Comprender el pasado es distinto a justificarlo. Hoy algunos están confundiendo la comprensión histórica de los acontecimientos que llevaron al Golpe de Estado con la justificación moral del mismo. Las naciones que se desarrollan en armonía son aquellas que pueden distinguir con claridad ambas cosas.
Condenar el Golpe de Estado en el que se inició (para algunos) y culminó (para otros) la crisis institucional de Chile es un deber moral de todo demócrata. Sin embargo, han pasado 40 años y nuestro país sigue siendo incapaz de hacerlo. En parte, se debe a que la dictadura que vino después de aquél Golpe de Estado efectivamente transformó económica, política y socialmente al país. Debido a que fue una dictadura exitosa y que se terminó mediante una transición política pacífica, en el pasado se plantearon dos argumentos morales para justificarla a ella y al Golpe que le dio origen. Ambos argumentos son falaces.
Partamos por la justificación de la dictadura. Por años, la dictadura intentó ser justificada en base a un principio utilitarista que en breve dice así: sumando y restando fue bueno para Chile. Afortunadamente, la población ha ido lenta pero sostenidamente comprendiendo que nada justifica la violación de los derechos humanos que acontecieron mientras duró ese régimen y que, por lo tanto, ningún principio utilitarista puede justificar y poner en la balanza como cosas equivalentes las transformaciones socioeconómicas y el respeto de la dignidad humana. Es esa fuerza moral que pone el respeto de la dignidad humana como máxima por sobre toda consecuencia de los procesos socioeconómicos el que finalmente ha terminado por inclinar a algunos líderes políticos a pedir perdón por los hechos de la dictadura.
[cita]Comprender el pasado es distinto a justificarlo. Hoy algunos están confundiendo la comprensión histórica de los acontecimientos que llevaron al Golpe de Estado con la justificación moral del mismo. Las naciones que se desarrollan en armonía son aquellas que pueden distinguir con claridad ambas cosas.[/cita]
El segundo principio moral que ha sido esgrimido ya no para defender la dictadura, sino que para defender la legitimidad del Golpe de Estado es el postulado del valor moral que tiene una mayoría. Como Chile efectivamente vivía una crisis social en los años anteriores del Golpe de Estado y, probablemente sea cierto que era una mayoría la que quería que se acabase el gobierno de Allende, entonces, todavía hoy algunos creen que eso justifica el Golpe de Estado. Es decir: según su razonamiento debido a que la mayoría lo quiere, entonces sería moralmente justificado. Pero eso no es así. La justificación del principio de mayoría en sí mismo presupone el respeto mutuo. Puede decirse que satisfacer una demanda mayoritaria es moralmente justificada cuando ella se ejecuta mediante procedimientos acordados por todos. Un Golpe es exactamente lo opuesto. Es la completa negación del otro y del poder moral de la razón. Es el abandono de todo principio moral para imponerse por la fuerza bruta. Nada, ningún principio moral justifica un golpe de Estado. No lo haga usted si es un demócrata.
Comprender el pasado es distinto a justificarlo. Hoy algunos están confundiendo la comprensión histórica de los acontecimientos que llevaron al Golpe de Estado con la justificación moral del mismo. Las naciones que se desarrollan en armonía son aquellas que pueden distinguir con claridad ambas cosas.