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Nuevos profesionales: desafíos y expectativas

Nicolás Dell’Orto
Por : Nicolás Dell’Orto Fundador Pegas Con Sentido
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El profesional de hoy quiere sentir que está pasando un tercio de su vida construyendo algo grande y que será un aporte para un mundo mejor; ya no está interesado en que lo seduzcan con grandes sueldos, bonos y regalías, pues de esta forma concluye que sólo está trabajando para hacer más rico al dueño de la empresa.


En este Día Internacional del Trabajo, sería interesante que junto con descansar en familia, nos cuestionemos ciertos fenómenos que se están dando en el ámbito laboral.

El paradigma del éxito del profesional de hoy está cambiando. Años atrás, si te ofrecían un trabajo en una institución te sentías un verdadero privilegiado, e independientemente de la naturaleza del cargo que te ofrecían, te aferrabas a él con uñas y dientes ya que nadie te aseguraba que ibas a tener la suerte de conseguir otro trabajo nuevamente.

Hoy, el panorama ha cambiado: el mercado está lleno de oportunidades laborales, y por primera vez es el profesional quien está eligiendo dónde trabajar. Por lo tanto, en las entrevistas son ellos quienes hacen preguntas, y la empresa es la que trata de mostrarse atractiva para que sean escogidos. Una vez que han captado formalmente el interés y compromiso del profesional, viene otro problema para la organización: seguir siendo una opción interesante para que el profesional no se vaya al poco tiempo, en busca de mejores perspectivas de desarrollo personal.

[cita]El profesional de hoy quiere sentir que está pasando un tercio de su vida construyendo algo grande y que será un aporte para un mundo mejor; ya no está interesado en que lo seduzcan con grandes sueldos, bonos y regalías, pues de esta forma concluye que sólo está trabajando para hacer más rico al dueño de la empresa.[/cita]

El cuestionamiento necesario para el empresariado es entonces el siguiente: ¿Saben realmente qué es ser una empresa atractiva para trabajar? Las estrategias utilizadas para captar el interés de los mejores profesionales y para retenerlos, van en su gran mayoría en la misma línea: buenos sueldos, suculentos bonos, regalar viajes, y pagar consultorías para obtener una buena posición en algún conocido ranking: sin embargo, las empresas que siguen esta línea mantienen altas tasas de rotación profesional.

Hay empresas que no presentan ese fenómeno, debido principalmente a que han preferido entregarle a sus colaboradores algo mucho más valioso que grandes sueldos y bonos: sentido a lo que hacen.

En un mundo lleno de oportunidades, cargado de materialismo e individualismo, la nueva generación de profesionales busca un trabajo en el que la generación de valor económico vaya acompañada de un aporte a la construcción una sociedad mejor y más justa, dañando lo menos posible al medio ambiente. Acorde al cambio de los tiempos, en definitiva, existe una fuerte búsqueda de la trascendencia.

Es por lo anterior que cada vez más empresas han definido que su misión, junto con generar rentabilidad para sus accionistas, incluye objetivos sociales y/o ambientales, viviéndola y practicándola concretamente en el accionar diario: por esto necesitan profesionales altamente motivados, “camiseteados”, y con una muy baja rotación.

El profesional de hoy quiere ser parte de una institución que no se mira el ombligo y que es consecuente con lo que declara, porque se siente parte de la generación de una sociedad mejor para todos. No le basta que su empresa esté interesada en mostrar que tiene buenas prácticas de RSE a través de donaciones o publicidad de sus acciones para cuidar el medio ambiente. Peor aún, si ve que por un lado muestra esas “acciones responsables”, pero internamente sabe de abusos hacia proveedores, clientes y colaboradores.

El profesional de hoy quiere sentir que está pasando un tercio de su vida construyendo algo grande y que será un aporte para un mundo mejor; ya no está interesado en que lo seduzcan con grandes sueldos, bonos y regalías, pues de esta forma concluye que sólo está trabajando para hacer más rico al dueño de la empresa. Es tiempo de una evolución coherente por parte de estos últimos, para alinearse en crecimiento y proyección con sus propios profesionales.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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