La Iglesia busca comprender los fenómenos sociales en profundidad, de modo de que su mensaje sea comprensible a la mentalidad de cada época y cultura. Pero lo que no puede hacer es cambiar aspectos sustanciales de éste, dado que muchas de estas enseñanzas tienen fundamento bíblico (son parte de la Revelación que la Iglesia custodia y difunde) y además apuntan, desde una mirada de fe, a la plenitud humana y social.
Una de las primeras cosas que hizo el Papa Francisco al iniciar su pontificado fue convocar la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos que se abocará en específico a tratar el tema de la familia en el contexto actual. La Secretaría General del Sínodo inició la preparación con el envío del Documento Preparatorio, que era un cuestionario que recogía las experiencias pastorales de las Iglesias locales, de modo de ir detectando los desafíos más recurrentes en esta materia. La síntesis de dicha recopilación, se acaba de presentar y publicar con el nombre: “Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización”.
En este documento, la Iglesia se hace cargo de nuevas realidades familiares surgidas en nuestro tiempo, que representan un cambio de mirada al concepto tradicional de familia y que demanda una nueva aproximación pastoral. Situaciones como las uniones de hecho, las familias monoparentales, divorciados y vueltos a casar o emparejar, uniones de personas del mismo sexo, la violencia intrafamiliar, así como también otros fenómenos que afectan la realidad familiar, tales como el aborto, el consumismo e individualismo, la pobreza, el abuso de drogas y alcohol, el impacto de la actividad laboral en la familia, la educación, entre muchos otros.
[citas]La Iglesia busca comprender los fenómenos sociales en profundidad, de modo de que su mensaje sea comprensible a la mentalidad de cada época y cultura. Pero lo que no puede hacer es cambiar aspectos sustanciales de éste, dado que muchas de estas enseñanzas tienen fundamento bíblico (son parte de la Revelación que la Iglesia custodia y difunde) y además apuntan, desde una mirada de fe, a la plenitud humana y social.[/cita]
Sabemos el interés que en nuestro país tendrán los párrafos de este documento referidos a las uniones de personas del mismo sexo o matrimonio igualitario. Si bien el pronunciamiento oficial se dará con el documento conclusivo del Sínodo, acá se adelantan algunos mensajes clave que apuntan, sobre todo, a la búsqueda de un punto medio entre la intransigencia y la condescendencia. Se reconoce que en muchas Conferencias Episcopales de países donde se permiten uniones o el matrimonio homosexual, los fieles se muestran proclives a que no se les juzgue, a que se les acoja con una actitud respetuosa, desechando todo sentimiento homofóbico, lo que no implica una equiparación a estas uniones con el matrimonio heterosexual.
La Iglesia busca comprender los fenómenos sociales en profundidad, de modo de que su mensaje sea comprensible a la mentalidad de cada época y cultura. Pero lo que no puede hacer es cambiar aspectos sustanciales de éste, dado que muchas de estas enseñanzas tienen fundamento bíblico (son parte de la Revelación que la Iglesia custodia y difunde) y además apuntan, desde una mirada de fe, a la plenitud humana y social. Es decir, el reconocimiento de una realidad y la acogida respetuosa a las personas que la viven, no implican automáticamente la “acomodación” del proyecto de hombre y sociedad cristianos a ésta.
Explicar el desafío al que nos invita el Evangelio, que recoge la enseñanza milenaria de la Iglesia, es hoy más difícil que nunca, en un mundo altamente secularizado, en el que estos mensajes parecen dichos en otro idioma. Por eso es importante que la Iglesia incluya aún más, la participación de los laicos, quienes tenemos importantes claves pastorales que aportar.
