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Movimiento Estudiantil: cambio de marcha y agenda propia

Takuri Tapia
Por : Takuri Tapia Dirigente Asociación de Funcionarias y Funcionarios USACH
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El Movimiento Estudiantil debe caminar desde la autocrítica. Y es que, desde inicios de año, no ha sido capaz de elaborar y posicionar una agenda propia; este es el momento de retomar la iniciativa y demostrar quién realmente tiene las claridades para ir avanzando hacia una real transformación, pues hoy la construcción de esta agenda, con tiempos y acciones emanadas desde el propio sector, representa una responsabilidad histórica, más que una simple tarea de la coyuntura, es una determinante del período, y ciertamente no hay posibilidades de hacerse los ciegos ante la importancia del año que atravesamos.


Las declaraciones del ministro Eyzaguirre este domingo no dejaron indiferente a nadie, ni a sus adherentes ni a sus detractores. Despertar en medio de noticias que apuntaban a la gratuidad entendida como un bien individual, como un voucher, sinceramente no fue una sorpresa. Si bien muchos se confundieron con la imagen “izquierdosa” del ministro confesando que disfruta del melón con vino, lo cierto es que poco a poco y sistemáticamente se van develando cuáles son sus reales concepciones, que igualmente, poco a poco, van cayendo en adhesión. Y es que, a pesar de ser uno de los ministros más importantes, es evidente que carece de una estrategia política clara respecto de su posicionamiento, burdamente intenta quedar bien con Dios y con el Diablo.

Las razones que se dan para comprender el actuar del Ministerio de Educación en el escenario actual pueden ser, por un lado, los constantes nombramientos de sus nuevos integrantes, asesores y cargos medios, que sólo han disputado la conducción al interior del Ministerio, ejemplo de eso es el nombramiento de Andrés Palma, que remarca el tensionamiento a la interna, imponiendo orden entre los de la vieja y nueva escuela de la Nueva Mayoría. Y, por otro lado, no podemos pasar por alto la falta de definición que tenía el programa con el que se candidateó nuestra Presidenta Michelle Bachelet, que de programa tiene bien poco, pues es más bien una compilación de consignas que permitía quedar bien desde la DC al PC, pero actualmente hemos sido espectadores de cómo esta ambigüedad les está causando estragos.

Pero ¿qué dicen lo estudiantes?, ¿qué dicen los universitarios?, ¿qué implicancia tiene la decisión de la mesa ejecutiva de la Confech de este lunes?, ¿quién sale fortalecido? Aunque muchas de estas respuestas sólo las entregará el tiempo y el manejo de los distintos sectores, lo claro es que la Confech tiene una difícil misión: debe ser capaz de centrar la discusión en lo importante, ¡en la Educación!, en la transformación radical del sistema educativo, y no dejarse engañar por estos “cazabobos” denominados diálogos ciudadanos, que no sólo buscan legitimar una reforma defendida por unos pocos; la Confech debe establecerse desde la crítica y la propuesta, no desde las buenas intenciones o consignas en el aire. Los estudiantes todos, los funcionarios del Mineduc, los profesores, los asistentes de la educación, los apoderados y los distintos actores que conviven en torno al sistema educativo debemos ser capaces de articular propuestas y llegar a acuerdos que vayan en nuestra defensa, de los endeudados por millonarias carreras, de los secundarios con goteras en sus salas, de los trabajadores con sueldos miserables, de los profesores con sobrecarga laboral, y tantos más que no terminaría en esta columna.

[cita]El Movimiento Estudiantil debe caminar desde la autocrítica. Y es que, desde inicios de año, no ha sido capaz de elaborar y posicionar una agenda propia; este es el momento de retomar la iniciativa y demostrar quién realmente tiene las claridades para ir avanzando hacia una real transformación, pues hoy la construcción de esta agenda, con tiempos y acciones emanadas desde el propio sector, representa una responsabilidad histórica, más que una simple tarea de la coyuntura, es una determinante del período, y ciertamente no hay posibilidades de hacerse los ciegos ante la importancia del año que atravesamos.[/cita]

Parte de este esfuerzo es el Congreso Educativo que se tiene en mente realizar desde agosto a octubre, donde se pretende llegar a síntesis concretas sobre la educación que necesitamos y queremos, la que efectivamente permita un avance para el pueblo, y no una que mantenga los privilegios de unos pocos. Esta es la línea clara por la cual debemos avanzar, consolidando la unidad de los actores de la educación como eje fundamental, con proyecto y propuesta, que se elaboraran a lo largo de estas instancias intersectoriales.

