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La DC: ¿Partido de principios o de acuerdos?

Damián Trivelli Zondek
Por : Damián Trivelli Zondek Académico y coordinador del estudio UDP “Análisis de las declaraciones de políticos en noticieros centrales”.
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El problema de la DC no es la supuesta izquierdización de la oposición, sino que ellos mismos son incapaces de fijar posturas y comunicarle a la opinión pública qué los inspira para actuar consecuentemente en política.


La discusión de la Ley de Pesca nos permite analizar qué es lo que mueve a muchos de los parlamentarios democratacristianos a la hora de actuar políticamente y votar determinadas leyes que marcan el tipo de país que se desea construir.

Resulta llamativo, por lo menos, que el mismo partido que en la década del 60’ impulsara la reforma agraria, la promoción popular y la chilenización del cobre, en la discusión de pesca, a través de la mayoría  de sus senadores (excluyo de esta lista a Ximena Rincón y a Mariano Ruiz-Esquide), hayan promovido un acuerdo con Longueira que en la letra chica privatiza los recursos del mar en manos de siete familias.

[cita]El problema de la DC no es la supuesta izquierdización de la oposición, sino que ellos mismos son incapaces de fijar posturas y comunicarle a la opinión pública qué los inspira para actuar consecuentemente en política. [/cita]

Además, que el ex presidente del Senado y ex ministro de Frei Montalva, Andrés Zaldívar, criticara públicamente la participación ciudadana a través de las redes sociales porque lo emplazaban a inhabilitarse por conflicto de interés y a que votara a favor de los intereses de miles de chilenos.

Históricamente a la DC se le ha puesto el cartel de ser un partido amarillo por su tendencia a buscar acuerdos entre posturas disímiles. Sin embargo, ellos justifican su actuar bajo el lema de que son un partido de centro y que esa es su labor. Sin embargo, desde 1990, la falange ha caído sistemáticamente en las elecciones.

¿Cómo se puede explicar esto?

Lo sucedido en la Ley de Pesca demuestra que esa tendencia obsesiva a buscar acuerdos hace que muchos de sus representantes privilegien quedar bien con Dios y con el diablo, antes que defender los principios que promueve su propio partido.

El problema de la DC no es la supuesta izquierdización de la oposición, sino que ellos mismos son incapaces de fijar posturas y comunicarle a la opinión pública qué los inspira para actuar consecuentemente en política. Esto en el contexto de un sistema binominal, con un empate permanente, donde la búsqueda de acuerdos “en la medida de lo posible” los deja en una ventajosa posición para negociar y salir en la foto, pero peligrosa a la hora de votar leyes que definen el tipo de sociedad que se quiere construir.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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