría sesgar las decisiones públicas en favor de los proyectos de esta empresa. Y, luego el mismo Estévez se convertía en director del Banco Chile. Su privatización se había consumado.

La incorporación del ex Presidente del BancoEstado al directorio del Banco Chile no es ilegal. Tampoco fue ilegal el préstamo que el Banco del Estado le otorgó al Grupo Luksic para que controlara el Banco Chile.  El asunto es ético y político: ¿Es ética y políticamente aceptable que Estévez aparezca en el directorio del Banco Chile, cuando en su condición de Presidente del Banco del Estado otorgara un préstamo al mismo Grupo que lo incorpora a sus filas?

Estévez no importa mucho. Su ética y comportamiento político son parte de su conciencia y del partido al que pertenece. Su caso interesa porque es paradigmático sobre los vínculos indecorosos entre política y negocios, fenómeno que han transitados varias personalidades en los últimos años. Y no se debiera olvidar que cuando los empresarios contratan a políticos profesionales y ex funcionarios de gobierno, lo que están comprando son contactos e influencia en las instituciones públicas. En momentos que la pasión por el dinero se infiltra por todas partes, la ética se encuentra a mal traer y, por tanto, hay que apelar a la política pública. Ya son demasiados los años que vegeta en el Senado una ley sobre el lobbismo, mientras la puerta giratoria no ha dejado de girar.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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