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Renovación Nacional: la pugna de la disidencia

Gonzalo Bustamante
Por : Gonzalo Bustamante Profesor Escuela de Gobierno Universidad Adolfo Ibáñez
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Si RN no recupera ese ADN diverso y más acorde a cómo se entiende hoy la derecha, corre el riesgo de jibarizarse la centro-derecha en general. De ser así, sus posibilidades electorales se verían mermadas ante la confrontación con un candidato tipo Velasco que podría captar, de modo importante, a los sectores moderados de centro-derecha.


Hemos pretendido por años que en Chile existen dos derechas: una que designamos como conservadora (que realmente es tradicionalista y reaccionaria) y otra liberal (que va de  conservadora a liberal moderada).

Hoy en día conduciendo partidos, sólo se da la primera, la tradicionalista. La UDI bajo una imagen de pragmatismo conservador esconde una raigambre tradicionalista fuertemente ideologizada. Su idea de “derecha popular” es un reflejo de eso, no de pragmatismo. El tradicionalismo que combina tendencias reaccionarias con modernizaciones inspiradas mesiánicamente ha existido siempre. El fascismo mismo tuvo mucho de eso. El sector liberal moderado y conservador no-tradicionalista de la UDI, si bien existe, es minoritario.

Por su parte  RN se encuentra capturada por otra forma de tradicionalismo, el cual se basa en hacer teoría de un sentido común  de lo terruño: entender el campo, su estructura social y su fe como algo natural y más representativo de algo así como la “chilenidad”. Es una suerte de tradicionalismo agrario instalado en el barrio El Golf.

[cita]Si RN no recupera ese ADN diverso y más acorde a cómo se entiende hoy la derecha, corre el riesgo de jibarizarse la centro-derecha en general.[/cita]

Mientras la UDI posee un ideario político más definido y el cual muchas veces se oculta tras diversas estrategias, RN se basa en la intuición, gracia y simpatía  de su caudillo. Por eso, la acción de la disidencia de RN que busca modificar el estado de cosas implantado por el presidente del partido, más que una pugna entre liberales-conservadores, lo es entre el tradicionalismo agrario de Larraín y quienes buscan normalizar el partido para que vuelva a los ejes políticos bajo los cuales se articula hoy en día la derecha democrática en las sociedades desarrolladas: una vertiente liberal, con distinta intensidad y una conservadora pragmática. Así son los Reinfeldt, Cameron, Merkel, Romney y Abbott.

Si RN no recupera ese ADN diverso y más acorde a cómo se entiende hoy la derecha, corre el riesgo de jibarizarse la centro-derecha en general. De ser así, sus posibilidades electorales se verían mermadas ante la confrontación con un candidato tipo Velasco que podría captar, de modo importante, a los sectores moderados de centro-derecha. Además la centro-derecha requiere de un mensaje más atractivo y acorde a los debates actuales sobre políticas de género, discriminación de minorías, medio-ambiente, etc. La cultura de las “medialuna  y el poncho” no parece la más apropiada.

En esa línea es interesante el interés mostrado por parte de la disidencia de RN por conectarse con el debate de la derecha actual en realidades como la británica. La venida  a nuestro país de Jesse Norman, autor del concepto de la “Gran Sociedad” que sería parte del relato que informa la gestión de Cameron, más allá de lo poco novedoso del mismo Norman, quien vuelve   a muchos presupuestos conservadores pre-Thatcher y de su ligereza (carece de la solidez intelectual de un Giddens) muestra por parte de ese grupo una motivación de actualización necesaria para la derecha, no sólo para la gestión del gobierno y para sus posibilidades futuras electorales sino que además para la mejora de la muy alicaída calidad del debate político nacional.

El historiador  tradicionalista G.Elton llegó a defender que para mantener las tradiciones, lo mejor era tener una población poco educada, que se moviese por los valores naturales y tradicionales  de la ruralidad británica. A su parecer, las ideas conllevan el riesgo de la subversión de los valores. Sin saberlo, tiene sus seguidores en Chile, al menos en cierta  derecha.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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