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Defensa: una estrategia frustrada

José Goñi
Por : José Goñi Ex ministro de Defensa y ex embajador.
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Hace unos días, el Gobierno de Chile, en un acto presidido por el Presidente Piñera, con el ministro Allamand y ante las más altas autoridades del Estado, encabezadas por los Presidentes de ambas Cámaras, dio a conocer la llamada “Estrategia Nacional de Seguridad y Defensa”. Se la definió como un documento fundamental de la República y se lo señaló como la “Política de las Políticas”.

Su lectura nos ha dejado preocupados a muchos. Se trata de un documento que avanza en algunas materias relevantes de preocupación para la seguridad nacional, lo que valoramos muy positivamente. Sin embargo, en su enorme ambición y aparente apresuramiento, termina siendo impreciso; difuso; superficial, incompleto y con propuestas desorientadas.

Es impreciso, ya que se basa en una lectura del concepto de “seguridad ampliada” que no corresponde, necesariamente, a nuestros requerimientos, sino que está tomado acríticamente de un uso hecho para Europa y EE.UU, trabajado en una realidad surgida de la post Guerra Fría y del cambio de escenarios globales y regionales para sus propias amenazas y riesgos a la seguridad externa e interna y a sus políticas de defensa. Es una realidad en que se desaparecen los “enemigos externos” (URSS y Pacto de Varsovia), junto con surgir amenazas y evidencias de ingobernabilidad, “Estados fallidos”, acciones terroristas y otras, en sus propias fronteras y al interior de sus espacios geográficos.

Es difuso en las tareas que asigna a las FFAA, ya que abre espacios para que éstas participen en acciones y responsabilidades propias de las Fuerzas de Orden y Seguridad Pública. Con ello se confunde lo que son aportes fundamentales de nuestras FFAA en temas vinculados a catástrofes naturales, atención de zonas extremas, operativos médico-dentales; construcción de carreteras y sistemas de comunicaciones estratégicos; con el imprescindible aporte en materia de ahorro y eficacia energética y cuidado del medio ambiente. Son áreas y trabajos de las FFAA que mejor responden a una conceptualización bajo el concepto de la “Responsabilidad Social de la Defensa y de sus FFAA”.

Asume una caracterización internacional superficial, incompleta y equivocada al mantener una visión tradicional; prácticamente, como si aún estuviéramos en una suerte de Guerra Fría, y no considera los nuevos escenarios que surgen del enorme empuje de las llamadas naciones emergentes. Plantea alianzas internacionales que nadie está demandando y que no son tan evidentes como las supone. No se plantea el mundo globalizado en sus nuevas complejidades y sus implicancias para Chile. Tampoco se valora adecuadamente el rol de las instituciones multilaterales e internacionales desde la perspectiva de los nuevos intereses nacionales. Es, incluso, contradictorio al no considerar los efectos contrapuestos de determinadas alianzas, políticas y propuestas levantadas. Algunos planteamientos en este documento tienden a anular otros contenidos en el mismo.

Al señalar la creación de nuevas instituciones, tales como el Comité Interministerial de Seguridad y la figura del Consejero Nacional de Seguridad, se equivoca al pretender importar realidades muy distintas, nuevamente, de manera acrítica. No cabe duda que se requiere mucha mejor coordinación entre, por ejemplo, los Ministerios de Relaciones Exteriores y de Defensa para evitar negativas confusiones y ordenar una política exterior de Estado. O de tener más adecuadas coordinaciones entre distintas autoridades para un uso más eficiente de los recursos públicos en diversas materias de las labores del Estado. Sin embargo, ¿es el Ministerio de Defensa el encargado de definir todas esas nuevas y necesarias coordinaciones?

Hay muy relevantes aspectos de la Defensa Nacional que no aparecen o son marginales. Por ejemplo, el tema de “lo conjunto” y el rol del Estado Mayor Conjunto, una de las mayores modernizaciones realizadas a nuestra doctrina de defensa, incorporada a la Ley Orgánica del Ministerio de Defensa. Asimismo, Chile se había propuesto generar un sistema satelital de observación de la tierra y el desarrollo de una verdadera nueva industria de información, para lo cual disponemos de un satélite en órbita: nada de esto se menciona y ni hay referencia alguna a una Política Espacial ni a la Agencia Nacional Espacial. Tampoco se menciona el aporte de las FFAA y de las empresas de la defensa al desarrollo y a la investigación científico-tecnológica y la relevante cooperación que se puede establecer con Universidades de Investigación, entre otros temas.

Esta Estrategia debiera haber entregado el marco y la perspectiva para la planificación del gasto en la defensa nacional en función de capacidades, cuestión que no resuelve en absoluto.

Me pregunto, ¿es ésta una propuesta del gobierno de Chile o sólo de un  sector de éste? ¿No se habrá apresurado el Ministerio de Defensa y entregado a la publicidad un documento aún inmaduro y que bien podría ser un borrador de discusión?

Por otro lado, ¿para qué tanta ceremonia y pompa en su presentación pública, con Presidente de la República incluido, si aún fuera algo muy preliminar?

Desde la perspectiva de generar un gran acuerdo nacional para establecer una “Estrategia Nacional de Seguridad y Defensa” que interprete al país y que sea una base para una política de Estado, se está yendo por un camino equivocado. Es una propuesta que no se entiende. La Seguridad y la Defensa Nacional son materias serias, en que se juegan los más altos intereses nacionales, debido a lo cual esperábamos otro tipo de propuestas.

(*) Texto publicado en El Quinto Poder.cl

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