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Isapres, ¿un chaparrón?

Felipe Álvarez
Por : Felipe Álvarez Abogado UC y estudiante de Magíster en Políticas Públicas, Universidad de Oxford.
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Las Isapres se han equivocado al optar por un permanente camino de trinchera, situando al otro lado a sus propios usuarios. Deben entender que Chile cambió. Las cosas ya no se solucionan tocando la puerta en la Moneda y sentándose a conversar para salir con un trato razonable. Intentar aguantar el aguacero tampoco es buena idea, pues es posible que el próximo Gobierno transforme el chaparrón en diluvio.


El rol del sector privado en la provisión de servicios públicos es deseable y debe promoverse por diversas razones. Es preocupante darse cuenta que dicho rol se encuentra en riesgo por la constante impericia del mundo empresarial para responder a las demandas de la opinión pública, además de una consistente falta de sintonía con lo que ocurre en el país.

Hace unos días, la Presidenta Bachelet dio término a la consideración del embarazo como una preexistencia. Más allá de teorizar sobre sus eventuales motivaciones, la medida fue acogida con alegría por las mujeres en edad fértil, sin mayores consideraciones. Probablemente, la gran mayoría de la opinión pública estimó que la Presidenta empatizó con las mujeres de Chile, solucionándoles su problema. Por supuesto, la Presidenta les habló directamente señalando que «… ninguna mujer en nuestro país podrá ser tratada de manera discriminatoria por su fertilidad…», palabras que sólo evocan el abrazo de una madre fuerte que protege y comprende.

Bueno, y ¿qué hicieron las Isapres? Rápidamente se situaron en la trinchera de enfrente de las mujeres a través de una declaración que dio origen a un innecesario y mediático titular: “Isapres no descartan aumento de precios por el fin al embarazo como prexistencia”.

Sin duda, el abuso de la medida impulsada por Bachelet puede ser perjudicial para la sostenibilidad del sistema de Isapres, pero ¿qué ganaron las Isapres con su declaración? Analicémosla. A diferencia de las palabras de Bachelet, el contenido de la declaración no se dirigió a los usuarios. Está escrita para parecer dirigida a la opinión pública, pero camufla una crítica al Gobierno a través de un lenguaje que destacaba aspectos y discusiones técnicas, logros, leyes, institucionalidad y coberturas. ¿Era ese el objetivo? ¿Tiene sentido? No, particularmente cuando se observa un Gobierno que demostró no querer dialogar al aplicar una medida unilateral y sobre todo inesperada.

[cita]Las Isapres se han equivocado al optar por un permanente camino de trinchera, situando al otro lado a sus propios usuarios. Deben entender que Chile cambió. Las cosas ya no se solucionan tocando la puerta en la Moneda y sentándose a conversar para salir con un trato razonable. Intentar aguantar el aguacero tampoco es buena idea, pues es posible que el próximo Gobierno transforme el chaparrón en diluvio.[/cita]

No debe olvidarse que fue este Gobierno el que encargó un informe a un “Comité de Expertos” que concluyó que Chile necesitaba de “un fondo único con un seguro nacional de salud y seguros privados complementarios, voluntarios y regulados”, donde las Isapres no tienen cabida en su rol actual. Muy probablemente, de no ser por los importantes costos políticos de las actuales reformas, el Gobierno avanzaría en una reforma en esa línea. ¿Increíble? No, ya lo hizo con la educación particular subvencionada (a pesar de que representa el 54% de la matrícula), que si se salva será gracias al clamor de sus usuarios, que, al valorar el servicio prestado por los colegios, decidieron salir a la calle a defenderlo.

Sinceramente, ¿creen las Isapres que sus usuarios estarían dispuestos a salvarlas?

Las Isapres se han equivocado al optar por un permanente camino de trinchera, situando al otro lado a sus propios usuarios. Deben entender que Chile cambió. Las cosas ya no se solucionan tocando la puerta en la Moneda y sentándose a conversar para salir con un trato razonable. Intentar aguantar el aguacero tampoco es buena idea, pues es posible que el próximo Gobierno transforme el chaparrón en diluvio.

En el nuevo Chile, la clave está en transformar a sus propios usuarios en su objetivo comunicacional y estratégico, tal como lo hizo la Presidenta. Las Isapres desarrollan un negocio privado, sujeto legítimo de utilidades, pero que cumple un rol público fundamental: garantizar la salud de un importante porcentaje de los chilenos. La salud individual y de la familia, toca las fibras más sensibles de un ser humano. Las Isapres deben comprender que sus clientes acuden a ellas en situaciones de especial vulnerabilidad económica y emocional y que lo que esperan es un gran abrazo protector, como los que da la Presidenta. Deben evitar conductas que puedan ser consideradas abusivas, siendo cuidadosas con los gestos, los mensajes explícitos e implícitos, los tratos y propender hacia la transparencia absoluta. De esa manera lograrán que los usuarios concienticen el valor de su servicio y, si lo hacen, encontrarán en ellos su mejor aliado, pues son esos mismos usuarios los que eligen Presidentes y, eso, a los Presidentes les importa y mucho.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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