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La caída: una foto reveladora

Gonzalo Ríos
Por : Gonzalo Ríos El Quinto Poder.cl
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La Unión de Reporteros Gráficos y Camarógrafos de Chile acaba de elegir como la foto del año 2013, aquella que capturó la caída del Presidente Piñera en una demolición en los Altos de Mena, de la populosa comuna de Puente Alto, ocurrida en agosto del año pasado.

Al observar la imagen captada por el reportero y publicista Claudio Cortés, saltan a la mente varias reflexiones. Junto con consignar que el registro de estos incidentes es más frecuente hoy que hace algunos años, en que muchos de estos episodios se perdían en la memoria del tiempo, tenemos noticia de varios tropezones de gobernantes, cuyas caídas son tan escasas como impredecibles.

Por esta razón, y el carácter de sus protagonistas, las más de las veces severos y cuidadosos de sus apariciones en público, sus caídas siguen conmoviendo a los medios sin distinción de ideologías. Las hay de Barak Obama, de Fidel Castro, del rey Juan Carlos de España, incluso de mujeres como Hillary Clinton, por nombrar a los más conspicuos del abanico de mandatarios que han tenido la mala suerte de tropezar y caer bajo el ojo implacable de una cámara.

Aquí es preciso marcar una diferencia: la caída del Presidente Piñera se produjo en un sitio lleno de escombros donde él no tenía ninguna obligación de entrar; en cambio, aquellos tropezaron mientras se desplazaban en escenarios aptos para andares oficiales.

Dicho de otro modo, unos se cayeron donde podían estar a buen recaudo, mientras que el mandatario chileno, por su morboso afán a la exposición, trepó sobre unos escombros que no le hacían ningún favor a su investidura. Aunque hay que reconocer que gestos como el suyo venían marcando su hoja de ruta desde los inicios de su gobierno.

Por eso, cuando se produce la captura de la imagen de los Altos de Mena, salta a la vista que constituye un logro de oportunidad e historia, digno de conservarse por las características de su personaje central; sin embargo, detrás de ello acecha una simbología de carácter político que sin que nadie lo buscara viene anunciando el ocaso de una visión arbitraria del poder.

Y esto, porque así como hay sueños premonitorios, también hay imágenes premonitorias, lo que explica que, más importante que los aciertos técnicos y artísticos de la premiada foto, tales como el uso de la gran diagonal del plano para exacerbar el movimiento y el dramatismo del gesto, existe la confluencia de datos con resultado profético, como intentaremos develar a continuación.

La foto parece contener una suerte de mensaje subliminal, toda vez que como un procedimiento de alquimia, su captura traslapó el tiempo y nos dejó, bajo actualizada lectura, el anuncio de una realidad que en su día, cualquiera hubiese querido controlar para bien o para mal de la política contingente. Como quiera que se le mire, y apoyados en el decurso de la historia política de nuestro país, la escena representa un momento profético del destino de una derecha en estado de liquidación.

De una derecha que no se levantará más si no es bajo la bandera de la independencia definitiva de la figura de Pinochet, como a paso firme viene ocurriendo por estos días al interior de los partidos de la Alianza. Se adivina allí que no va más el gesto autoritario ni el acorazamiento de los privilegios políticos y económicos; ni la visión moribunda del inmovilismo de sus cuadros fundacionales.

Y todo esto porque, en concreto, y de acuerdo a los signos, la caída se produce durante un encuentro programado entre el Poder político representado por la máxima autoridad constitucional de la Nación y un administrador de pobreza en el sur de Santiago, representado en la persona del alcalde de Puente Alto. Pobreza, desigualdad, inseguridad ciudadana y abuso, campean en los alrededores. Escasas opciones de acceso a una educación de calidad y endeudamiento para desafiar al destino a través del conocimiento, sobrecargan la atmósfera, ya densa y poluta.

A la vista quedan las tareas emblemáticas que ya no pueden posponerse, so pena de caer en la inopia y la desesperanza sin regreso… Todo, en la foto, le habla al país: el poder inconmensurable de la banalidad representada en un mandatario de bajo perfil republicano y el poder muy limitado de un agente municipal que no puede impedir su caída; la demolición de los principios autoritarios que presionan alrededor y una inexcusable excavadora sobre la cabeza del mandatario, presagio del poder ciudadano que transitará más tarde por los pasillos del Congreso Nacional.

Por supuesto que, la impensada presencia de una retroexcavadora en la imagen, nos habla, no ya de una amenaza, sino de un símbolo de esperanza para miles de familias que ven en las reformas fundamentales del nuevo gobierno, una etapa más promisoria, no ya de sobrevivencia, sino de oportunidades reales, que no son otras que las que descansan como proyectos, en la trilogía de reformas fundamentales que propicia la nueva administración.

De esta foto, alguien podrá decir que se trata de la provocadora decisión de un jurado confrontacional; otros, que se quiere menoscabar la figura del ex Presidente con inconfesables fines, hasta aquellos que sostienen que su gobierno cojeaba por donde tenía que cojear: en esa superficialidad que abrazó siempre que el mantenimiento del status quo lo requirió, con el fin de que todo siguiera igual.

Pero lo que no se podrá discutir, porque no hay necesidad de más datos para comprenderlo, es que el segundo histórico que le tomó al reportero capturar esta foto, quedará perpetuado como el símbolo de una caída real, la caída política de una derecha autoritaria que ya no va más. Y todo mediante un acto de destreza compositiva que, contemplando oportunidad, intuición y velocidad de procedimientos, consiguió plasmar en el espacio, un acierto técnico y estético.

(*) Texto publicado en El Quinto Poder.cl

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