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La Campaña Presidencial 2013 en Internet y las Redes Sociales

Matías Conejeros de la Cruz
Por : Matías Conejeros de la Cruz Encargado estategia digital Marco Enríquez-Ominami.
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El voto voluntario generará incentivos para algo a lo que no estamos acostumbrados en Chile: las campañas negativas. Tan rentable como hacer que voten por nuestro candidato, es impedir que voten por el contrario. Mostrar el lado negativo de un candidato ayudará a que sus afines decidan no ir a votar ese día. Las campañas negativas encontrarán su lugar en el anonimato que permite Internet. Florecerán los trolls, bots, gifs animados, memes, cuentas falsas de twitter, tumblrs, videos en youtube y likepages resaltando el lado que los candidatos no quisieran mostrar.


La inscripción automática y el voto voluntario suman 5 millones de potenciales votantes a la próxima elección presidencial y una importante cuota de incertidumbre. Los nuevos inscritos son en su mayoría menores de 40 años que tienen como uno de sus principales canales de comunicación a los medios digitales. Dependiendo de cómo enfrenten a estos nuevos medios, estos pueden ser una oportunidad o una condena para los candidatos de la elección para definir al presidente del 2014.

Es sabido que la primera elección de Obama del 2008 marcó un antes y un después en la historia de la comunicación política. Los nuevos medios demostraron ser herramientas efectivas. Año a año y elección tras elección, las campañas políticas se han ido digitalizando cada vez más.

En el 2009 se utilizaron por primera vez en forma profesional las herramientas digitales en una elección en nuestro país. Ese año se conectaban a Internet 7 millones de chilenos, había 4 millones y medio de cuentas de Facebook y 100 mil cuentas de Twitter. Hoy existen más de 10 millones de usuarios de Internet, 9 millones de cuentas de Facebook y 5 millones de cuentas de Twitter.

Estos datos dejan poco espacio a dudas de que Internet y las redes sociales serán protagonistas en la próxima elección presidencial.

La duda ahora se instala en el “cómo”.

Internet es un medio nuevo, apenas hay experiencia internacional sobre marketing digital aplicado a campañas presidenciales para comparar y extraer fórmulas. Menos aun experiencia local.

[cita]El voto voluntario generará incentivos para algo a lo que no estamos acostumbrados en Chile: las campañas negativas. Tan rentable como hacer que voten por nuestro candidato, es impedir que voten por el contrario. Mostrar el lado negativo de un candidato ayudará a que sus afines decidan no ir a votar ese día. Las campañas negativas encontrarán su lugar en el anonimato que permite Internet. Florecerán los trolls, bots, gifs animados, memes, cuentas falsas de Twitter, tumblrs, videos en youtube y likepages resaltando el lado que los candidatos no quisieran mostrar.[/cita]

La inscripción automática y el voto voluntario agregan aún más incertidumbre: se suman al proceso personas jóvenes en su mayoría, de todos los segmentos socioeconómicos, que nunca han elegido presidente y que son libres para ir o no a votar en función de lo atractivo de la oferta.

Antes la afinidad política aseguraba el voto. Hoy, con voto voluntario, no. Muchos, aun sintiendo afinidad, decidirán quedarse en casa. La estrategia digital puede ser clave en este sentido, aportando plataformas que permitan fomentar el compromiso hacia la candidatura. Estas plataformas digitales deberían empujar al usuario a realizar gestos de compromiso: hacer donaciones, convertirse en activista on line o participar en la construcción del programa, por ejemplo.

En las redes sociales, donde principalmente se ha venido midiendo la influencia en base a la cantidad de fans y followers, comenzará a tomar relevancia el nivel de interacción, lo que efectivamente da indicios del compromiso de los seguidores con el candidato.

El voto voluntario generará incentivos para algo a lo que no estamos acostumbrados en Chile: las campañas negativas. Tan rentable como hacer que voten por nuestro candidato, es impedir que voten por el contrario. Mostrar el lado negativo de un candidato ayudará a que sus afines decidan no ir a votar ese día. Las campañas negativas encontrarán su lugar en el anonimato que permite Internet. Florecerán los trolls, bots, gifs animados, memes, cuentas falsas de Twitter, tumblrs, videos en Youtube y likepages resaltando el lado que los candidatos no quisieran mostrar.

Otra de las cosas que cambia con el voto voluntario es el rol de los indecisos. Con el sistema antiguo el votante blando era el campo de batalla. Conquistarlo era esencial para ganar la elección. Hoy todo indica que en este grupo es donde estará la mayor cantidad de votantes que decidan quedarse en sus casas. Esto vuelve más rentable para las grandes coaliciones trabajar con su voto duro, pero representa una oportunidad para nuevas alternativas que ven un grupo de votantes sin representación.

¿Cómo seducirlos? La segmentación es la clave. El candidato y lo que representa políticamente podría no ser capaz de movilizar a un indeciso a votar, pero si un mensaje que apunte a un interés específico. Internet y las redes sociales permiten segmentar por intereses, a través de blogs, foros, influenciadores y grupos. Esto puede ser utilizado para conectar al candidato con motivaciones puntuales de distintos segmentos de usuarios.

Para cumplir estas tareas los comandos deberán incorporar un ala digital. La relevancia y velocidad que tienen las comunicaciones dentro de una campaña presidencial, sumado a la constante evolución de los medios digitales, obligan a que este departamento tenga acceso directo a información política para reaccionar a tiempo y en sintonía.

Ante la escasez de profesionales que incluyan en su currículum experiencia política y conocimientos sobre marketing digital, los equipos deberán estar conformados por especialistas en ambas materias, generando sinergia entre ellos.

Este equipo digital no deberá ser considerado solo como un brazo ejecutor. A través de la interacción en las redes sociales y del rastro que dejan los usuarios en los sitios y aplicaciones, el área digital será también una fuente de insumos para la toma de decisiones políticas y comunicacionales.

Pronto sabremos qué candidatos ponen a sus community managers y webmasters junto a los que hacen la mantención a los computadores y quiénes aciertan colocando a sus equipos digitales en un lugar privilegiado del organigrama.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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