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Potogate Opinión

Potogate

Ruiz-Tagle se victimiza, diciendo que hay gente que insiste en darle connotaciones políticas al tema, mientras en la radio se informa de las relaciones Pisa-Garra Blanca, prendemos la tele y vemos las objeciones a los gastos excesivos en los Odesur con nuestro amigo a la cabeza del Ministerio del Deporte. Por otros medios vemos que Matte se desliga: “Yo no sabía”.


Meterse con nuestros ahorros, quedárselos y no devolverlos, usarnos como excusa para ganar cantidades de dinero exorbitantes comparadas con el sueldo promedio de Chile, usar nuestra plata para viajar, subirse el sueldo sonriente en nuestra cara famélica de justicia, y una larga lista de pasadas de límite que están saliendo a la luz cada semana, como si fuera una serie televisiva, constante, dramática, donde no nos fallan con sus humoradas nuestros queridos políticos, empresarios y poderosos.

Pero esta vez, cruzaron el límite, entraron en nuestra intimidad, en nuestro baño, en el acto más privado: obrar.

Matta, uno de los intelectuales más importantes de la historia de nuestro país, ya comentaba que le llamaba la atención esa obsesión por esconder la intimidad del cagar: uno de los miedos más grandes de las personas –al menos en Occidente– es el de ser visto cagando.

Ahora, no Matta pero sí Matte, junto a los de siempre –Ruíz-Tagle en este caso– no solo nos visitaron en el acto de obrar, sino que entraron en nuestra agencia y en el acto mismo de tomar el papel con las manos para recoger lo que sobra de nuestro acto obrativo. Con su avaricia, recortaron la cantidad de papel que podíamos enrollar para el evento, estábamos usando menos del que en verdad pagamos. Con su ambición nos quitaron la seguridad de ser los dueños de nuestra intimidad.

[cita]Jugaron, cobraron y ganaron con nuestra intimidad, el tesoro más grande que poseemos. Subieron los precios, lo que puede ser interpretado con un intento de quitarnos el papel, hay que decidir: pagar más o no tener papel, hay que optar por pelear con nadie o permitir que el espacio entre nuestros desechos y la palma de nuestras manos sea cada vez menor, cada vez más pequeño, mientras que, por el contrario, sus billeteras son cada vez más grandes.[/cita]

Ruiz-Tagle se victimiza, diciendo que hay gente que insiste en darle connotaciones políticas al tema, mientras en la radio se informa de las relaciones Pisa-Garra Blanca, prendemos la tele y vemos las objeciones a los gastos excesivos en los Odesur con nuestro amigo a la cabeza del Ministerio del Deporte. Por otros medios vemos que Matte se desliga: “Yo no sabía”.

Digan lo que quieran, sigan jugando a ser poderosos aunque no a todos les importe, ganen mucha plata elucubrando sobre lo inelucubrable, digan que los queremos perjudicar, que queremos darles connotaciones políticas a sus travesuras. No son connotaciones políticas quizás, quizás sí, ¿faltas a la ética? Si así fuera, el gran problema es que una multa como ya sabemos no solucionará el problema, por el contrario, deja intactos los hechos, la transgresión de nuestro espacio privado, agravio que quizás solo se solucionaría con la misma violación para nuestros amados violentadores poderosos. (¿Alguna idea o propuesta?).

Jugaron, cobraron y ganaron con nuestra intimidad, el tesoro más grande que poseemos. Subieron los precios, lo que puede ser interpretado con un intento de quitarnos el papel, hay que decidir: pagar más o no tener papel, hay que optar por pelear con nadie o permitir que el espacio entre nuestros desechos y la palma de nuestras manos sea cada vez menor, cada vez más pequeño, mientras que, por el contrario, sus billeteras son cada vez más grandes. Es por eso que seguirán los abusos, por acá y por allá… ellos saben que no podemos dejar de comprar su colusión, el potogate es un triunfo para los de siempre, porque, tal como dice el poema «Reglas de Higiene», del escritor cubano Guillermo Cabrera Infante:

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