La Cámara Chilena del Libro publicó hace pocos días el informe estadístico del ISBN 2012. Según esos datos, el año pasado se registraron 6.045 libros en Chile, una cifra que supone un alza del 5,7% en relación con el año 2011 y que muchos leen como una buena señal de la industria. De este total, 5.438 corresponden a libros impresos y los otros 607 a formatos electrónicos.
Como saben, la ley 19.227 obliga desde 1993 a todos quienes publican un libro en nuestro país a registrar los datos de la edición en la agencia de ISBN. Pero registrar un libro no significa necesariamente publicarlo.
Otra ley —la Ley de Prensa— ordena a quienes imprimen libros, folletos, diarios y revistas a entregar copias de este material para fines patrimoniales a la Biblioteca Nacional. Esto es lo que se conoce como depósito legal del material impreso. Y la oficina de Depósito Legal también tiene sus cifras. Hoy, amablemente, me han remitido algunos datos y, según esos números, la Biblioteca Nacional recibió 3.838 títulos durante el año pasado, o sea, exactamente 1600 libros impresos menos de los que aparecen registrados en la agencia de ISBN para el mismo año 2012.
¿Por qué hay una diferencia tan significativa? ¿Las imprentas no están entregando los libros a la oficina de Depósito Legal y ésta no está haciendo su trabajo de fiscalización? ¿O los editores están registrando títulos que luego no imprimen? ¿Cuántos libros se publican realmente en Chile?
