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Migrantes: cómo avanzar en igualdad de derechos

Porque queremos ser una sociedad que reconozca la igualdad y la dignidad de todos. Hoy, muchos migrantes comprometidos con nuestro país, no tienen acceso a un trabajo seguro, ni a salud digna, ni a beneficios educacionales para que sus hijos tengan las mismas oportunidades que un niño nacido en Chile.


En Chile es difícil ser migrante. Si bien en el ámbito económico las relaciones con nuestros vecinos son fluidas, en lo cotidiano no nos portamos de la mejor manera con quienes vienen a probar suerte a nuestro país.

Hace 13 años, dimos uno de los primeros pasos para avanzar en esta materia. En ese entonces, Chile adhirió al Acuerdo de Residencia Mercosur, que incluye a Uruguay, Paraguay, Argentina, Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia. Pero lamentablemente nos quedamos estancados, y en la actualidad somos el único de estos países que no ha ratificado este tratado en la legislación interna.

En simple, este acuerdo consiste en que los ciudadanos de esas naciones puedan circular con mayor facilidad, acceder a beneficios, e incluso residir en el país sin contar con un contrato de trabajo, hasta por dos años.

Considerando la cantidad de migrantes que están de manera irregular en nuestro territorio y que pertenecen a los países antes mencionados, hacer válido dicho acuerdo no sólo es relevante, sino que debiera ser una prioridad. Pero si el acuerdo beneficia a extranjeros ¿por qué debería importarnos?

[cita] Porque queremos ser una sociedad que reconozca la igualdad y la dignidad de todos. Hoy, muchos migrantes comprometidos con nuestro país, no tienen acceso a un trabajo seguro, ni a salud digna, ni a beneficios educacionales para que sus hijos tengan las mismas oportunidades que un niño nacido en Chile.[/cita]

Primero, porque queremos ser una sociedad que reconozca la igualdad y la dignidad de todos. Hoy, muchos migrantes comprometidos con nuestro país, no tienen acceso a un trabajo seguro, ni a salud digna, ni a beneficios educacionales para que sus hijos tengan las mismas oportunidades que un niño nacido en Chile. Pero no sólo eso, sino que además les negamos que puedan cumplir con sus deberes como ciudadanos. Todo esto, por las grandes dificultades que les imponemos para regularizar su situación migratoria.

Estas dificultades, además de privarlos de hacer valer su derechos y de cumplir sus deberes, muchas veces los lleva a ser víctimas de delitos como la trata de personas, sometiendo a una verdadera esclavitud sexual a cientos de niñas y jóvenes. Como sociedad, no podemos ser cómplices de esto, y debemos rechazar con fuerza esta realidad, utilizando todas las herramientas que tengamos a mano para erradicar esta práctica. Una regularización más simple y rápida permitirá que potenciales víctimas puedan ser realmente protegidas.

Por último, la ratificación del Acuerdo de Residencia Mercosur es importante porque, en algún momento, todos podemos ser migrantes. De hecho, el número de chilenos que deciden radicarse en otros países es mucho mayor al de extranjeros que llegan a Chile. Darle aplicación a este tratado permitirá avanzar en que también los otros países acojan hospitalariamente a nuestros compatriotas.

Esto significaría pasar de aplicar el acuerdo a un 27,3% de la población migrante, a que un 77,1% pueda acogerse a estos beneficios y acceder a una visa sin mayores exigencias, según cifras del Departamento de Extranjería al año 2013.

Necesitamos construir un país que pueda asegurar, a chilenos y extranjeros, los derechos sociales básicos, en igualdad de condiciones. Un país donde se respeten los derechos fundamentales de todas las personas para que nuestra sociedad crezca en la diversidad y en la interculturalidad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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