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Zapping noticioso

Juan Cristóbal Beytía
Por : Juan Cristóbal Beytía SJ, Capellán TECHO-Chile
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Pongo como ejemplo la emergencia por el aluvión que están viviendo tantas personas en el norte de nuestro país. Todo comenzó la última semana del mes de marzo. Fue dramático y los medios tuvieron varios días el tema en vitrina. Aún no completamos un mes y parece que la tragedia no existiera más, puesto que, si no está en los medios, simplemente no se sabe de ella. De este modo, realidades dramáticas dentro de nuestro país se van invisibilizando por ausencia en los medios y hay varios ejemplos que así lo demuestran.


Podrán acusarme de anticuado, pero cuando veo televisión necesito terminar las cosas. Sí, a la antigua: comenzarlas y terminarlas. Sin embargo, cuando veo a las generaciones más jóvenes enfrentarse a los medios de comunicación, constato que simplemente pasan por programas o noticias, una tras otra, sin llegar a resolver o concluir. Eso me cuesta mucho, necesito llegar al final, a la conclusión de un libro o al desenlace de la historia. A veces es un problema, porque termino acostándome tardísimo por una película que comencé a ver al llegar a mi casa. No se trata de que sea algo malo el zapping, simplemente eso no les causa problema y van abordando la realidad de ese modo, con pequeños contactos. ¿Por qué será que simplemente pasan? Quizá es una búsqueda de estímulo permanente, o ansia de novedad, o la permanente duda de si habrá algo mejor en otro lado. Son una generación “del orgasmo inconcluso”: cuando van a llegar a la satisfacción, se ven sorprendidos por algo que es la última moda o el mejor software o la nueva versión; y así van saltando sin terminar por disfrutar plenamente.

Con las noticias pasa algo parecido: tienen su momento y, llegado el punto en que no muestran novedad, el rating baja y los medios dejan de informar sobre ello. Es natural que sea así. A veces en política se juega con eso y, para evitar un tema, se lanza otra noticia más atractiva.

El problema surge cuando en el zapping vamos dejando atrás cosas realmente importantes, cuando dejamos de profundizar, cuando el olvido y la superficialidad nos impiden cerrar las cosas, terminarlas y sacar conclusiones. El zapping no te deja aprender y eso para cualquier sociedad es un anticipo del fracaso.

[cita] Pongo como ejemplo la emergencia por el aluvión que están viviendo tantas personas en el norte de nuestro país. Todo comenzó la última semana del mes de marzo. Fue dramático y los medios tuvieron varios días el tema en vitrina. Aún no completamos un mes y parece que la tragedia no existiera más, puesto que, si no está en los medios, simplemente no se sabe de ella. De este modo, realidades dramáticas dentro de nuestro país se van invisibilizando por ausencia en los medios y hay varios ejemplos que así lo demuestran.[/cita]

Pongo como ejemplo la emergencia por el aluvión que están viviendo tantas personas en el norte de nuestro país. Todo comenzó la última semana del mes de marzo. Fue dramático y los medios tuvieron varios días el tema en vitrina. Aún no completamos un mes y parece que la tragedia no existiera más, puesto que, si no está en los medios, simplemente no se sabe de ella. De este modo, realidades dramáticas dentro de nuestro país se van invisibilizando por ausencia en los medios y hay varios ejemplos que así lo demuestran.

¿Qué sucedió con las familias evacuadas por la erupción del Volcán Chaitén? ¿Cómo están hoy las familias afectadas por el terremoto de Tocopilla? Durante el año 2014 las comunidades de Huara, Pozo Almonte e incluso Alto Hospicio, quedaron sepultadas en el anonimato a raíz del incendio de Valparaíso. Incluso los campamentos desaparecidos con ese incendio hoy parecieran no existir. ¿Alguien conoce el famoso plan maestro para la reconstrucción de Valparaíso?

Este año constatamos esta tendencia nuevamente. En solo un mes la Región de Atacama quedó doblemente sepultada. Primero, la sepultó un aluvión que arrasó, como hace tiempo no se veía, sin distinguir clases sociales. Hoy ha quedado sepultada nuevamente para la opinión pública, que no puede ver más allá de los medios de comunicación. Es la tiranía de los medios, que pragmáticamente van poniendo en escena lo que vende más, lo que sube el rating, lo que genera morbo o lástima. El criterio es la emocionalidad de las mayorías.

Hoy Atacama tiene que enfrentar momentos difíciles sin la atención mediática. Se continúa sacando barro y comenzarán a aparecer, probablemente, más cuerpos de algunos desaparecidos. Pero la vida diaria también cambió con los desbordes de los ríos, los sistemas de alcantarillado no funcionan y con el barro eso es muy difícil de destapar o rehacer en el corto plazo. La falta de agua potable, básica para la ciudad, o la restitución del sistema de recolección de basura también se han visto seriamente limitados. Quedan meses para la recuperación de los negocios y, por lo tanto, también del trabajo. Afortunadamente, con lentitud comienzan a normalizarse las escuelas y colegios. Es decir, una transformación total del funcionamiento de la ciudad. ¿Pero quién se entera de todo esto?

Lamentablemente esta no es la única realidad de la que no nos enteramos. Los campamentos en Chile viven en emergencia permanente, pero que no es mediática, no hace explotar el rating y no marca pauta. Las mismas carencias de Copiapó o Chañaral, que tanto indignan y con razón, son las que viven más de 30.000 familias hace años. No tienen alcantarillado, porque nunca lo han tenido, y dependen de pozos negros hechos a un costado de sus viviendas. Muchos no tienen agua potable y dependen de un camión aljibe que los abastezca con frecuencias inciertas en muchos casos. Cuando llegue el invierno, con agua y frío, con camas húmedas y varios en ellas, volverán a la rutina antigua de largas esperas en consultorios con sus niños con amigdalitis. El barro, como el de Atacama, será la calzada habitual. Y ese es justamente el problema, que se nos ha hecho habitual.

¿Podrán los medios ayudarnos a seguir la pista a las cosas importantes? ¿Podrán ser un modo de visibilizar a los invisibles? ¿Podrán ayudarnos a profundizar en medio de una sociedad que manotea hundiéndose en medio de superficialidades? Espero que sí, pero para ello tendrán que desprenderse de la tiranía del rating hecho por adolescentes. De esa manera, nuestro Chile dejará de ser ciego ante el dolor ajeno. A todos nos corresponde hacer esfuerzos por recordar, porque sin memoria el futuro será muy breve. Recordando, podremos conservar nuestros esfuerzos solidarios. De otro modo, sin mirar, no es posible.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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