La oposición debe preparar las bases de un nuevo pacto social y proponerlo a Chile en las próximas campañas electorales, consultando a la ciudadanía y a los distintos sectores del país. Entretanto, bien haría el gobierno llamando a constituir un equipo amplio que recoja un consenso básico de los chilenos para dar este paso. Si no lo hace, será su responsabilidad.
El futuro fiscal de Chile no es sólo un tema financiero. Trasciende lo económico. Se trata de una discusión sobre el tipo de país que queremos. Por esa razón, la Reforma Tributaria es parte de un nuevo Pacto Social.
Una reforma tributaria contribuye a la convivencia, pues no hay desarrollo sin estabilidad social y política; y no habrá estabilidad sin una mayor igualdad entre los chilenos.
El propio desarrollo de los negocios requiere confianza, igualdad y unidad interna. Los empresarios más visionarios con comprensión más amplia del mundo y de la sociedad también lo entienden y señalan su disposición a elevar tributos como condición para la equidad y, consecuentemente, la gobernabilidad.
[cita]El propio desarrollo de los negocios requiere confianza, igualdad y unidad interna. Los empresarios más visionarios con comprensión más amplia del mundo y de la sociedad también lo entienden y señalan su disposición a elevar tributos como condición para la equidad y, consecuentemente, la gobernabilidad.[/cita]
Las brechas sociales deben reducirse. Chile debe proveer una mayor oferta de bienes públicos a todos sus ciudadanos, bienes de calidad para todos (educación, salud, ciudades amables, naturaleza limpia, cultura extendida, seguridad).
Algunos países desarrollados, en particular los nórdicos, han conseguido equidad con productividad y sustentabilidad, a la vez, en un círculo que se auto refuerza
La posición del Gobierno Piñera
Observamos que el gobierno no manifiesta voluntad para impulsar una reforma mayor. En su seno reina la confusión, sectores más ideológicos de derecha y un cuerpo de empresarios conservadores son reacios. Esta indefinición acrecienta las presiones y arriesga la gobernabilidad.
La mantención de una indefinición y reticencia a las necesidades del desarrollo con equidad, que escucha más a la elite empresarial, polarizará más al país. La inclinación a resolver los temas sociales con la Ley de Seguridad del Estado amenaza con agravar la situación.
El actual gobierno debe dar algún paso en los 2 años que le restan y enviar un nuevo proyecto de ley que suspenda la rebaja del impuesto a la renta de las empresas y evite el retorno al 17% establecido en la ley que aumentó temporalmente los tributos para financiar reconstrucción luego del terremoto. Nadie entendería que, en medio de la crisis social de 2011, el gobierno baje los impuestos en vez de subirlos.
Independiente de la acción del gobierno, el desafío de la oposición es preparar lo nuevo.
La oposición deber encarar desde ya su responsabilidad, de cara a la elección del 2013, y comprometer un programa de cambio tributario serio, que consiga avanzar en equidad con innovación e igualdad con más productividad.
Entre 1990 y 2010, a pesar de sucesivas reformas tributarias con Aylwin, Frei y Lagos (para financiar planes contra la pobreza, la reforma educacional y el AUGE en salud) el nivel tributario osciló entre 16 y 18%, alcanzando cifras algo más altas cuando se elevaba el precio del cobre. Se trata de una proporción baja del PGB en términos internacionales.
Además, del total de impuestos recolectados, más del 60% son indirectos y cerca del 50% es IVA. Se trata de una importante distorsión, en desmedro de los impuestos directos, que son más progresivos.
Además, de la baja proporción del impuesto a la renta, el impuesto al patrimonio es reducido. Así por ejemplo, la recaudación del impuesto a la herencia es casi inexistente, mientras el territorial que grava la propiedad inmobiliaria supera levemente el 3% el PGB, pues tiene escasa cobertura, estando exento mas del 60% de los contribuyentes.
La reforma propuesta debe ceñirse, a mi juicio, a tres criterios básicos:
1). Elevar la tributación en 2% y luego hasta 4% del PGB en los próximos dos quinquenios, al 2016 y al 2020, 2) realizarla en forma gradual (como se aprobó en los años noventa para la reducción arancelaria), y 3) elevar la ponderación de los impuestos directos.
Además, simplificar el sistema, a fin de facilitar la recaudación, el control y las declaraciones, reducir la evasión, mejorar transparencia del uso de los recursos fiscales y contemplar incentivos tributarios para:
IV. Propuestas específicas ¿qué cambios tributarios?
A. Reducir evasión y cerrar las filtraciones a la elusión.
Al DL600 es preciso modificar lo siguiente:
B. Rentas de empresas y personas
Hoy el impuesto al trabajo es más alto que el impuesto al capital. Entre otros, es necesario materializar algunas modificaciones, a saber:
C. Impuesto a los Combustibles
Tiene carácter progresivo y además es un incentivo a la sustentabilidad.
Según un estudio de Salvador Valdés, el 5º Quintil, compuesto por cerca de 1 millón de hogares, paga más de 60% del impuesto, y el 4º Quintil alrededor de 22%, mientras el 1er quintil, más pobre, paga el 1% de lo recaudado.
En cuanto a la sustentabilidad (contaminación, CO2 y saturación de infraestructura) conviene también aumentar impuesto al diesel.
D. Incentivos Especiales
Así como hemos constituido un fondo para Innovación y Competitividad, es urgente crear otro para educación de calidad. Este fondo debe ser permanente, con ingresos regulares, como se concibió para Innovación, provenientes del royalty al cobre o/y de nuevos impuestos a la renta.
Este apoyaría áreas estratégicas que harán la diferencia en las próximas décadas:
Así como estructuramos un Fondo de Pensiones para financiar el final de la vida, hagamos ahora otro para el comienzo de la vida.
El desafío
La oposición debe preparar las bases de un nuevo pacto social y proponerlo a Chile en las próximas campañas electorales, consultando a la ciudadanía y a los distintos sectores del país.
Entretanto, bien haría el gobierno llamando a constituir un equipo amplio que recoja un consenso básico de los chilenos para dar este paso.
Si no lo hace, será su responsabilidad. Pero quienes piensan distinto, movimientos sociales y partidos políticos tienen que asumir la suya desde ahora.