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Las improvisaciones en la Educación Superior

Felipe Mancilla
Por : Felipe Mancilla Socialcristianos Por Chile
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Una sensación de pena es lo que genera el resultado de la votación -17 votos a favor 10 en contra y 4 abstenciones- sobre el presupuesto de educación el pasado 20 de noviembre. Digo pena pues aún no se concibe, como la principal reforma de este gobierno, fue planificada y diseñada en una glosa presupuestaria.

Ante ello, y como ya se ha dado a conocer en los distintos medios, los más perjudicados volverán hacer los estudiantes más vulnerables. Si en un comienzo el proyecto de gratuidad en Educación Superior, estuvo pensada para el 60% de la población de estratos socioeconómicos bajos, hoy con lo estipulado en la glosa presupuestaria, ésta no llegará a más de 200.000 estudiantes de los primeros deciles.

Resulta lamentable que la tan “apreciada” reforma tributaria –cuyo objetivo primario era financiar la gratuidad- haya quedado corta, debiendo recortar el presupuesto del Aporte Fiscal Indirecto (AFI) junto con el de la Agencia de la Calidad. La manera en cómo se recortaron los presupuestos de los mencionados instrumentos, sólo evidencia improvisación en el actuar por parte del gobierno, abriendo un flanco de incertidumbre y dudas para aquellos planteles que año a año contaban con aquellos montos.

Así mismo, llama la atención la contradicción de la votación -a favor de la glosa 05- de los Senadores Demócratas Cristianos –Goic, Walker, Matta, Pizarro, Zaldívar- respecto de las declaraciones previas a dicha votación. Pues no debemos olvidar que fueron ellos, quienes acusaron de “desprolijidad e improvisación” respecto de cómo estaba estructurado dicho mecanismo.

Por otro lado, no se explica por qué el gobierno terminó cediendo ante las presiones del Consejo de Rectores de las Universidad Chilenas (Cruch) más un poco de Universidad Privadas. La señal que se emana, es que el Cruch se ha convertido en un verdadero cartel de presión, anteponiendo intereses corporativos por sobre los estudiantiles.

Quienes apostamos por una mejora sustantiva al sistema de educación superior, hemos fijado como requisitos centrales, la vulnerabilidad del estudiante, independiente donde él estudie, siendo ellos los principales acreedores del derecho a la educación, más la acreditación de la institución. Sólo de esta manera, será posible resguardar de manera justa lo que cientos de alumnos anhelan.

[cita tipo=»destaque»] Lamentablemente, el año 2015 en materia de Educación Superior fue un año perdido, cambiándose al menos 8 veces el criterio de financiamiento. Atrás quedó la oportunidad de poder pensar la universidad que queremos y de cuestionarnos cómo podemos mejorar la educación[/cita]

Lamentablemente, el año 2015 en materia de Educación Superior fue un año perdido, cambiándose al menos 8 veces el criterio de financiamiento. Atrás quedó la oportunidad de poder pensar la universidad que queremos y de cuestionarnos cómo podemos mejorar la educación técnico profesional de nuestro país, pues es allí donde se encuentran los alumnos más vulnerables – más del 50% – y desde donde no se explica por qué son ellos, los que menos beneficios tienen por parte de Estado.

Esperemos que el año 2016 en materia de educación más que improvisaciones sea un año de definiciones clara.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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