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Lo que Ud. no sabe sobre el agua que nos queda

Rodrigo Abarca
Por : Rodrigo Abarca Director del Departamento de Geofísica de la U. de Concepción.
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Todas estas falsas impresiones que poseemos respecto del agua es lo que habitualmente genera la idea de que no es importante dañarla, ensuciarla, polucionarla, llenarla de desperdicios o no cuidarla. No es así. Es la única agua que tenemos en nuestro planeta y es poca.


Desde el lejano espacio, desde Júpiter precisamente, y vista con nuestros ojos, la Tierra es simplemente un punto azul, a causa del agua líquida que la cubre, pues los océanos (más los mares interiores y lagos) ocupan las tres cuartas partes de la superficie terrestre.

Sin embargo, en términos de cantidad, el agua en realidad es poca. El volumen total de agua líquida es de aproximadamente de 1.38 mil millones de kilómetros cúbicos, lo que equivale a una esfera de 1.385 kilómetros de diámetro. Es decir, una esfera equivalente a un planeta que tendría 1/10 del radio de la Tierra (6.378 kms.) o, en otras palabras, sólo 1/3 del radio de la Luna.

[cita]Todas estas falsas impresiones que poseemos respecto del agua es lo que habitualmente genera la idea de que no es importante dañarla, ensuciarla, polucionarla, llenarla de desperdicios o no cuidarla. No es así. Es la única agua que tenemos en nuestro planeta y es poca.[/cita]

De todas esas aguas, aproximadamente el 97.5% está en océanos, mares interiores, lagos o en aguas subterráneas, pero sólo el 2.5 % corresponde a agua dulce, cuya mayor parte se encuentra en forma sólida en hielos, glaciares, permafrost y nieve (el 1.75% del total). Un 0.73% son aguas subterráneas y sólo 0.02% del agua dulce se encuentra en ríos, arroyos y lagos. Es decir, el hombre en realidad tiene acceso a menos del 1,0% de la ya escasa cantidad de agua dulce que existe en toda La Tierra.

Para representar con justicia esa diminuta cantidad, si pudiéramos introducir toda el agua dulce líquida del planeta (incluyendo agua subterránea, lagos, pantanos y ríos) a una esfera, esta tendría alrededor de 270 kilómetros de diámetro. Cuando usted viaje ida y vuelta entre Valparaíso y Santiago, acuérdese de ese diámetro.

Si redujéramos esa esfera a otra que sólo contuviera la cantidad de agua realmente disponible para uso humano (de lagos y ríos), esta mediría sólo alrededor de 56 kilómetros de diámetro. Fíjese que la ciudad de Santiago, medida de norte a sur, posee cerca de 28 kilómetros, es decir, la mitad de ello. Cuando usted esté en un avión acercándose a Santiago, acuérdese –de nuevo- de esa dimensión. Esa es la poca cantidad de agua dulce disponible para el uso humano.

En resumen, si la Tierra fuera una pelota de baloncesto, toda el agua de la Tierra sería una pelota de ping pong. A su vez, toda el agua dulce disponible sería del tamaño de un grano de maíz y el agua de lagos y ríos, del porte de un grano de arroz. En resumen, casi nada.

Pero nos queda el océano, que tenemos la impresión de que es infinito, inextinguible y por sobre todo profundo. No obstante, la profundidad media de los mares y océanos es de 3.8 kilómetros (la máxima profundidad conocida de los océanos es de aproximadamente 11 kms.). Eso significa que suponiendo que la Tierra fuera perfectamente esférica, es decir, sin ningún tipo de relieve, la capa de agua que cubriría el planeta sería de nada más y nada menos que de 3.8 kms., que en rigor corresponden a menos del 0.1% del radio de la Tierra (6300 kms. aproximadamente).

Ese espesor, llevado a distancias conocidas, equivale al trayecto que usted realizaría en aproximadamente 2 minutos, yendo a 100 km/h en su auto. Es decir, la profundidad media del océano (3.8 km) es la nada misma y todas estas falsas impresiones que poseemos respecto del agua es lo que habitualmente genera la idea de que no es importante dañarla, ensuciarla, polucionarla, llenarla de desperdicios o no cuidarla. No es así. Es la única agua que tenemos en nuestro planeta y es poca.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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