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Diversas justificaciones de la violencia

Rodrigo Márquez
Por : Rodrigo Márquez Coordinador Informe de Desarrollo Humano, PNUD Chile Contacto.
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En las últimas semanas el tema de la violencia en el ámbito de la política ha aparecido de manera relevante en la discusión pública. El reciente asesinato de Diego Guzmán y Exequiel Borvarán, en Valparaíso, fue leído en clave de hecho político por diversos actores y analistas. Las discusiones en torno a la violencia en manifestaciones públicas también han realizado esa conexión. Los convocantes a la reciente movilización del día 28 de mayo tenían entre sus motivaciones el protestar contra el actuar de la policía en el caso de Rodrigo Avilés. Lo que es común en esas discusiones es, por un lado, que la violencia es generalmente atribuida a otro (que sería el causante o el responsable de ella), y, por otro lado, que todos los participantes del debate están de acuerdo en que la violencia es inaceptable.

Pero: ¿qué piensan los ciudadanos acerca de la violencia como forma de lograr objetivos políticos?

Algunos datos del Informe sobre Desarrollo Humano 2015 (“Los tiempos de la politización”), ofrecen ciertas pistas a tener en cuenta. Puestos a escoger qué frase representa mejor su opinión, un 30% de los encuestados escoge la frase: “Aunque la violencia no es deseable, a veces es la única forma de lograr objetivos políticos”; mientras que un 64% escoge la frase “Nunca se justifica la violencia para lograr objetivos políticos” (6% no sabe o no responde; encuesta levantada en segundo semestre de 2013). Si bien es una opinión minoritaria, claramente hay un segmento bastante importante de la población que está dispuesto a justificar la violencia en política.

¿Qué sabemos de quienes piensan así? En primer lugar, la evidencia muestra que esta opinión no tiene variaciones significativas según la manera en que se valora o no el conflicto en la sociedad. Tanto quienes piensan que es negativo y debe evitarse como quienes piensan que los conflictos son positivos y deben mostrarse abiertamente, opinan de manera semejante acerca de la violencia. Esto es relevante, pues reafirma que, en tiempos en que la sociedad chilena está involucrada en debates profundos en torno a lo político, lo que debe ser evitado no es el conflicto sino la violencia.

En segundo lugar, se observa que esta opinión sí tiene alguna relación con la manera en que se valora el orden. El Informe de Desarrollo Humano del PNUD pidió a las personas señalar si prefieren vivir en una sociedad ordenada aunque se limiten algunas libertades o si prefieren vivir en una sociedad donde se respeten todas las libertades aunque haya un poco de desorden (estas opciones se reparten las preferencias aproximadamente mitad y mitad). Cruzando esta pregunta con la relativa a la violencia, se observa que un 25% de los que prefieren el orden y un 38% de los que prefieren la libertad, justifican la violencia en algunas ocasiones.

Junto a esa diferencia, estos datos permiten apreciar que incluso entre aquellos que prefieren el orden, un porcentaje importante justifica la violencia. En consecuencia, resulta relevante reconocer que la validación de la violencia no es exclusiva de una determinada posición. Existe disposición a justificar la violencia para preservar el orden, del mismo modo que existe disposición a justificar la violencia para ir en contra de dicho orden. Sin duda estos datos representan un importante llamado de atención.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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