Pero para esto debemos mirar hacia atrás y aprender, el Movimiento Estudiantil debe caminar desde la autocrítica. Y es que, desde inicios de año, no ha sido capaz de elaborar y posicionar una agenda propia; este es el momento de retomar la iniciativa y demostrar quién realmente tiene las claridades para ir avanzando hacia una real transformación, pues hoy la construcción de esta agenda, con tiempos y acciones emanadas desde el propio sector, representa una responsabilidad histórica, más que una simple tarea de la coyuntura, es una determinante del período, y ciertamente no hay posibilidades de hacerse los ciegos ante la importancia del año que atravesamos, en donde hay un sector parte y cómplice de la elite de nuestro país que sin pelos en la lengua pretende cerrar el conflicto y acorralar al movimiento en indefiniciones. Pero los estudiantes, en articulación con los demás sectores y actores en lucha, han aprendido de los errores y no será tan fácil hacerlos caer en sus jugadas políticas.

La tarea hoy es fortalecer nuestra estrategia. Ya se viene el mes de agosto y no sólo basta con pasarlo, sino que es momento de ponerse en acción, de mostrar voluntad y vincularse con otros actores, sumarse a sus luchas como las propias, en unidad y articulación multisectorial, con discusiones y propuestas emanadas desde nuestros espacios, pues estamos más que convencidos que de nada sirve el mero manejo discursivo o típica pelea comunicacional de las dirigencias, si esta no va acompañada de un empoderamiento real de nuestros espacios de base, con un contenido y una planificación comunes, acordes con la importancia de las circunstancias que enfrentamos.

Finalmente sabemos que el desafío actual es inmenso. No se puede descansar en las hermosas jornadas de movilización que llevamos varias generaciones, es necesario transformarlas en fuerza relevante para hacer del escenario estudiantil una importante trinchera de otras luchas sociales. La movilización con la Coordinadora No + AFP, con la Unión Portuaria, con los trabajadores del Transantiago, con los peonetas de Coca-Cola, las luchas por la diversidad sexual y de género, la defensa del medio ambiente, las huelgas y diferentes luchas de muchos sindicatos, que todos los días nos recuerdan que el futuro será de importantes transformaciones para aquellos sectores más afectados por las injusticias del sistema, nos empujan a seguir en la trinchera, nos recuerdan que la unidad en la acción es primordial, acción que debe transformarse en un entramado social que apele a la realización de cambios concretos, a la conformación de un bloque que dispute en los espacios, que derribe la falsa política de los consensos, que golpee la inercia en las y los trabajadores de Chile, y que, por sobre todo, brinde esperanza a todos nosotros, que cotidianamente vemos resignación en la rutina de irse temprano a sus trabajos, apretados en la micro o el metro, apretados con el dinero para llegar a fin de mes.

Así, lo estudiantes movilizados asumimos esta responsabilidad, y recogemos el llamado como parte de un despertar, de un nuevo ciclo, que a pesar de que aparentemente vemos la política estudiantil y educacional pasar frente a nosotros, nuestra tarea es continuar la batalla, y no olvidaremos a todos los que han despertado junto a nosotros. No desaprovecharemos la oportunidad actual, no dejaremos que nuevas caras disfrazando los mismos intereses de aquel 2008 vuelvan a levantar los brazos en señal de acuerdos que sólo beneficiarán a los sectores económicos nacionales y multinacionales. Si un día nos levantamos y llegamos, es que vinimos para quedarnos. Los estudiantes ya aprendimos la lección, hoy estamos dispuestos a disputar, mediante una estrategia y táctica claras, sin vernos amedrentar por una clase política que sólo quiere volver a legitimarse sin ceder ninguno de sus históricos privilegios.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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