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El cambio climático, el agua y las carreteras hídricas en Chile

En el mundo existen numerosos ejemplos de proyectos de transferencia de agua, en especial en países desarrollados. En ellos, estos proyectos se han llevado a cabo bajo grandes resguardos ambientales que han ido de la par con el objetivo de desarrollo. Un ejemplo paradigmático son los proyectos de transferencia de agua en el estado de California, en EEUU, que permiten abastecer de agua a más de 25 millones de personas, sostener la trillonaria economía de California (la 8ª en el mundo) y mantener una industria agrícola de US$ 27 billones (la N°1 de EE.UU.).


En octubre próximo se efectuará en la Universidad de Concepción el X Congreso Anual de la Sociedad Chilena de Limnología, ocasión en que se reunirán los investigadores de esta disciplina, que se ocupa del estudio de los ecosistemas acuáticos continentales, ríos,  lagos y humedales en general. El encuentro se orientará al análisis y los aportes de la Limnología ante los nuevos escenarios de cambio climático, especialmente frente a la que quizá sea su expresión más clara: la crisis del agua.

En efecto, hoy en día existe consenso en torno a que los patrones actuales de uso del agua no son sostenibles en muchas regiones del mundo, incluyendo proporciones importantes del continente americano y de nuestro propio país.

En Chile tenemos  grandes desafíos en este contexto, puesto que el cambio climático (CC), el recurso agua y el soporte energético son hoy en día  tres problemáticas estrechamente relacionadas en nuestro país y prácticamente cualquier proyecto o actividad  de desarrollo implica la necesidad de abordar estos aspectos. En este sentido, las predicciones del IPCC (Intergovernamental Panel on Climate Change), la Segunda Comunicación Nacional de Chile ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre CC y las investigaciones de diversos grupos de investigación universitarios chilenos, indican de manera unívoca que los efectos del cambio climático sobre la disponibilidad de los recursos hídricos serán el avance de la desertificación del norte hacia el sur del territorio chileno, con cambios evidentes en las condiciones ambientales y por ende en las capacidades productivas en las diversas regiones del país. Lo anterior evidentemente implicará efectos relevantes en las condiciones ecológicas de los territorios regionales, con impactos económicos y sociales todavía no dimensionados.

[cita]En el mundo existen numerosos ejemplos de proyectos de transferencia de agua, en especial en países  desarrollados. En ellos, estos proyectos se han llevado a cabo bajo grandes resguardos ambientales que han ido de la par con el objetivo de desarrollo. Un ejemplo paradigmático son los proyectos de transferencia de agua en el estado de California, en  EEUU, que permiten abastecer de agua a más de 25 millones de personas, sostener la trillonaria economía de California (la 8ª en el mundo) y mantener una industria agrícola de  US$ 27 billones (la N°1 de EE.UU.).[/cita]

Sobre la base de ello, se determinó abordar en el Congreso de Limnología estos distintos  temas a través de tres simposios, el primero orientado al cambio climático y sus efectos sobre los ecosistemas acuáticos continentales, el segundo centrado en mejorar la información básica necesaria para un mejor desarrollo de los estudios de línea base de ríos y lagos que van a ser intervenidos por diversos proyectos de inversión y, el tercero, respecto de las opciones que se están manejando para trasvasijar agua de las cuencas del Sur al Norte del país para el desarrollo de la agricultura, la minería y el abastecimiento de la población, la llamada “carretera hídrica”.

Respecto de este último tema, la Estrategia Nacional de Recursos Hídricos, dada a conocer en marzo de este año, tiene como uno de sus objetivos enfrentar la escasez del recurso agua, evaluando alternativas no convencionales. De hecho, ya existen en Chile  diferentes iniciativas que proponen llevar agua desde las cuencas del centro sur o sur del país hacia el norte. Una de ellas es el transporte vía tuberías submarinas, impulsada por una empresa francesa. Otra iniciativa propone una tubería convencional por vía terrestre, impulsada por un consorcio chileno-español, y otras dos ideas se basan en el transporte marino mediante bolsas o estanques para trasladar aguas desde los ríos Bío Bío, Maule y Rapel, o desde cuencas de la  Patagonia (donde se concentra el 70% del agua dulce de Chile) hacia regiones del norte del país. Los costos de estos proyectos sobrepasarían los 10 mil millones de dólares.

Sin embargo, pese a que los costos económicos están calculados en detalle, hasta el presente no existe una real dimensión del significado económico, social, ecológico y ambiental de estos proyectos, los cuales además deberán considerar los diferentes escenarios de cambio climático, tanto en los territorios donantes del sur, como en las cuencas receptoras y en los territorios por donde se desplazarán los conductos. Para ello es necesario comprobar la disponibilidad de información y contar con datos científicamente avalados respecto de los ecosistemas que van ser intervenidos directa o indirectamente.

En el mundo existen numerosos ejemplos de proyectos de transferencia de agua, en especial en países  desarrollados. En ellos, estos proyectos se han llevado a cabo bajo grandes resguardos ambientales que han ido de la par con el objetivo de desarrollo. Un ejemplo paradigmático son los proyectos de transferencia de agua en el estado de California, en  EEUU, que permiten abastecer de agua a más de 25 millones de personas, sostener la trillonaria economía de California (la 8ª en el mundo) y mantener una industria agrícola de  US$ 27 billones (la N°1 de EE.UU.). Sin embargo, “The California Bay-Delta Authorithy and Bay Delta Conservation Plan”, tiene también como objetivo “proveer un abastecimiento lo más seguro posible a California, al mismo tiempo protegiendo, restaurando y mejorando los ecosistemas del Delta”, para lo cual se creó un Consejo en el que participan numerosas agencias del gobierno federal y estatal, empresas usuarias del recurso y la comunidad.

En función de lo anterior, nos parece de la mayor trascendencia iniciar un diálogo urgente respecto de las consecuencias ambientales de las iniciativas anteriormente comentadas, (y el congreso será una instancia propicia para ello), dado que si no se toman los resguardos debidos y no seguimos ejemplos como el californiano, las consecuencias ambientales pueden ser insospechadas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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